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Para sorpresa de Mark, su alfa había preparado un sin fin de postres de manzana en una canasta y luego lo llevó a una pequeña montaña despejada, preparó una manta suave y una botella de vino de manzana. Evitando molestar a Jackson con algunas bromas se dejó llevar por el ambiente romántico que había preparado para él.

-Si quieres preguntar algo solo hazlo-durante todo el tiempo en que estuvieron ahí comiendo postres y tomando vino Jackson parecía querer preguntar algo pero no se atrevía por lo que decidió darle un pequeño empujón. 

Al oír a Mark decir aquello Jackson dejó a un lado su copa de vino para voltear a mirarlo. Su rostro apacible observando las estrellas hizo que tuviera el valor para preguntar lo que quería preguntar desde que volvió. Parecía bastante tranquilo en ese instante, solo esperaba no hacerlo cambiar su estado de ánimo cuando preguntara lo que quería saber. 

-¿Cuándo... cuándo te mantuvieron confinado...te hicieron algo malo?

-Me golpearon, no me daban comida y me vendieron como un objeto.

La naturalidad con la que contestó lo asombró pero había un ligero tinte de tristeza en sus ojos que no le pasó por desapercibido por lo cual abrazó su cuerpo y acarició suavemente sus rubios cabellos. 

-No tienes que ser duro todo el tiempo, no conmigo.

Pasaron algunos minutos donde Mark se aferró al cuerpo de Jackson con fuerza. Desde pequeño le habían enseñado a ocultar sus sentimientos de temor, más ahora estando envuelto entre aquellos brazos que le prometían seguridad y calor ya no quiso ocultar aquellos sentimientos que se había empeñado en ocultar. 

-Yo...yo...estaba asustado-admitió con voz temblorosa- no sabía si iba a volver o que iba a pasar conmigo. Los golpes no fueron nada nuevo, siempre me han goleado, cuando era niño mis padres y yo vivíamos en una manada de tigres cerca de aquí y bueno, ahí no era nada bonito estar, los centinelas y el alfa eran agresivos y golpeaban a cualquiera, a quien sea que estuviera en su camino, por esa razón mis padres decidieron huir, pero nos alcanzaron y...mi madre me ocultó en un árbol de acacia. Antes de que pudieran encontrarme apareció Jiyeong y sus centinelas. 

-Por eso te dicen pequeño retoño de acacia. 

-Sí, así no olvido a mis padres y lo que hicieron por mi, no olvido de donde vengo. Cuando tuve edad suficiente entré al programa de centinelas de la madriguera y aprendí a defenderme, por eso no me afectó mucho los golpes cuando me capturaron, aunque las drogas fueron algo definitivamente horrible de soportar. Estuve en Japón algunos años, me mantenían como animal de exhibición, no fue tan malo estar ahí pero el alfa dueño de esa mansión tuvo problemas de dinero y me vendió nuevamente al Jefe, después de eso fui a una manada de osos  al norte de aquí, luego de algunos meses de intentar escapar lo logré. Escapé en mi forma animal, no estaba seguro de donde estaba y cuando supe donde me encontraba me atraparon, me llevaron por caminos ocultos y nos quedamos en cabañas en esa zona por algún tiempo, más tarde el Jefe vino a mi y luego caí del cielo junto con el omega águila cuando intentamos escapar, sin saber que habían planeado eso para atrapar a Jin. 

Cada palabra había sido dura de decir, no obstante el haberlo dicho le transmitió una paz que lo dejó libre de esa sensación que carcomía su corazón cada vez que se levantaba cuando una pesadilla venía a él. 

Ahora estando en los brazos de Jackson se sentía seguro, en calma y protegido. Contar con su apoyo en ese momento le transmitió un sentimiento tan cálido que no había palabras para expresar lo que sentía. 

-Lo siento-al escuchar una disculpa de parte de su alfa lo hizo levantar la cabeza inmediatamente.

-¿Por qué me pides disculpas?

-Si yo no te hubiera apartado...no te habrían atrapado en Japón.

-¿Estás loco?, me iban  atrapar de todas formas, en ese tiempo era el segundo al mando del alfa Kim Bum, tenía que ir con él, ese era mi deber.

-Debí haber ido yo.

-Y si hubieras ido, te habrían matado, la única razón por la que estoy vivo es porque soy un omega, no vuelvas a culparte por eso-habló Mark rápidamente lleno de seguridad. Nunca había culpado a Jackson por lo que le pasó, pero sí había estado herido por su constante rechazo.

Jackson tomó un mechón de cabello de esa rubia cabeza y con una suave caricia la pasó por sus dedos para después seguir con su caricia por el rostro de Mark, pasó sus yemas por su mejilla hasta llegar a la parte posterior de su cuello y antes de que hiciera algún movimiento Mark se acercó para besar sus labios. 

El que Mark fuera quien lo besó primero lo llenó de seguridad y confianza, según parecía lo había perdonado, esperaba que fuera de ese modo pero si ese no era el caso y su omega se dejó llevar por el momento, estaba dispuesto a seguir buscando su perdón sin importar cuánto tiempo le llevará conseguir la confianza y cariño de su omega. 

El beso cada vez se fue intensificando, el cuerpo de Mark añoraba la cercanía de su alfa, sus manos que necesitaban tocar su piel fueron a parar a su rostro y cuello. Sin miramientos, ni vergüenza Mark subió su cuerpo encima del regazo de Jackson que sorprendido se apartó del beso para mirarlo con una gran incógnita en su rostro por su movimiento tan descarado y repentino.

-Si te estás dejando llevar por el momento detente.

-No sabes cuanto tiempo esperé estar así contigo, ¿no quieres estar conmigo?

Esa voz lastimada y la incertidumbre y tal vez el miedo de ser rechazado nuevamente apareció en sus ojos y en sus facciones por lo que Jackson tomó a Mark entre sus brazos con fuerza para besarlo con intensidad. No quería ver nuevamente esa mirada en él, mucho menos que pensara que lo estaba rechazando. 

-Te amo, te necesito, te deseo más que nada en el mundo pero no quiero que esto que está pasando ahora mismo sea...no quiero que te arrepientas de esto mañana, si seguimos ten en cuenta que no voy a parar hasta llegar al final y marcar ese lindo cuello tuyo. 

-Marca mi cuello entonces, quiero ser tuyo. 

Solo esas palabras bastaron para que Jackson se pusiera de pie y llevará a Mark hasta la habitación que le asignaron en ese lugar. No era el sitio apropiado en el que habría querido tomar a su omega pero no podía esperar hasta regresar a la manada, no estaba seguro de cuánto tiempo más estarían ahí y esperar no era una opción, ya había esperado mucho tiempo, no iba a perder más. 

La intensidad de Jackson con la que lo besó apenas entraron a su habitación lo dejó asombrado, nunca esperó que fuera de ese modo. Su actitud molesta, distante y hasta frío que tenía en el pasado le había hecho pensar que era un alfa no tan apasionado pero en ese momento cuando sus manos se atrevieron a explorar la piel de su vientre bajo su camisa, sus besos en su cuello, su lengua juguetona que exploraba su piel lo llevaron al borde de la locura. Atontado por la bruma del deseo empujó a Jackson sin apartarse de la cercanía de su cuerpo, hasta llevarlo a la cama. Llevó sus manos al pecho de su alfa para empujarlo a la cama y así lo tuvo frente a él sentado en l cama y sin miramientos se subió a su regazo,colocando cada pierna a cada lado de su cadera, estando a milímetros de su cuerpo tomó el filo de su camisa para quitársela delante de la atenta mirada de su alfa. 

Por ningún motivo Mark iba a permitir dejar a su alfa hacer todo el trabajo divertido y así sin dejar de mirar aquellos ojos verdes que lo miraban con un brillo lleno de amor y deseo llevó sus manos a los hombros de su alfa, llevó su rostro hasta que sus labios apenas tocaban los de Jackson mientras sus manos siguieron su camino hasta llegar al filo de su camisa y con lentitud empezó a subirla dejando al descubierto su piel ligeramente bronceada. 

Una vez Jackson estuvo sin su camisa, Mark lo empujó nuevamente hasta dejarlo acostado en la cama. Quería provocarlo, llevarlo al borde y volverlo totalmente loco de deseo. Sus labios que estaban cerca de los de Jackson apenas los tocaron para después descender por su cuello besando su piel con delicadeza hasta llegar a su entrepierna.  

¿Puedes ser mío otra vez? MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora