El chico de los piercings ⛓ // [katsudeku] || TERMINADA

Capítulo III

Aquí, la "UA" es un colegio normal, hasta los dieciocho años. No sé como le llamarán a este tipo de instituciones en sus países, sin embargo, quise especificarlo antes, para que no hayan confusiones.

Cuando la letra aparezca en "Italic", significa que el personaje está pensando.

La imagen de arriba corresponde a @moktdk en Twitter.

Sin nada más que agregar, pueden continuar con la lectura.

¡Gracias por leer! <3

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Miro al cielo y lloro
porque la luna ya no brilla
porque tus ojos ya no iluminan
porque tus ojos ya no me quieren

(artista desconocido)

...

―Maldito nerd ―formuló el rubio cenizo con desagrado, captando la atención de todos a su alrededor.

―¿S-Se conocen? ―cuestionó la castaña, dubitativa.

―Sí... ―El de cabello desordenado podía morirse fácilmente ahí mismo. Unos de sus primeros amores, del cual estaba completamente loco, se encontraba de pie justo en frente de sus ojos.

Para el pecoso fue inevitable darle una recorrida rápida a semejante cuerpo que parecía haber sido esculpido por las majestuosas manos de los dioses, no, ni siquiera eso, por los propios demonios. De tan sólo mirarle, pecaba en el infierno. Aquella camiseta negra sin mangas que portaba hacía ver su físico más largo y delgado, además, permitía contemplar su ancha espalda y brazos musculosos. Esto provocaba que su cuerpo luciera más grande, no obstante, su figura bien acentuada y atlética disminuía la probabilidad de que se viera desproporcionado.
Ni hablar del rostro, era una belleza única; sus flameantes e hipnotizantes ojos carmín que derretían a cualquiera, su nariz fina al igual que sus rosados labios, y su cabello cenizo tan desordenado y punzante, atrapaban a todo ser que se cruzara con él. Y como si fuera poco, esos piercings que se hallaban en su oreja derecha... Moría con la mejor vista posible, yendo al bajo mundo y regresando a Terra. Prácticamente, ese nuevo Bakugo era un completo desconocido del que Izuku conoció en la escuela. La última vez que lo vio fue en la U.A., cuando se tuvo que cambiar de colegio por el trabajo de su madre. Desde ese entonces, no se habían vuelto a encontrar, hasta ahora.

―Oye, Bakugo, ¿por qué nunca nos hablaste de él? ―interrogó el ambarino, rodeando al de ojos rubíes.

El pecoso sintió una pequeña presión en su pecho.

―No era de tu incumbencia, estúpido. ―Lo alejó de su lado con un empujón. Se estaba enfadando.

Izuku decidió ignorar aquel comentario por parte de su viejo amigo y proseguir con lo propio.

―Bueno, ¿qué desean? ―preguntó el ojiverde con un intento de sonrisa. De lo poco que el rubio cenizo llevaba dentro del local, Izuku no notó ni un mínimo cambio en su carácter. Seguía siendo el mismo chico arrogante y cruel. Trató que sus palabras no le afectaran, pero era imposible.

―Los tres queremos hacernos piercings ―dijo el de cabellera escarlata con felicidad.

―¿Ya dedicieron algún modelo o vinieron con unos propios?

―Les mostré de aquí. ―La de mejillas regordetas alzó levemente una caja de plástico―. Ya escogieron los que quieren colocarse. ―Uraraka le indicó que se acercara donde ella―. Son estos. ―El de ojos esmeraldas se aproximó hacia su amiga a verificar el número y diseño de los piercings para buscarlos.