Besó suavemente el cuello de Rosé. Sus dedos se enredaron con su cabello cuando intentó acomodárselo. Rosé lo abrazó fuerte, mientras sentía las manos de este tocarle la cintura. ¿Qué estaba pasando entre los dos? Joder... no lo podía entender. Ambos estaban tan confundidos que ni siquiera tenían noción de lo que hacían. Peleaban, gritaban, reían... se besaban...
-Debes estar cansado... - le dijo ella, despeinándole el cabello con sutileza.
-Un poco... - mintió él. Pues en realidad lo estaba y mucho.
-¿Quieres dormir? – le preguntó ella. JungKook se acostó sobre sus senos, ella le abrazó la nuca acurrucándolo sobre su tibia piel.
-Contigo.
-Estoy aquí. - Rosé sonrió involuntariamente. Hace muchísimo que no sentía ese tonto cosquilleo en el estómago. Tonto pero increíble. – ya no quiero pelear...
-¿Quién lo hace? –él se levantó para mirarla. Rosé puso los ojos en blanco.
-Tú.
-Y tú también.
-Es por que tú no quieres hablarme.
-Si no te hablé durante el camino es por qué... - bajó la mirada. ¡Joder! Rosé lo hacía poner tan tímido. Basta, tenía que lograr mirarla a los ojos como antes. Y lo hizo. – por que aún no puedo creer que hayas venido conmigo después de lo que pasó.
Rosé se quedó callada. Al mismo tiempo JungKook se posicionó a su costado, flexionó los brazos y los colocó bajo su nuca. Por fin había llegado el momento de hablar...
-Te extrañé... - susurró ella, bajando la mirada. Tímida. Más tímida que nunca. Sintiendo que el corazón se le salía por pedazos por la boca. Nunca se había sentido así, incluso cuando lo había conocido se había sentido con más confianza que ahora. JungKook negó con la cabeza. - ¿lo dudas?
-Te ibas a casar...
-No es como tú piensas...
-Sí, sí. Sé que en todo esto tiene que ver tu padre. - esta vez no dudo en mirarla a los ojos de nuevo. Se giró sobre la cama, Rosé hizo lo mismo. Ambos quedaron frente a frente. – pero... ¿significó algo más para ti alguna vez?
-Joder, JungKook.
-Te pregunté algo. – le volvió a repetir. Rosé desvió la mirada. – es...¿es cierto?
Entonces ella se quedó callada. No podía mentirle. No debía mentirle. Ya había pasado mucho tiempo como para seguir engañándose el uno al otro. Y no quería que las cosas se repitieran de nuevo.
-Un poco... tal vez...
¡Y había prometido que no se pondría celoso! Claro... que fácil era pensarlo. Una oleada de celos se paseó por todo el cuerpo de JungKook. De pronto le dieron ganas de preguntarle más. Sobre él. Sobre su nombre. Sobre lo que le daba o no. Sobre si...habían estado juntos o no.
-Hey... - las delgadas manos de Rosé le acariciaron despacio el torso masculino, subiendo, hasta llegar a tocar su cuello, lo apretó y el rostro de JungKook quedó aún más cerca al suyo. – pero no significa nada ahora.
-¿Puedo saber su nombre?
-Minho.
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