MUCHO ANTES DE NACER

Capítulo 12 - Un choque de realidad

-¡Ayyyyy! Blazh, saca a esas plagas de aquí -La voz se escuchaba demasiado chillona y enojada, estaba furiosa.

-Para de reír Berenice, para señorita. ¡Nooooo! Fuera, fuera, ¡ffuuu, ffuuu!. ¡Ayyyyyyy!

-Qué tienen nombre mamá, Zanah y Remo.Solo tienen hambre, y necesitan un hogar.

JA, JA, JA, auchhhhhh, nooooo, noooo, ¡ahhhhhh! -La risa cambió inmediatamente por los gritos de desesperación mientras una de las ratas tentaba a subírsele por las medias. -Quítamelos, quítamelos.

La puerta se abrió de par en par, dejando ver un rostro serio, taciturno y tal vez un poco enfadado.

-Bájate de la silla -dijo dirigiéndose a su esposa, -y tú, compórtate como una jovencita Berenice.

El reproche se hacía cada vez más serio, venida de esa voz gruesa y dominante, y dirigiéndose a Blazh:

-Tú, jovencito. Madura, ya es hora que crezcas, deja a mi familia, a mi esposa y por sobre todo a mi hija en paz. A estas alturas, con lo crecido que estás, deberías dedicarte a labores fructíferas, dejar las correrías de pequeñuelo, a las que arrastras a Berenice. Y saca esas ratas de mi casa, lo último que quiero es una plaga de ellas y que mi hogar se infecte con eso.

No, no quiero escuchar tus disculpas, quiero que te largues ya mismo de aquí, y que no vuelvas, hasta que seas un hombre de bien, sabes que las puertas de mi morada siempre estarán abiertas para aquel que lo necesite, pero tú deberías retribuir a Astrid con un poco de consideración todo lo que te da. No conocemos tu linaje, y eso no importa, pero Astrid, ella se esfuerza bajo el calcinante sol cada mañana para mantenerte, y así es como hasta ahora le pagas, si ella no te hubiese recogido no me quiero imaginar cómo estarías hoy. Aprovecha que sabes leer y dominas la escritura y ofrécete para escriba de los comerciantes, pero deja de comportarte como un chiquillo.

La voz sonaba áspera, dolida y frustrada al mismo tiempo.

-Ahora vete, lárgate de aquí, hasta que resuelvas tu futuro no vuelvas. No quiero verte cerca de Berenice de nuevo.

Casi empujándole lo dirigió hasta la puerta para terminar de cerrarla en sus narices.

-Y ustedes dos, hasta el mercado se ha escuchado esos grititos y risas desmedidas. Me había figurado que terminaron por enloquecer ambas. Y, ni crean que no me enteré lo último que hicieron Berenice -le mostró una mirada de furia -¿Es menester de una muchachita bien educada como tú estar saltando desde ventanas a rastras por una cuerda? -Sin esperar una respuesta, continúo -Tienes terminantemente prohibido juntarte con ese jovencito de nuevo. Así como van las cosas, no podremos asegurarte una familia mínimamente posicionada para darte en matrimonio. A tu edad las jovencitas ya están habilidosamente instruidas en las labores hogareñas. Pero tú sigues entreteniéndote con juegos vanos e infantiles.

Ni una sola palabra, y que quede todo en orden este desastre que se ha armado. Qué vergüenza -Dijo mirando a su esposa. Esta le bajo la vista inmediatamente.

Pocas eran las veces que él les levantaba la voz, y las regañaba. Siempre había sido de pocas palabras, y muy calculador antes de hablar. Atento a los negocios, a las necesidades de su casa. Bernice siempre fue una niña activa, vivaz, inteligente y muy comunicativa, era muy habilidosa en el estudio y también había aprendido las labores hogareñas, pero ese día su padre desmidió sus palabras y habló de más.

El padre de Berenice siempre había querido a Blazh, lo consideraba como a un hijo más, como ese hijo varón que nunca tuvo. Últimamente había hablado con Astrid, y le había dicho seriamente que encaminara el futuro del jovencito, es más, él mismo en acuerdo con su esposa ayudan a Astrid con la educación del muchacho, pero a estas alturas necesitaba que Blazh abriera los ojos y tomara las riendas de su vida.

Astrid, no sería eterna y necesitaba que todo quedase encaminado para cuando ella ya no pudiera guiarlo.

En contraposición, Blazh se había marchado muy sorprendido por lo ocurrido. Pero, era cierto. Con sus dos ratas en mano, fue a una zona boscosa y solitaria. Se despidió de sus ratas y las soltó.

Tenía planeado hacer eso desde el inicio, pero no pudo contener sus ganas de venganza, y fue con las ratas a la casa de Berenice, lo único que logró fue asustar a la madre de esta, y armar el peor de los gritos en minutos.

Jamás pensó en sus acciones. Siempre era impulsivo. Hacía todo sin medir las consecuencias de sus actos, y lo peor de todo es que arrastraba en su juego a la única amiga que tenía.

Esa tarde, recostado en el bosque, en completa soledad, Blazh miraba en la nada de la naturaleza, trató de escuchar todo lo que lo rodeaba. Y así lo hizo, todo era un sonido galopante. Cerró los ojos, y escuchó una voz muy lejana, una voz de su memoria, de su recuerdo. La escuchó a ella, a su madre, mientras estaba en la burbuja acuosa y amniótica

Mientras se encontraba en esa posición quedó dormido, escuchó esa melodía tan bella que solía oír antes de nacer. De pronto se encontraba en el bosque, rodeado de un color celeste tenue mirase donde mirase, todo era hermoso, tranquilo, mariposas volaban a su alrededor, del cielo observó como caían brillantinas de un color luminoso celeste, todo, todo era celestito, hasta él. Las brillantinas comenzaron a cubrirle todo el cuerpo y levantó el rostro hacia el cielo y quedó totalmente cubierto de esa brillantez, cuando abrió los ojos de nuevo, de soslayo pudo visualizar el rostro de su madre, era hermosa, se dio cuenta que ella no lo observaba, sino que más bien, tenía las manos cálidas posadas en su vientre, protegiendo a su bebé. Parpadeó y despertó de ese hermoso sueño, estaba completamente mojado, pues una tormenta lo había envuelto mientras quedó dormido. Estaba sucio, mojado pero feliz. Su camino estaba decidido, y después de ese sueño quedó muchísimo más despierto, más despierto de lo que nunca antes había estado.

Se dio cuenta que la mujer que vio en sus sueños era el producto de su imaginación, pues él nunca llegó a verla.

¡Hola, lectores y amigos de wattpad!
Después de unos días les dejo un capítulo más de 《Mucho antes de nacer》
Déjenme saber si les está gustando la  historia.
Los quiero mucho. Me alegra el corazón cada vez que me dejan su impresión.
Cariños. Y gracias por llegar hasta aquí.