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Mirad los anteriores capítulos, puse algunos dibujos que hice yo 👉👈

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Al contrario de lo que ambos pensaban, sobre todo de Horacio, el jamás volvió a aparecer.

Habían pasado 5 años, 5 largos años. De ves en cuando cada año le ingresaba un montón de dinero en transferencia de banco mediante una cuenta cifrada. No sabia nada de él, ni si quiera si tenía dinero o no, pero simplemente lo hacía.

Aún lo recordaba. Y aún seguía pensando en él. Pero el hecho de pensar que nunca le impidió irse simplemente le quitaban las ganas de volver. No era orgullo, simplemente sabía que Gustabo jamás querría volver a verlo, ni saber de él. Lo sabía perfectamente, por qué siempre actuó como alguien solitario.

Horacio cambio mucho en el aspecto, creció bastante en altura y algo en músculos, todo su cuerpo estaba lleno de tatuajes, de echo el primero que se hizo, fue por Gustabo. "Siempre Juntos", es lo que ponía, justo en su muñeca llena de cicatrices de cuando de niño se cortaba. Tenía la esperanza de que algún día, el destino los volviera a juntar.

En su nuevo trabajo en la mafia, era realmente feliz. Se sentía valorado y respetado, a pesar de ser un cachondo por completo y vestir como un prostituto, la mafia le tenía cariño. Y él a ellos.

Seguía haciéndose la cresta, era más como homenaje a si mismo, y a lo que fue. Había cortado eso de la rabia y había intentado volver a ser como era, aunque sin Gustabo era bastante complicado. A si que simplemente se dejó llevar.

A pesar de tener algo más de su "Horacio del pasado" sus ojos jamás brillaron de nuevo. Les faltaba vida, y le faltaba a Gustabo. Habían pasado tantos años que simplemente se adaptó a lo que era, sin tener en cuenta que ese no era su verdadero Yo, simplemente era una máscara que tapaba sus cojos como una venda.

Mató a mucha gente, manipuló, bailo en fiestas, viajó, y vivió la vida con locura, pero sin ser del todo feliz.

Ahora fumaba y bebía como nunca, tratando de llenar ese hueco vacío.

Trataba de engañarse a si mismo pensando que realmente no estaban hechos el uno para el otro, simplemente no podía funcionar. No podrían estar juntos para siempre, simplemente eso no podía ser.

Era frustrante, completamente frustrante, el simple hecho de que en un tiroteo de mafias se le pasase por su cabeza él.

Cada vez que se le venía a la cabeza, de hacia un tatuaje o un piercing nuevo, tratando de combatir el dolor contra el dolor. Aún así, cuando pasaba por la calle, tenía la manía de buscar con los ojos por si lo volvía a ver, para al menos saber que está bien.

Estaba teniendo un día normal, con su máscara y su ropa MUY VISTOSA. Estaba en un callejón sin salida atracando a un chaval

- TODO EL PUTO DINERO!!.- Gruñó. Su voz ya no era tan aguda como de niño. Tenía una voz normal, aunque cuando se sentía feliz solía tenerla algo más fina.

El chico tembló, levantando las manos. Fue entonces cuando de reojo vio a alguien que los estaba mirando

Pasaron los años y poco a poco todo se fue normalizando. La idea estaba clara, Horacio se había marchado para siempre y era algo que debía de asimilar lo mas pronto posible. Y no fue para nada difícil ya que desde hacía mucho, Pogo había alcanzado su claro objetivo.

Desde un inicio había considerado a Horacio como alguien extraño. Por la forma en la que escuchaba a hablar a Gustabo con él y las cosas que este le contaba sobre él, comenzó a tener celos de que le prestara mas atención a Horacio. Unos celos que cada vez sobresalían mucho más. Floreciendo como rosas en un jardín.

Aprisionado. [GtavRolplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora