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Sentirse un pequeño conejito que está a punto de ser cazado, eso... Nunca lo vio venir. Ya se había sentido completamente sumisa y dependiente a sus sueños, pero...
Esto ya era pasarse, claro, a su mente no le importaba en lo más mínimo eso, es decir, sus pensamientos no se iban a detener de todos modos, ¿no?
Una vez que entras... Es difícil salir.
El chico sobre ella, la miraba como una débil presa, la tensión del jodido momento, era demasiada, Yuu podría romperla, ¿A quién quería engañar? ¿Lo disfrutaba? Si, y demasiado.
Pasó uno de sus dedos lentamente por sus los labios rosados de la mejor, claro era que iban a pasar de ese tono o otro más rojizo.
Yuu mantenía los ojos un poco cerrados, disfrutaba del mínimo tacto que el rubio le proporcionaba. Este mismo, se levantó un poco, comenzando a subir de manera lenta su manga izquierda.
Esto la puso más nerviosa, su pequeño brazo estaba al descubierto, Rook tomó su mano delicadamente, depositando un beso en su mano.
— Ay... Dios. — Se deleitaba con la vista, comenzaba a sentir la vista un poco nublada por el calor que sentía.
— ¿Lo disfrutas, verdad? — Su voz se escuchaba un poco ronca, con el solo escucharla, todo un escalofrío había pasado por el cuerpo de Yuu, advirtiendo lo que podría o no pasar.
— P-puede ser... — Se le había acercado de nuevo, respiraba en su oreja, haciendo que las sensaciones de su excitación se volvieran más fuertes.
Apretó los ojos por inercia cuando este le mordió la oreja.
Las manos del cazador se colaron debajo de la blanca playera de la menor, acariciando la parte baja de su vientre. Sus manos estaba frías, la fricción que creaba al tocar esa zona, lograba arrancar jadeos y suspiros de la castaña.
No dijo nada cuando la ropa que cubría su torso fue quitada.
— La espalda... — Esta supo a que se refería de inmediato, le dio la espalda al chico, el cual no perdió demasiado tiempo tratando de quitar su ropa interior.
— ¿Quieres ayuda con eso? — Le pregunto en un tono divertido.
— Si, porfavor... — Había perdido contra la ropa de la chica, Yuu siquiera hizo el menor esfuerzo para quitarla, los tirantes bajaron por sus hombros y finalmente su espalda quedó al descubierto. — Gracias.... Ahora, veremos cuantos besos caben en tu espalda. — Lo último fue dicho de forma baja y tal vez un poco ronca, su oído estaba recibiendo demasiada atención....
Y tal como lo dijo, primero hundío la nariz la parte trasera de su cuello, tenía un poco de olor a sudor, se mezclaba perfectamente con el aroma dulce que la menor ya tenía con ella.
Clavo los dientes de manera lenta en la piel ajena, escuchando el pequeño alarido de su compañera.
— Dijiste que.. — Sus ojos fueron cubiertos por las grandes manos del mayor.
