Amar Duele

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Alguna vez han sentido tanta felicidad que sientes que puedes casi tocar el cielo y luego por algo pequeño como una imagen puedes caer de golpe al infierno, pues eso sentí yo, cuando me enteré que Perth tenía novia, con saber eso ya me sentí morir, caer tan hondo en una inmensa oscuridad de la que no podía escapar, la situación en mi casa iba de mal en peor y los insultos eran cada vez peores, entendía que era inútil, un perdedor, que era feo y gordo, fue tonto pero creí que el dolor físico aliviaría un poco ese tormento que sentía, por lo que esa fue la primera vez que me corte.

Después de esa primera vez siguieron varias, cuando después de tanto guardar mis emociones ya no soportaba más lo hacía, sabía que lo que hacia estaba mal, pero ya no podía más. Me volví más retraído, ya no salía ni me reunía como antes con Yare y Victoria, pero no porque no quisiera, era para evitar que vieran esta versión tan lamentable, entendí que evadirlas había sido una mala idea cuando a una semana para que terminara el año escolar se acercaron molestas a mi y me golpearon cada una un brazo, lo que me hizo hacer una mueca de dolor pues allí también me había cortado, y aquello les puso en sobre aviso que algo estaba mal, lo segundo fue que al parecer ciertos cortes seguían sangrando por lo que cuando se pego la camisa a mi brazo se mancho con sangre, sus miradas fueron asustadas y dolidas a la vez, sabia que me odiaban ahora, por lo que me negué a mirarlas a los ojos, pero dos nuevos golpes me hicieron levantar la mirada sorprendido y adolorido.

- ¡Saint Suppapong eres un tonto! – grito Yare llorando

- ¡Sabes lo preocupadas que hemos estado por ti! ¡Te has puesto a pensar en cuanto nos ha dolido tu distanciamiento! – esta vez el grito fue de Victoria, quien se tiro a mis brazos.

- Yo... Chicas yo... - me sorprendí más por la bofetada que recibí de Yare, quien después de ello solo se sentó a mi costado y me envolvió con sus brazos.

- Te extrañamos tanto Little Star, no vuelvas a hacer esto, no importa lo que hagas, podemos salir de esto los tres juntos – dijo con una sonrisa a pesar de estar llorando también

- Lo lamento chicas – llore también sacando todo el dolor y la rabia que tenia dentro.

Estuvimos bastante rato llorando, cuando nos calmamos, nos secamos las lágrimas y sonreímos, pues esto había sacado un poco la carga que teníamos encima, además tenía que contarles sobre los cortes, por otro lado no sabía cómo explicar mi distanciamiento al grupo de Perth, aunque después pensé que nada lo podía explicar, no podía hacer nada, pues estar con ellos era lo que en un principio me había hecho llegar a mi limite también, ver a mi chico con esa desconocida – me negué a saber su nombre, pues de esa manera podía odiarla – me rompió cada vez mas hasta el punto de no retorno. Sali de mis pensamientos al escuchar que me hablaban.

- ¿Saint por que tu camisa tiene sangre? – preguntaron Victoria y Yare al mismo tiempo de manera acusadora, podía ver que adivinaban la razón, pero querían oírlo de mí.

- Me corté – respondí en un susurro que sabia escucharían.

- ¿Hace cuánto? – la expresión de Yare no demostraba nada, pero podía sentir su enfado en sus palabras.

- Desde hace más de un mes lo hago – me sentí aliviado de contarles, pero también temía que me odiaran y me miraran con asco por ello.

- ¿Fue por lo de Perth? – pregunto Victoria de manera más suave.

- En parte, fue el último detonante – dije, suspire y me prepare para contar – en casa las cosas están peor. A mi madre mis tíos le pegaron, mi abuela se metió y también salió perjudicada, a ellos no les importa ni siquiera golpear a su propia madre. Y los insultos, malos ratos no paran, llevamos 1 mes sin comer bien porque casi no podemos usar nada para preparar algo decente debido a que no todo nos pertenece, las cosas están muy tensas en casa, no sabemos ya cómo llevar la situación, solo esperar a que todo vuelva a lo relativamente "normal".