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— ¡Oi, Yuu, ven aquí! — Uno.
— ¡No, ella me va a ayudar ahora, Ace. Puedes esperar nuevamente por tú turno... — Dos.
— Oh~ Yo la vi primero, ¿Verdad, camaroncito? — Tres.
— Floyd, estás demasiado cerca... Yuu-San es una chica, mantén distancia — Cuatro.
— Chicos, creo que deberían.. — No sabía exactamente que decir, estaba acorralada. Mantenía al felino abrazado contra su pecho.
— ¡Niñata, vamos, tengo hambre! — Era solo un gato, pero había estado aguantando por bastante tiempo ya.
Aclaro su garganta, dejándose ver entre los presentes.
— Ace, Deuce, vayan a cuidar a los erizos.. — Ordenó, el pelinaranja reclamó rápidamente.
— ¡Líder, eso lo hicimos ayer! — Dijo algo enojado, Rosehearts levantó una ceja.
— Entonces, vayan a cuidar a los flamencos, limpien el agua del lago y alimentenlos... — A los dos pobres chicos no les quedó más que suspirar, se despidieron de la chica. Luego se fueron hacía su dormitorio.
— Jade, Floyd, creo que Azul los está buscando... — Dijo monótonamente. Ambos gemelos asintieron y se retiraron.
— G-gracias... Riddle-San— Hablo por fin la chica, el pelirrojo asintió, miro al gato que se removía en el pecho de la castaña.
Lo admitía, le molesto un poco.
— Grimm, puedes ir a pedir todo el atún que quieras, Trey te lo dará. Ve a la cafetería, te alcanzamos más tarde — El mencionado escapo del agarre y se fue como alma que lleva el diablo.
— ¿Q-Qué fue eso, Riddle-Kun? — Ahí estaba el 'Kun' que tanto amaba escuchar...
Él no respondió, le tomó por las manos, poniéndola rápidamente contra la pared.
— Sabes que no me gusta que se te acerquen tanto, Yuu— No quería sonar tan duro, pero, le era imposible cuando sus subordinados hacían esa clase de cosas.
— ¡Riddle-Kun! N-no aquí... — No sabía exactamente hacía donde mirar...
Ugh, esto no iba a terminar bien.
— ¿Qué pasa, cielo? No quieres que te escuchen~— El de ojos azules pensó más lo que había dicho — Tienes razón... Bien, más tarde en mi habitación, prepárate mentalmente. Seré todo menos amable~— Lo último dicho fue susurrado con mucha intimidación.
Se fue feliz de aquel lugar, dejando a una confundía y a la vez asustada castaña.
— Ay no...
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