XIV.¡Que comience el Espectáculo!

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Elegancia, extravagancia y pulcritud. Eran las palabras que definían la celebración que se llevaba a cabo en los jardines de la familia Vermont.

El padre de Marie había decidido realizar una fiesta prenupcial a días del compromiso de su hija. Familiares, amigos y personas de la alta sociedad estaban presentes en la celebración. Mientras que, algunos invitados de la aldea de clase media, habían preferido permanecer en sus hogares debido al temor que aquejaba al lugar. Entre ellos, la familia Way. 

"Creencia de ignorantes" había escuchado la niña de boca de su padre. Haciendo reír al grupo con el que charlaba. Ellos piensan que su credo puede salvarlos de todo. No imaginaba a Dios bajando de los cielos para matar a la bestia que ellos dicen surca por el bosque. Ese es el trabajo que debe realizar el hombre, y no aquella deidad a la que tanto le rezan. 

La gente reía, bebía, y bailaba. Y Marie no se quedaba atrás. Había sido la envidia y noticia de boca de muchos en el lugar. Ya que, aunque su prometido lo ignoraba, solía provocar suspiros entre las jóvenes de la aldea. Y aunque Mikey no se quedaba atrás, la forma paternal en la que el mayor trataba al más pequeño de los Way terminaba por hacer que las damas cayeran rendidas a sus pies. Y el saber que el pelinegro se uniría a ella en matrimonio le hacía sentir una superioridad de entre las otras chicas del lugar. No solo tenía una mejor vida y belleza sobre las demás, sino que a su lado tendría un caballero con belleza y talento nato. Para ella, eran el uno para el otro. 

Los aplausos la hicieron volver de sus pensamientos. La bella pieza de música había terminado y escuchaba como uno de los apuestos músicos agradeció al anfitrión por la invitación. Dicho esto, pidió a una invitada, traída especialmente para la ocasión, subiera al escenario para continuar junto a ellos. 

Aquella joven causaba un efecto hipnotizador en los invitados. Marie podía escuchar entre susurros los comentarios sobre la misteriosa invitada; ya fuera por su porte, su vestuario o su belleza, había hecho que Marie se sintiera opaca al instante. Pero no fue eso lo que impactó a la futura novia.

Marie reconoció inmediatamente su forma de andar; aquel cabello castaño que, aún recogido dejaba escapar algunos rulos sin deformar el peinado. Reconocería en cualquier lugar aquellos ojos, que cualquiera que los viera a la distancia juraría estaban hechos de la misma esencia de la noche. Se trataba de la chica del cementerio, aquella que había mencionado ser del linaje D'Noir.

Marie se hizo entre la gente para acercarse al lugar, y ver más de cerca a aquellos músicos, quienes acaparaban la atención de todos.

Ya estando la castaña cerca al escenario muchos de los caballeros a su alrededor ofrecían a la joven su ayuda para subir al improvisado escenario. Pero ella se negaba educadamente, tomando solamente la ayuda de su compañero de mirada como rayos de sol.

Los músicos vestían elegantes trajes negros adecuados a la ocasión. Mientras que la castaña usaba un vestido largo simple color blanco de cuello alto, mangas abultadas y caída amplia, complementado con un corsé negro de incrustaciones de plata que resaltaba su figura. Su maquillaje era sutil, resaltado por sus labios color carmín, la atracción principal como lo veían muchos.

La castaña sonreía a los presentes. Mirando fijamente a la futura novia de forma presuntuosa, haciéndola sentir escalofríos.

La chica del cementerio agradecía nuevamente, animando al público a seguir disfrutando de la fiesta. Puesto que esta velada sería una que sin duda podrían olvidar.

[...]


Marie corría a toda prisa hacia la entrada de la mansión. Ahora, su refugio. De un momento a otro las cosas se habían salido de control y el ambiente de la velada se había transformado drásticamente en uno más sombrío.

Surrender the NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora