Capítulo 10. "Derrite mi corazón"

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J.

Desperté sintiendo algo de frío en mi espalda desnuda. Abrí los ojos acostumbrándome a la luz. Afuera de la habitación escuché la voz de Rami pero no alcancé a entender qué decía. Miré la hora en mi teléfono y me levanté rápido. Tenía treinta minutos para ir a clase. Me vestí deprisa y conteniendo el aliento.

-Hey. Buenos días-. Saludó Rami entrando por la puerta.

-Hola-. Sonreí tomando aire. -Se hace tarde para mis clases-. Me incorporé y lo miré.

-Pensaba que podíamos tomarnos el día. Hay algo que quiero mostrarte.- lo miré pensativa. Faltar a clases sería algo peligroso. No me preocupaba romper mi recórd perfecto de asistencia, era que mis padres se enteraran.

-No sé si deba.

-Es solo que quiero darte tu regalo de cumpleaños. Lo siento, estoy ansioso-. Dijo sin poder evitar sonreír. Caminó hacía mí y tomó mi mano. -Pero podemos esperar hasta esta tarde-. Murmuró compasivo. Observé nuestras manos unidas y quise quedarme así mucho tiempo más. Al conocer a Rami nunca había imaginado en que se convertiría en alguien muy especial para mí. Sentía tantas cosas fuertes y hermosas por él. Su compañía, su sencillez, su calidez, derretía mi corazón.
El sueño que habíamos comenzado anoche se acabaría en el momento en el que volviera a casa o a la escuela. Tendría que soportar a Jacob acosándome y a mis padres con sus rostros de reproche. No les había hablado de Rami porque sabía que no estarían de acuerdo con nuestra relación. En ese momento, mirando sus enormes y tiernos ojos mi corazón tomó la decisión.

-Vamos ahora.- sonreí. -Deseo pasar todo el tiempo posible contigo-. Sonrió y salimos de su departamento.
Rami aparte de ser un chico trabajador y protector, era muy detallista, no en cuanto a cosas materiales. En este momento trabajaba al día para mantenerse. Pero los gestos y la atención que me daba no se comparaba con ningún objeto ostentoso. Él tenía algo especial preparado y significó mucho para mí.
Juntos llegamos a un hipódromo donde paseamos en caballo toda la mañana. Él estuvo asustado porque nunca había cabalgado y haberlo enfrentado por mí era maravilloso.

-Este día... es perfecto-. Mascullé deteniendo mi caballo a un lado del suyo.

-¿Ya lo habías hecho antes?-. Preguntó tembloroso. Reí asintiendo con la cabeza.

-Pero esta ocasión es especial porque estoy contigo.- sonrió. Me acerqué un poco con la intensión de besarlo, sin embargo el sonido de su celular hizo a los caballos alejarse.

-Lo siento-. Dijo y rechazó la llamada.

-Contesta. Seguro es sobre tu audición-. Exclamé. Él hizo un gesto de recordarlo a penas y volvió a sacarlo. Mientras él hablaba yo di una vuelta en el campo haciendo correr al caballo. Di la vuelta y lo observé desde lejos. De pronto, su caballo comenzó a relinchar y Rami cayó al suelo.

-¡Rami!-. Grité y mi caballo corrió hacía él. Bajé de un salto a su atención. Le sujeté la cabeza mientras se quejaba de dolor.

-¿Estás bien?-. Exclamé preocupada.

-Si. Estoy bien-. Dijo en un quejido tratando de incorporarse. Con su mano limpió la herida abierta de su brazo de la cual brotó sangre. Lo ayudé a levantarse por completo y caminamos hasta la caseta. La encargada nos pasó un botiquín de emergencias y después de desinfectar la herida le coloqué un vendaje.

-Eres hermosa, Jude-. Dijo mirándome fijamente. Sonreí como tonta y sentí calor en mis mejillas.

-¿Por curarte el brazo?-. Bromee.

-No solo eres hermosa por fuera, por dentro eres una persona maravillosa, tierna, leal. Eres todo lo que jamás imaginé poder tener-. Confesó sin apartar la mirada.

-Tú también eres lo que jamás imagine tener. Solo en mis sueños, tu eres el chico perfecto.

-¿De verdad?-. Se asombró. Asentí levemente. -¿Por qué, Jude? En este momento no tengo nada que ofrecerte. Soy un simple empleado en una pizzería con metas muy lejanas.

-Porque también eres leal, sincero y muy amable. Te preocupaste por mi incluso sin conocerme. Eres especial y estoy segura que un día llegarás a todas las metas que te propongas-. Confesé con sinceridad. Él tomó mi mano.

-Me hace feliz que pienses esas cosas sobre mí. Yo... he estado pensando en lo diferentes que son nuestros mundos ahora y lo que serán en un futuro. Somos totalmente opuestos y queremos cosas distintas. Me has apoyado demasiado en tan solo pocos días y yo realmente deseo que sea así siempre.- lo miré sin entender un poco. -Antes de caerme en el caballo recibí la llamada del director de la audición que hice en Hollywood. Quieren que vaya mañana para otra prueba. Elegirán a uno de cinco, entre ellos estoy yo-. Sonreí.

-¡Oh, Rami, eso es excelente!-. Lo abracé.

-Quisiera compartir contigo ese momento pero sería muy egoísta de mi parte pedirte que faltes de nuevo a clases o que le mientas a tus padres.- lo mire atenta. Bajó la mirada. -Tú conociste a mi familia y a mi me gustaría conocer a la tuya. Formalizando nuestra relación.- me miró de nuevo. En ese instante me quede estática. No supe qué decir, solo no quería decir la verdad. No quería que supiera quienes eran en verdad mis padres. El único que lo sabía era Jacob y esta chantajeándome por ello. ¡Oh por Dios, Jacob! Seguro estaba vuelto loco por no haber ido a clases. Él podía publicar la verdad acerca de mi familia si no me acostaba con él. ¿Por qué tenía que ser tan alto el precio? ¿Por qué tenía que pagar yo por los errores de mis padres? ¿No era suficiente con las enfermedades que sufrimos mi hermana y yo? Porque ellas solo eran consecuencias de las decisiones y malos tratos de mis padres durante la gestación. A veces es preferible no nacer que nacer en esas condiciones.

-¿Jude?-. Me llamó Rami. Parpadeo un par de veces regresando en sí.

-Lo siento. Tengo que irme.- me levanté y corrí hacía la salida.

-¡Jude!

Si pudiera volar 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora