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La cena con su madre bajo el árbol de manzanas había sido exquisita comida, la carne que mandaba a traer su madre de...solo los dioses sabía de donde, era la más deliciosa del mundo, era suave, con la correcta cantidad de grasa, la manera en el que era cocinada a la parrilla con las hierbas que crecían en el territorio le daban ese toque especial que solo en ese lugar podían darle.

-Ese alfa...te quiere mucho-rompió el silencio Jiyeon a la hora del postre.

-Eso parece.

-No cualquier felino me habría atacado y lo sabes, todos los que han venido aquí con la intención de emparejarse con uno de nosotros no ha podido pasar por la prueba, todos decidieron morir antes que atacar a una omega.

-Lo sé.

-Pero sabías que podría pasar la prueba, confías en él ciegamente y ha demostrado ser digno de ti a pesar de haber sido un total idiota en el pasado...¿por qué no lo perdonas?

-Ya lo perdoné-contestó con simpleza Mark tomando un pedazo de tarta de manzana con su tenedor para llevarlo a su boca.

-¿Él lo sabe?

-Mmm... no

-¿Por qué?

-¿Está bien querer que se arrastre un poco más por mi?

-Es normal, los tigres son animales orgullosos y ese alfa hirió el orgullo de tu tigre, tal vez tú lo perdonaste pero tu tigre interno seguramente no. 

-¿Cómo sabías que aún no lo perdono?

-Ese alfa tuyo estuvo rondando toda la tarde por toda la madriguera tras de Bam Bam, pidiéndole consejos de cómo hacer que lo perdones, mi pobre pequeño saltamontes no ha tenido ni un segundo de paz desde que ese alfa tuyo vino aquí, ya lo tiene harto. 

-Creo que iré a buscarlos, si me disculpas...

-Adelante.

Después de dar un beso en la mejilla de su madre y esquivar el golpe que siempre lanzaba cuando alguien se acercaba más de la cuenta Mark corrió a la habitación de entrenamiento en el centro de la madriguera. Su hermano tenía una manera poco convencional de resolver sus problemas y temía que Jackson se lastimara más de lo que ya estaba por hacer demasiadas preguntas. Apenas había sanado de sus antiguas heridas y su madre ya le había provocado más esa mañana, no estaba seguro de si su alfa podía resistir más maltrato por parte de su familia.

Al llegar observó a varios omegas centinelas formando un círculo en medio de la habitación, estaba riendo y animando a alguien. Temiendo por la seguridad de su alfa corrió en su dirección y al abrirse paso quedó horrorizado con lo que observó. 

-¡Cuenta más alto que no te escucho gatito!

-¡72! ¡73! ¡74! ¡75!

-¿No volverás a molestarme?

-¡No!

-¿No qué?

-¡No Señor!

Entre los gritos de los demás centinelas extrañamente animando a Jackson a seguir con las lagartijas Mark decidió ser un espectador ante aquel espectáculo. Nunca se habría imaginado en la vida ver a su alfa hacer lagartijas con su hermano mayor Bam Bam sentado sobre su espalda con las piernas cruzadas con un rostro lleno de satisfacción.

-¡100!

-Lo hiciste bien, te felicito-elogió Bam Bam a Jackson en tanto bajaba de su espalda. 

Cuando Bam Bam bajó de donde estaba, Jackson dejó caer su cuerpo sobre la lona, si bien la contextura del hermano mayo de Mark era delgada y musculosa resultó ser más pesado de lo que había imaginado, si estuviera sin ninguna herida lo habría hecho mejor, hasta habría podido hacer más de doscientas lagartijas con el peso extra en la espalda. 

En tanto los espectadores y su hermano mayor se retiraban Mark se mantuvo de pie a un costado de Jackson con los brazos cruzados observando el desastre que había hecho Bam Bam de su alfa.

-No debiste molestarlo de esa forma.

-¿Tu madre te contó?

-Debí advertirte que no debías  molestar a mi hermano mayor, suele tener paciencia pero no tanto como para soportar a alguien como tú.

-¿Me estás diciendo que soy una molestia?

-Una total y gran molestia, de todas formas... ¿conseguiste lo que buscabas?

-Algo así, Namjoon va ayudarme en eso-con dificultad Jackson volteó su cuerpo quedando boca arriba observando desde su lugar el rostro de Mark que mantenía su expresión fría y llena de reproche.

-¿Qué estás planeando?

-Algo que no pudiste hacer cuando te fuiste de este lugar cuando eras más joven. 

Al escuchar esas palabras la única cosa que se le vino a su cabeza fue su amado árbol de manzana  que estaba cultivado en la huerta familiar. El día en que se había ido a  la manada de tigres su hermano mayor le prohibió llevárselo, nunca había aceptado su partida y se lo hizo saber prohibiendo la salida de su árbol. -¿Lograste hacer que mi hermano diera su permiso?

-Fue una dura batalla pero si.

Al escuchar eso los ojos de Mark se llenaron de lágrimas, nunca antes se había mostrado así de sentimental frente a Jackson y en ese momento no le importó en lo más mínimo que lo observará llorar. 

-Gracias, gracias, gracias-encantado por la acción de su alfa y por su duro trabajo fue directamente a donde estaba y sin pensarlo dos veces agachó su cuerpo y lo besó.

Sus labios eran suaves, su cuerpo emitía una sensación de calidez que lo abrazó hasta lo más hondo de su alma. Hasta ese momento nunca se imaginó poder estar en esa posición con Jackson, aquel alfa que lo rechazó por muchos años pero que ahora hacía todo para que lo perdonara, incluso peleó con su madre y se enfrentó al maníaco de su hermano mayor. 

-No fue nada. 

-Es mucho, no sabes lo feliz que estoy.

Teniendo a Mark sobre su pecho con sus ojos llorosos  observándolo de esa forma con ese brillo y una sonrisa tan hermosa que rara vez había visto en sus labios hizo que todo por lo que pasó en territorio de conejos fuera un pequeño inconveniente. 

-¿Ya cenaste?

-Con mi madre, hace mucho que no la veía-contestó poniéndose de pie, extendiendo una de sus manos para ayudar a Jackson que sorpresivamente la tomó con una sonrisa para luego envolver su cintura con su brazo y besar sus labios suavemente, tomándose el tiempo para explorar sus labios con lentitud. -¿Te acompaño a comer?-preguntó Mark saltándose de su agarre volteando rápidamente ocultando el enrojecimiento de su rostro. 

Caminando tras Mark,  Jackson intentó seguir sus pasos rápidos. Era tan adorable queriendo ocultar esas actitudes tímidas y por mucho que quisiera molestarlo en esos momentos tuvo que tener mucha fuerza de voluntad para no hacerlo. Seguramente su omega le rompería un brazo si se atreviera hacer algo como eso. 

¿Puedes ser mío otra vez? MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora