· Micaela ·
Lu se sentó con Guzman y Carla con Ander Así que tome asiento con una de las nuevas sin decir nada.
— ¡Buenos días! — dijo ella.
— ¡Hola! — conteste sin más.
— Soy Micaela de Bormujo Ávalos un gusto.
— Elisa.
— Vale no quieres hablar... — dijo y comenzó a sacar sus libros.
Imite su acción y saque los míos, sentía una mirada penetrante y sabia perfectamente de dónde provenía.
— Tu novio no deja de mirarte — Escuche a Micaela y solo rodeé los ojos.
— ¡Yo no tengo novio! — respondí molesta y parece que todos escucharon incluido Ander.
— Buenos días Chicos, open your books please — decía el profesor entrando al salón.
La clase aún no comenzaba cuando mire por la ventana y vi al hermano de Samuel quien caminaba por el pasillo, Guzman lo miro y se levanto con intensión de ir a por él pero Valerio y Ander lo retenían.
Samuel salió corriendo del salón.
— ¿Qué haces aquí? — preguntaba Samuel a su hermano.
— No voy a hacer nada —
— Te voy a arrancar la Cabeza hijo de pta — amenazaba Guzman mientras Valerio Polo y Ander lo detenían.
— ¡Guzman! — Gritaba Lu detrás de ellos.
— Guzman tu hermana era la persona más importante de mi vida — decía Nano — Sí, íbamos a tener un crio juntos ¡Jamás le hubiese hecho daño! ¡Jamás!
— ¡Cállate! — respondia Guzman.
— Sé que es fácil echarme a mi la culpa, pero preocúpate de tus amigos y preocúpate de esta gente, porque se están riendo de ti en tu pta cara.
— ¡Cállate! — Gritaba Guzman desesperado
— ¡Vámonos Hostias! — empujaba Samuel a su hermano hacia la salida.
— ¡Nano como te vuelvas a acercar a ellos te mato! ¿me oyes? — amenazó Guzman y en eso llego Azucena.
Azucena nos metió al salón para tranquilizarnos pero eso no pasó.
— Ese delincuente ha entrado al colegio como si fuera su propia casa — se quejó mi hermana.
— Lo sé y siento que haya ocurrido así — se disculpaba Azucena.
— Bueno pues ocurrió... — se quejo de nuevo Lu.
La puerta se abrió y entro Samuel al salón.
— Samuel, entra por favor — ordenó Azucena y este fue a su lugar mientras todos lo observábamos.
— Espero que hayas dejado bien atado al perro — dijo Lu.
— ¡Lu! dije dandole un codazo a mi hermana.
— ¡Lucrecia! esa persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario — explicaba Azucena.
— O hasta que mate a alguien más — añadió Guzman.
— ¿No tendría que tener una orden de alejamiento la policía? — pregunto Cayetana.
— ¡Madre mía! que lo único que ha hecho ese chaval es venir a decir tres verdades que hace falta escuchar de vez en cuando, tampoco ha rajado a nadie — defendía la hermana de Micaela.