CAP. 17 - YO LA ABANDONÉ -

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EMILY WILSON

Nunca imaginé conocer a alguien como Victoria Brown. Ella es del tipo de personas que te hace sentir segura incluso estando en el borde de un precipicio. Aparenta ser ruda, pero tiene un corazón tan noble que la delata. Parece no importarle nada, pero piensa en ti por encima de sus propios deseos. Es tierna, ocurrente, profunda, y tiene algo que te induce a confiar, aunque apenas la conozcas.

No imaginé jamás sentir algo tan fuerte por alguien. Santiago siempre me dio la tranquilidad y seguridad que necesité, pero las mariposas no despertaron hasta que la conocí a ella. Sus labios fueron el renacer de lo que creí muerto. En sus besos podía percibir su deseo de sentirme suya; y yo lo estaba siendo cada vez que me besaba y me tocaba en la forma en que lo hacía.

No quería que parara, pero debía confesarle que nunca lo había hecho con nadie. Me sentía una tonta. ¿Quién en pleno siglo XXI es virgen a los diecisiete? Solo Sonrió y supe que no era burla. Me besó con ternura y con sus peculiares ocurrencias supo cortar un momento que tanto ella como yo, deseábamos.

Victoria empezaba a disfrutar cuidarme siempre, y yo a convertirla en mis excepciones. Le gustaba descifrarme y yo amaba descubrirme a través de ella.

Estar a su lado me llenaba de paz, pero Emma seguía apareciendo en mi mente. Ese vacío en mi estómago se intensificó después de la nota que dejó en mi ventana, y no encontrarla en el lugar acordado, me estaba taladrando el alma.

Me aterraba pensar en que algo le pudiese haber pasado.

Una llamada empezaría a responder todas mis preguntas.

―Hola mamá. Iba a llamarte para decirte que me quedaría hoy en casa de Daniela ―mentí, sin darle oportunidad de que me regañara por no haber llegado a casa sin avisar, pero su llanto haría que mis nervios se dispararan.

―Emy ―dijo, para después quedarse en silencio, ya que le costaba hablar de tanto que lloraba.

―¿Qué sucede mamá? ¿Le pasó algo a papá? ―pregunté, levantándome del piso, y un frío recorrió todo mi cuerpo.

―Mi niña... es tu hermana ―Las piernas se me debilitaron y terminé cayendo de rodillas en el sofá. Mis manos estaban heladas y no necesité saber qué había pasado, cuando ya mis lágrimas empezaban a salir.

―Mamá, necesito que me digas qué sucede con Emma ―pregunté con severidad.

―No me dieron mucha información. Solo nos dijeron que está en el hospital. Tu papá y yo vamos de camino a verla. Te vemos allá mi amor ―Colgó la llamada y un sinfín de preguntas invadieron mi cabeza.

―Necesito que me lleves al hospital ―ordené, dirigiéndome a la puerta.

―¿Qué sucedió? ―preguntó Victoria.

―¿Puedes solo llevarme al hospital, por favor? ―repetí, con el tono más odioso que conseguí.

Más allá del miedo que tenía de saber qué le había sucedido a Emma, sentía impotencia al pensar que yo pude haberlo evitado si tan solo hubiese llegado a la hora de la cita.

Condujimos y la culpa rápidamente se hacía espacio en mi cuerpo. Debí insistir. Esperarla por más tiempo. Buscar ayuda con mis padres, pero fui una egoísta y pensé solo en mí. La dejé sola para irme a hacer esos estúpidos Graffitis. Me sentía furiosa.

Al llegar, corrí a la entrada y sentí el paso de Victoria detrás de mí. Cuando iba a preguntar en el módulo de información, escuché la voz de Santiago.

―Princesa ―Estaba parado a unos centímetros de mí y solo me lancé sobre él en busca de un abrazo. No supe por qué estaba allí antes que yo, pero verlo me dio tranquilidad.

El espacio entre tú y yo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora