Dos meses habían pasado desde que era amigo de Yare y Victoria, dos meses en los que éramos parte del grupo de Perth, dos meses en los que aprendí que había otras formas en las que se podía romper mi corazón, amor no correspondido.

Llegue cansado al aula y caí en la carpeta con suma pereza, no he descansado hace días, lo peor de todo es que hoy tuve una discusión con mi madre, nuevamente, esto ya no era algo nuevo, pero sigue lastimando como si fuera la primera vez.

Lo único que mejora mi vida es la compañía de mis queridas amigas Yare y Victoria, y con "mi chico", lo considero mío, aunque se que nunca le he dicho mis sentimientos. Lo único que en este tiempo me ha dolido mucho es que Perth, hace un tiempo atrás me lleva molestando con su amigo Jarod; sé que el chico es muy buena persona y se muestra muy atento conmigo, yo no quería darle ilusiones, pero a la vez me gustaba la atención que me daba, aun así, siempre mantengo mi distancia, pues no es de quien yo quería.

Una vez sentado, fui rodeado por estas dos señoritas un sol y una luna en mis días, y me miraron preocupadas, sabía que debía tener mala cara, pero ahora no quería hablar.

- ¿Qué paso Saint? Tienes mala cara – inicio Yare preocupada, a lo que Victoria solo asintió, sabia que ella no quería llenarme de preguntas.

- Nada Sol, ¿podemos reunirnos en tu casa para ver una película? – le pregunté a Yare, le comencé a decir sol, debido a que es mas extrovertida que Victoria, por lo que a la segunda le decía
Luna.

- Si Claro – contesto y luego se dirigió a la menor en el grupo – ¿puedes Tori?

- Mmm... si claro – afirmo Victoria, aunque se le veía algo cabizbaja, Yare y yo nos miramos, pero decidimos dejarlo para después cuando entro el profesor al aula.

La clase paso tranquila hasta la hora del receso, sin embargo notábamos a Victoria muy decaída, algo había pasado y nos preocupaba a las dos, cuando llego el receso salimos tranquilos hacia donde Perth y sus amigos, y Jarod como siempre se puso a mi lado entre Perth y yo, me sonrió amablemente y me dio un dio un sándwich, le devolví la sonrisa ante su gesto, pero cuando escuche las bromas de Perth y Mark, todo buen humor que pude haber sentido se me fue

- Hay que tierna pareja – bromeo Mark

- Ya, Jarod declárate, para que te acepte – esta vez fue la broma de Perth, lo que me dolió.

Les dediqué una sonrisa fría ante sus bromas y comencé a conversar con mis amigas. Aquello ya era costumbre y sabia que hacia sentir incomodo a Jarod pero no podía evitarlo dolía horrible, pero no importa que no iba a demostrarlo, pues sabía que no era su culpa, mi corazón terco había cometido el error de enamorarse.

El resto del receso decidimos jugar un partido de básquet y por raro que suene fui capaz de encestar desde el medio de la cancha, suerte de principiante sin duda, pero agradezco a esa suerte pues recibí un abrazo de mi chico, una pequeña caricia en el cabello y sus felicitaciones por el logro, sentí que mi corazón podría detenerse en ese momento por la alegría.

Después de eso las siguientes clases solo me dedique a escribir versos en un pequeño librito que le había hecho a mi amor, no podía evitar querer plasmar también estos sentimientos de alegría, de amor.

A veces siento que muero

Que no tengo salida

Y comienzo a verlo

Todo completamente gris

En cuanto caigo lenta

Y pausadamente

Amar DueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora