IX

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El sol de media tarde se hacía presente y Luisita seguía tumbada en su cama pensando en la noche anterior. Recordó aquellos labios suaves junto a los suyos, como sus emociones explotaron como fuegos artificiales por todo su cuerpo cuando le correspondió de aquella manera. Las miradas intensas durante toda la noche, verla bailar y que lo haga tan bien. El nudo que se le formó en el estómago tras sentir algo que nunca antes había sentido.

Las relaciones de Luisita nunca había durado más de un mes, siempre cortaban por la falta de interés de la rubia. Ella no creía en esas mariposas de las que hablaban, mucho menos se esperaba sentirlas algún día. Pero aquella noche había sentido un campo de guerra dentro suyo. Estaba un poco confundida, miedo no le daba, sin embargo quería aclarar todo lo que había sentido en solo un beso. Decidió que se dedicaría a meditar todas aquellas emociones, y que mejor forma de hacerlo con fotos. Se levantó de su cama, sintió un leve dolor de cabeza por el alcohol consumido la noche anterior, pero no le impidió iniciar el día.

Por otro lado, Amelia limpiaba la cocina. Recordaba la noche anterior como un sueño. No pensaba en que iba a pasar, pero tras el acto solo se dejó llevar. Sus amigos siempre la molestaban con el hecho de que nunca salía con nadie, pero a ella no le molestaba. Había estado esperando a alguien y sin darse cuenta ese alguien era Luisita. Quería pensar en que todo iba a ir bien, que a partir de ahora las cosas iban a ser diferentes. Pero no era así, la realidad era muy distinta y difícil para ella. Tampoco sabía si la rubia había sentido lo mismo, o si se estaba apresurando demasiado. Hacía mas de dos años que no salía con nadie. Sebas ingresó por la cocina.

- ¡Hola Amelia! – saludó alegre.

- Primito, ¿Qué tal? – El moreno se sentó.

- Pues muy bien, aunque veo que no soy el único contento...

- No te equivocas – sonrió.

- ¡Así que mi hija está contenta! – Devoción entraba con una cesta.

- ¡Ay! Mama, quin susto – Amelia colocó una mano sobre su pecho.

- Venga, cuéntanos. ¿Conociste a alguna chica? – Sebas preguntó intrigado. La interrogada solo negó.

- A ver, a mi me dijo que le atraía alguien – intentaba aportar algo su madre. - ¿Bailaste con esa chica? – Amelia volvió a negar.

- Mucho mejor – dijo emocionada - ¡Nos besamos!

- ¿En serio? - Su madre preguntó feliz, a lo que ella asintió. Sebas sonreía, pero no tardó en darse cuenta de quien era esa chica.

Esperó hasta que Devoción salió de la cocina para hablar con ella. - Así que Luisi y tu os besasteis... – Amelia se sorprendió. ¿Las había visto? – Ya era hora - rio.

- ¿Cómo? ¿Qué?

- Era un poco obvio. Claro ejemplo, en el río, no se quien estaba más mojada. Si tu al salir o ella al verte. – Amelia no sabía que decir y solo rió junto a él.

- ¿Lo dices en serio? –

- Pues claro, si es que se nota mucho.

Un teléfono sonó sobre la encimera, era el de Devoción. Amelia se acercó a ver quien era. "José Abogado" le contestó de inmediato.

- Don José, buenas tardes. Soy Amelia.

- Oh Amelia, bueno solo quería avisar que los trámites están ya detenidos y no se va a continuar con el caso. Desde que se negó a hacer la denuncia y parar los trámites cuando apareció tu hermano, no sabía cómo localizarlas cómo están en constante cambios de números...

ARREBOL // [LUIMELIA] 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora