31

46 5 0
                                    

Hacía mucho frío...

Estaba nevando, faltan dos días para mí cumpleaños, dos días para navidad, dos días para el gran esperado 25 de diciembre.

¿Sabes que significa, no Nilya?

Intento no recordarlo, se supone que es un nuevo comienzo, uno en donde Diego jamás existió, pero entre más quiera olvidarlo, más se hace presente y me abruma.

Mi habitación se siente muy segura estos días, Melissa me ha enviado un texto invitándome a salir por un café, invitación que he rechazado con el pretexto de que pasaré el día con mi familia.
Obviamente era falso, papá y Eunbi salieron hacer las compras de Navidad, como cosas para la cena y los regalos.

No estaría mal visitar a Yoongi, hace unos días que no lo veo, ni a Holly, me pondré algo cómodo para pasar el resto del día con él.
Tome las llaves del auto y conducí hasta una tienda de convivencia, hice la parada para comprar cualquier tipo de golosinas, frituras y leche de plátano.

Ingrese el código del departamento y entre con las bolsas de compra escuchando las patitas de Holly.

Hola chiquito— me agaché y tome a la bolita de pelos entre mis brazos caminando hacia la habitación de Yoongi—, ¿dónde está tu padre, eh?, busquemos a papá Suga.

Me detuve al escuchar ruidos extraños dentro de la habitación, estaba nerviosa, los ruidos claramente eran gemidos, gemidos de él y una chica.
Abrí abruptamente la puerta encontrándome a Yoongi masturbándose, con la computadora frente a él, cierto, no le había llamado para decirle que vendría.

Lentamente salí de la habitación con Holly en brazos y aguantando las ganas de reírme, está situacion es bastante divertida, me dirigí a la cocina sentándome con el perrito en brazos.
Enseguida llegó Yoongi con unos pans negros y El torso descubierto, su frente estaba cubierta por una fina capa de sudor.

¿P-por qué no llamaste?— estaba colorado—, debes avisarme.

Yoongi, tranquilo— no pude más y solté la carcajada—, dios, masturbarse no es un delito.

¡Y-yah!, nunca habías venido sin avisar— se sentó frente a mí ignorando lo que le había dicho—. ¿Pasó algo, cielo?

Hmm, nope— baje al perrito llendo a sentarme en sus piernas—, solo estaba aburrida en casa y quise venir.

Yo también estaba aburrido— me tomó de las caderas tratando de hacer más cercanía a nuestros cuerpos—, que bien que viniste.

Se notó que estabas aburrido amor— esos aires de chico sexy y domador se esfumó viéndose ahora tímido—, ¿por qué te pones así?, igual ya he visto todo.

¿Quieres hacer algo?— se levantó buscando una botella de agua en la nevera—, ¿jugo?

No, estoy bien— le sonreí—, creo que una siesta me vendría bien.

¿Viniste hasta acá para dormir?— asentí caminando hacia su habitación—, no inventes.

Pero quiero dormir con una sudadera tuya— volteé a ver su linda reacción—, y contigo también.

Busque entre sus cosas una sudadera bastante ancha, quite la ropa que tenía puesta quedando en interiores, me coloqué la sudadera y me acosté en la cama poniendo la laptop en la mesita de noche y esperando a que Yoongi se acostara.

No puedo creer que vayamos a dormir en lugar de hacer otras cosas— refunfuñando se acostó a mi lado y me abrazó—, me parece injusto.

Vamos oppa, ya llegará el día— me acomodé en su pecho cerrando los ojos—, aún no estoy lista.

Quiero que me llames oppa otra vez— es la primera vez que lo hago, a decir verdad—, ¿sí?, no te hagas la dormida, sé que me escuchaste.

Simule ronquidos para hacer que se callara, así que suspiró y cerró los ojos también.

*

*

*

*

Cotton Candy || MYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora