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Estaba en la entrada de una nueva escuela, decir que estaba asustado es poco, nunca he sido una persona que ame los cambios, tampoco alguien en exceso seguro, mi vida no ha sido fácil, es todo lo que voy a decir, por lo que no soy el chico mas seguro de mi mismo.

Vi a la maestra venir y suspire por quinta vez esperando ahora lo inevitable, la profesora me miro y dándome una sonrisa de ánimo me pidió que la siguiera, la seguí tranquilamente y sé que ahora mi expresión es la de un cachorro al que están llevando a su ejecución, pues la sonrisa de la maestra al voltear a verme mientras caminábamos vacilo. Cuando llegamos la profesora me pidió esperar un momento fuera mientras hablaba con el profesor, cuando ingreso, intercambiaron algunas palabras y luego me hizo una seña para que entrara, por lo que suspire y entre al salón. Al ubicarme al frente mire a cada uno de los presentes causando que mi nivel de nerviosismo y terror aumentara de manera considerable, comencé a jugar con mis manos la cuales habían comenzado a sudar, y tenia el gran impulso de salir corriendo aunque sabía muy bien que mi obligación era quedarme, "Maldición preséntenme de una vez para poder ir a sentarme" pensé molesto aunque sabia que en mi cara solo había una enorme sonrisa, un detalle que no mencione es que sufro de pánico escénico debido a una muy mala experiencia de la que odio acordarme, por lo que mi sentir esta situación es entendible mas si todos me miran tan fijamente como algo en exhibición para analizar, por fortuna el profesor llamo la atención de todos al presentarme.

- Alumnos, este es su nuevo compañero Saint Suppapong. Trátenlo bien. Saint por favor. Preséntate Saint.

- Buenos días soy Saint, espero cuiden de mí.

Hice un pequeño wai, y de luego fui a sentarme en el lugar que se me había indicado, saqué mi cuaderno y una vez que el profesor comenzó la clase comencé a escribir perdiéndome en mi mundo, verso tras verso fui plasmado en esa hoja tratando de sacar todo lo que tenía dentro de mí.

Se que se está peguntado "¿Qué tan difícil puede ser su vida, siendo solo un estudiante?", mi madre y mi abuela son mi mundo, las amo, pero el resto de mi familia es otro cuento, ver cuanto daño le hacen a lo mas precioso que tengo y no tener el poder suficiente para defenderlas, y el siempre ser insultado, creo que es lo mas me ha roto por dentro. Lo siento, odio recordar, pero escribir me ayuda a desahogarme, expresar el dolor y la oscuridad que hay en mi me hace sentir tranquilo.

Del abismo nace la oscuridad

Por favor cobíjame de la maldad

No me dejes caer en la soledad

Oscuridad que hoy me proteges con celo

Ayúdame a estirar estas alas pintadas de negro

Que se han congelado en este invierno

Que están dispuestas a cortar sin tiento.

Sonríe, niño pequeño y frágil

Tu que tienes un corazón de Cristal

Nunca lo entregues porque lo romperán

Grita a los cielos que no naciste para amar

Cuando le di una leída rápida a los versos, me sorprendí de darme cuenta que como muchas veces era sumamente tristes, pero en realidad dado lo que paso día a día no me sorprende. De pronto escuche el timbre del receso y suspire de alivio, pues el estar este salón me ahogaba, podía sentir las miradas de todos a nada disimuladas y eso me desesperaba, por lo que una pausa para tomar aire fresco y tomar "desayuno" ya que no había comido era bienvenido; me levante, fui a la cafetería elegí una botella de agua y un sándwich de pollo con papas, y me senté en una banca algo alejada que daba a la cancha de futbol, aunque en ese momento aun no lo notaba.

Amar DueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora