Prologo

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La brumosa noche empañaba los vidrios de aquel Jeep negro del 98 que se desplazaba tambaleante por aquellos caminos quebradizos. Hacia frio, era Diciembre. Podía sentir el viento helado a través de las ventanas. Las calles estaban mojadas por la llovizna y el conducía mas agitado de lo normal. Estábamos borrachos, bueno al menos yo lo estaba y sabía que lo estaba, porque no estaba totalmente consiente de lo que pasaba, pero el conductor iba ebrio, lo sabía perfectamente, al igual que yo había tomado de más en alguna especie de "Reunión" y en ese momento no recordaba el nombre del dueño de aquella fiesta. Sin embargo podía sentir que algo embargaba su mente me miraba de reojo e intercalaba la vista entre yo y la carretera, podía sentirlo, sus ojos, esa mirada que me desnudaba con ese brillo que la caracterizaba y esa media sonrisa que se le formaba cuando estaba relajado.

-¿Qué? - le pregunte sonriente, al otro extremo del asiento mientras jugaba con un mechón de mi cabello rubio.

-¿A qué te refieres? - pregunto con una sonrisa.

-A eso - dije acercándome - esa mirada me intriga ¿Qué piensas?

Suspiro. Su mirada brillaba, aquellos ojos castaños destellaban a la tenue luz de la madrugada.

-Simplemente, pienso - me tomo de la mano - Eres tan hermosa Colins.

Me mordí el labio inferior.

-Nate...

-No, hablo enserio, pienso en lo afortunado que soy al amarte y tenerte a mi lado, Nina Collins eres tan hermosa, De verdad te amo tanto que...

Esa fue la última vez que alguien me llamo Nina.

No escuche el resto de la frase pues el chirrido de las llantas tomaron su lugar, un vuelco en la carretera me saco un grito ahogado, sentí que el corazón se me salía del pecho cayendo violentamente hasta el estómago. Solo dios sabe que paso porque hasta la fecha ni siquiera yo sé que paso. Solo puedo recordar el dolor; el dolor que sentí cuando mi cabeza impacto el vidrio, aun pudo escuchar el crujido de mi piel contra el cristal al igual que puedo sentir la sangre caliente corriendo desde mi sien hasta el mentón, hasta ahora puedo sentir el dolor de los filosos fragmentos del mismo clavándose en mi piel pero eso es todo, después de eso todo se nublo.

-Nate... - Forcé un hilo de voz inaudible una vez que volví del sopor.

-¿Nina? - Escuche su voz a la lejanía - ¿Amor? ... oh por dios Lo siento amor, lo siento de verdad lo siento yo...

Se le escuchaba preocupado pero por alguna razón el cuerpo no me respondía, sentía las punzadas de dolor que me recorrían las zona lumbar y la cabeza y solo alcanzaba a ver una parte de su rostro, con los ojos no muy abiertos divise tres figuras en el exterior del coche; dos parecían discutir pero aquella discusión era inaudible para mí, no lo entendía todo daba vueltas, estaba cansada, adolorida... yo ya no podía...

-¿Nina? ¿Me oyes?

Vi vagamente sus facciones.

-¿Qué su....? ¿Suce...? ¿Amor? - tartamudee pero ya no escuche respuesta.

Vi las mismas 3 figuras de antes a la lejanía, y una de ellas se había incorporado, la, reconocí de inmediato era Nathan, en cambio las otras eran nuevas para mí o al menos eso creía. Seguían discutiendo, Nathan parecía muy preocupado mientras otro chico le gritaba, no lo podía distinguir claramente, pero parecía bastante enojado.

-Cariño - se acercó de nuevo - lo siento tanto - la voz le temblaba ¿acaso estaba llorando? - Amor ¿sabes que te amo verdad? Te amo tanto.

Tomo una de mis manos la posiciono entre las suyas, con cuidado, precaviendo todo movimiento, lo conocía tan bien que puedo jurar que lo hacía por miedo a lastimarme

-Toma- deposito su anillo de plata en mi dedo índice - Te amo - repitió clavando su mirada en la mía arrastrando las palabras con dolor.

-¿Nate? - No soportaba el dolor.

-¿Te duele mucho? - Pregunto - y solo logre dedicarle una mueca - Shh tranquila, pronto te llevaran a un lugar seguro,

¿Llevaran? Eso me asusto.

-¿Y tú? - replique

-Tranquila, descansa amor. - insistió en un murmullo inaudible.

Y esas fueron las ultimas palabras que escuche de su boca, Sabia que algo andaba mal. Sabía que él estaba mal. Sabía que algo había pasado. Lo sabía. Él tenía esa mirada que indicaba que todo estaba mal. Lo conocía perfectamente y esa era la mirada que tenía cuando murió su madre.

Quería preguntarle, quería abrazarlo, decirle que todo iba a estar bien. Pero no pude. No pude abrazarlo, no pude decirle que yo también lo amaba pues todo lo demás esta negro, como si una parte de mi mente las hubiera borrado instantáneamente, no tengo recuerdos sólidos, solo imágenes borrosas que se van desvaneciendo cada vez más con el paso del tiempo, intento aferrarme a ellas pero estas se pierden en el tiempo como si no existirán y es frustrante que por cada detalle que recuerde ignore otros diez, solo sé que cuando desperté en una cama de hospital, confundida y aturdida el ya no estaba. Desperté sin recuerdos nítidos, sin una verdad conclusa, pero lo más importante... sin él.

Sin embargo hay cosas que aún están muy presentes, pues aun puedo recordar su pecho que se movía irregularmente con el mío, recuerdo su olor a tabaco, sus jadeos preocupados que golpeaban mi oído. Recuerdo sus ojos castaños, sus labios que se tensaban, su mandíbula apretada, su cabello revuelto incluso sus manos aferradas a las mías. Lo recuerdo. Sé que es real porque aun lo siento, aun lo siento cuando respiro, aun me aprisiona el pecho, aun lo escucho respirar, cada célula de mi aun lo aclama, sé que estuvo ahí y que fue real, pero eso es todo. Como los recuerdos de aquella noche el desapareció. No dijo adiós. No dejo una carta. Nada. Solo se fue y una parte de mí se fue con él.

One & OnlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora