CAP. 12 - FELIZ SAN VALENTÍN -

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SANTIAGO DE LUCA

Tenía once cuando mis padres decidieron mudarse de Manhattan. Querían una ciudad en donde la celeridad y el excentricismo no fueran el pan nuestro de cada día. Luck City les ofrecía exclusividad y prestigio, pero sin el bullicio de una metrópolis que nunca duerme. Me obligaron a dejar mi vida y me sentía furioso. Me quitaron mi escuela, mis amigos, echaría de menos desde mis juegos de futbol todas las tardes, hasta el lugar donde vendían mis hamburguesas favoritas. No les hablé durante todo un mes y tampoco tenía pensado hacerlo, hasta que ella apareció. Emily Wilson pasó frente a mí y la cola de su cabello se movía al ritmo de su caminar. Era negro como la noche y sus ojos azules como el cielo. Si mal no recuerdo, iba acompañada de dos amigas, pero yo no podía ver a nadie más. Era la niña más hermosa que había visto en mi vida. El idiota del instituto empezó a molestarla y no quería que nadie la tocara. Tuve la necesidad de protegerla. De cuidar de ella, así que la defendí. Le regresé la bufanda que le habían quitado y me regaló una sonrisa (la más bonita). Llegué a casa y le dije a mis padres que había conocido a la chica más linda del mundo y que cuando fuera grande, quería casarme con ella. Estaban tan felices porque volví a dirigirles la palabra que al día siguiente, ya la habían invitado a una reunión familiar.

 Estaban tan felices porque volví a dirigirles la palabra que al día siguiente, ya la habían invitado a una reunión familiar

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Desde ese día, Emily le dio sentido a un sitio que no era mío. Se convirtió en mi nuevo hogar. Cuando las ganas de recuperar mi vida me afligían, siempre estaba ahí para mí. Siempre me preguntaban qué era lo que había visto en ella, si no era la más linda ni tampoco la más cariñosa, pero es que si tan solo pudieran verla a través de mis ojos, quizá podrían entender por qué me enamoré desde el primer momento que la vi. Emily es la niña más noble que conozco. Nunca intenta ser alguien que no es. Es fiel a lo que cree y el bienestar de los demás para ella es lo primero. Tiene una forma de ver la vida que la diferencia de todas las personas que conozco. Sus metas son su prioridad, y con su autosuficiencia te dice que la puedes acompañar siempre y cuando no intentes cortar sus alas. Pero lo que ella no sabía era que yo amaba verla volar.

Empezamos siendo amigos. Compartíamos todo el tiempo. Si yo quería ir al parque o al cine, pedía que la invitaran también. Mis momentos se hacían mejor si ella estaba conmigo. Cuando Nico la conoció, dijo que era el amor de su vida; quise matarlo. Por primera vez tuve el deseo de romperle la cara a alguien y era a mi mejor amigo, pero nunca he sido una persona que resuelve las cosas con violencia. Me esforcé en conquistarla y el día que cumplió trece, fue la batalla final entre Nico y yo. Nos paramos frente a Emily y le confesamos nuestro amor. Le dijimos que tenía que escoger a uno de los dos. Nico quiso llevarme ventaja dándole un regalo: una cajita musical que cuando la abrías estaba campanita bailando. Él sabía que le gustaba Peter Pan porque yo se lo dije. Era un tramposo, pero yo la conocía y la amaba más que él. Me dediqué por años a descubrir lo que le gustaba, lo que la hacía feliz y fue por eso que opaqué el regalo de Nico, dándole la cámara analógica que siempre quiso. Ella decía que los momentos deben guardarse de forma genuina, sin filtros ni ediciones porque así mantienen su esencia. Los ojos le brillaron de felicidad. Se acercó y me dio un beso en la mejilla mientras sujetaba mi mano sonriendo. Fue el día más feliz de mi vida.

El espacio entre tú y yo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora