𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐋𝐚𝐤𝐞 𝐉𝐫. |
El tiempo pasa y nunca vuelve atrás. Vivimos en constante cambio, en constante evolución, sumidos en rutinas estresantes, viendo cómo el tiempo se nos escapa de las manos sin que seamos plenamente conscientes de ello.
La...
Nunca comprendí por qué esta tienda siempre permanece abierta por más de la hora.
Hisirdoux viendo a cada extremo de la avenida me arrastró a la tienda que por el momento está vacía solo con la encargada en el mostrador que revisa una laptop con un bolígrafo en la mano.
Solo vine en una ocasión, Nadia tiró su computadora y evitando que se enteren me obligó a traerlo... Mi actitud tímida impedía que me negara a cualquier petición...
Al menos eso cambió...
《 Búscame, te espero Eivian 》
Me detuve abruptamente al escuchar esa voz, miré hacia el horizonte, por un momento creí que alguien me estaba observando... pero esa sensación no es mala, como si pudiera sentir la presencia de alguien que me observa desde lo lejos. Su voz es tan delicada, distinta a todas esas voces que antes escuché...
―¿Lo escuchaste? ―pregunté en voz baja sin dejar de ver cielo estrellado.
Esa voz femenina es tan familiar...
―¿Escuchar qué?
Negué regresando la vista al local.
Seguí a Hisirdoux al interior, al abrir la entrada de cristal una pequeña campana sonó. Hisirdoux con una sonrisa nerviosa vio hacia la chica en el mostrador que con tan solo verlo frunció el ceño y se cruzó de brazos.
―Dame una razón para no echarte cínico Casperan ―dijo la encargada con los brazos cruzados, no parece estar muy alegre por ver a Douxie.
―Hola de nuevo Zoe ―saludó Hisirdoux frotándose el cuello―. Pasó mucho tiempo...
―Casi medio siglo, baboso.
Ella... ¡Es una semi-inmortal!
La nombrada Zoe se inclinó a un lado observándome de pies a cabeza, por el ceño fruncido y la molestia que tiene hizo que me sintiera un poco incómoda.
Hisirdoux al notarlo, me sujetó de los hombros para que me parara delante de él, por cómo se aferró me siento más como un escudo.
―¿Quién es ella? ―preguntó sin denotar molestia en su voz―. Te dije hace un siglo que dejaras a las mortales.
―¡No es lo que crees! ―exclamó Hisirdoux apretando un poco mis hombros―. Ella es la hija de Ivelle.
Confundida por lo que está pasando miré a ambos tratando de comprender por qué estoy aquí.
