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Un ninja del sonido estaba por atacar nuevamente a un peliblanco de Konoha cuando las puertas se abrieron, llamando la atención de todos.

Dos chicos y una chica hicieron acto de presencia.

Un chico castaño con pantalones y zapatos oscuros, una camiseta color celeste, una banda del mismo color que estaba atada a su frente, miraba con diversión a todos.

Un azabache con un pantalón azul, zapatos negros y polera roja, él se encontraba mirando sin interés el salón.

Una chica de cabello castaño suelto, unos zapatos negros, pantalones oscuros y una especie de malla café, en la cintura tenía amarrado un pañuelo amarillo y lo más interesante, una máscara blanca cubría su rostro.

Pero ninguno de ellos tenía un protector que identificara su lugar de procedencia.

Antes de que alguien pudiera decir algo, ingresó al salón el primer sensor.

Morino Ibiki.

Los exámenes comienzan luego de que todos tomaran sus asientos asignados, unas indicaciones y muchas reglas raras.

Unos minutos después ya varios de los genin se habían dado cuenta de lo que evaluaba en realidad el examen escrito.

Su capacidad para adquirir información bajo cualquier circunstancia.

"Gracias, chico"

Fue el pensamiento de la chica enmascarada al escuchar la conversación que llevaban el muchacho a su lado y el perrito en su cabeza. El muy idiota le repetía las respuestas en susurros muy bajos, pero perceptibles para el gran oído del perro.

Y para el de ella también.

Gracias a la conexión que tenía con sus compañeros le fue fácil pasarle las respuestas a ambos, mentalmente.

Tiempo después, era hora de la décima y última pregunta.

Les dieron a elegir el contestar o no. Si decidían no hacerlo, reprobarían sin importar los puntos obtenidos anteriormente. Si decidían hacerlo, pero fallaban, perderían la oportunidad de presentar el examen de por vida.

Muchos se rindieron, arrastrando a sus equipos con ellos.

De pronto la tensión se sintió en el aire cuando un chico rubio que estaba en los asientos de adelante comenzó a levantar despacio la mano, algo dudoso. Todos se sorprendieron cuando se levantó y golpeó la mesa con la misma mano que estaba levantando.

-No me subestimen, yo no renuncio y no huyo, y ustedes chicos rudos, hagan lo que quieran, no van a poder asustarme, no señor. ¡No me importa si me quedo como genin por el resto de mi vida! ¡Yo algún día seré Hokage

El sensor lo observó fijamente.

-Si por alguna razón desean renunciar, esta es su última oportunidad.

-Jamás retrocederé a mi palabra, ese es mi camino ninja.

"Interesante chico, ¿no lo creen?"

"Le acaba de dar fuerza a los que querían irse, eso es bueno"

"Debemos de tenerlo vigilado"

La tensión aumentó en el lugar por unos segundos, hasta que Ibiki sonrió de manera casi imperceptible.

-¡Todos están aprobados! -exclamó, dejando a todos descolocado un momento.

Por unas réplicas de una chica pelirosa de Konoha y una rubia de Suna el sensor explicó la situación. La decisión de quedarse y continuar o no hacerlo, era la tan temida décima pregunta. Cuando terminó, algo rompió la ventana.

-¡¿El examen incluye esto?! -gritó el rubio.

-¡Muy bien, chicos y chicas! ¡No hay tiempo para celebrar! 

Ese algo era una mujer que se presentó como la segunda sensor. 

Mitarashi Anko.

La primera etapa estaba completa. La segunda sería el día siguiente.

-¿Notaron lo que hicieron los chicos que estaban con ustedes? -preguntó el azabache cuando pasaron por las puertas del salón.

-Sí, le debemos este examen al niño perro, al parecer.

-Hum, tienes razón.

-Por cierto, a mi lado había un chico muy raro. ¡Se sacó el ojo para copiar! -gritó en un susurro el castaño.

Mientras esos tres se quedaron en la entrada, esperando a su sensei, los demás grupos pasaban junto a ellos. Pero uno de los grupos se quedó cerca.

-Entonces se llevaría bien con Sh -el azabache se detuvo, sintiendo que alguien los estaba observando.

Un chico de ojos, quizá, demasiado claros, los miró y se detuvo un momento en la chica, la cual al notar su mirada fija se acercó a él, llamando la atención de aquellos que aún estaban en el lugar.

-¿Necesitas algo? -preguntó con el entrecejo fruncido.

-Sí, que ni se te ocurra usar esos ojos conmigo.

-¿Por qué gastaría mi tiempo y siquiera un poco de mi habilidad en -la miró de arriba a abajo-... Una perdedora?

-Porque eres un metiche.

-¿Cómo me llamaste? -gruñó.

-Metiche. No debes meterte en donde no te llaman. Si lo haces, pasarán cosas malas.

-¿Qué podrías hacer tú?

-La mataré a ella -señaló con la cabeza a la castaña de dos chongos junto a el-, después a él -un chico de pelo negro y peinado de tazón- y luego a tí -susurró.

¿Qué quería ocultar?

La chica enmascarada fue hacia su equipo y los tres salieron. En ningún momento el ojiperla dejó de observarla.

Eso sólo había aumentado su interés por usar el Byakugan para ver su rostro.

-Esos tres son raros.

-No te preocupes, Tenten. ¡Los venceremos en un combate usando las llamas de nuestra juventud!

-No deberías juzgar a los oponentes antes de luchar contra ellos, Lee. Ya lo hiciste con Sasuke Uchiha.

-Y lo vencí.

-¿Qué? -preguntó el ojiperla, estaba seguro de haberle dicho a su compañero que no se metiera en ningún lío.

-Nada, Neji. ¡Oh! ¡Ese es Gai-sensei! ¡Gai-sensei, pasamos!

Monstruos (Gaara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora