Harry se dio cuenta de que le iba a ser casi imposible centrarse en lo que tenía que hacer. Bajó la ventanilla del coche y dejó que el aire frío le diera en la cara mientras iba a casa. Esperaba poder enfriar también su cuerpo, pero no podía dejar de pensar en ella. Había acariciado su sedoso pelo mientras la besaba y dejado que su fresca y delicada fragancia lo envolviera. Podía imaginarse cómo sería sentir esa melena acariciando su estómago...
-Maldita sea -murmuró sacudiendo la cabeza y apretando con fuerza el volante.
No le gustaba estar tan distraído. Trató de recordar que ____ solo era un medio para conseguir su objetivo. No podía olvidar lo que de verdad era importante. La había contratado para hacer un papel y poder por fin cumplir su promesa.
Pero no se quitaba de la cabeza los besos que habían compartido en su piso ni lo maravilloso que había sido tenerla entre sus brazos.
Entró en el garaje de su edificio y aparcó. Estaba deseando volver a verla y salir hacia Dubái.
Empezaba a amanecer cuando Harry se dispuso a hacer algo de deporte después de una noche de insomnio. Ya había hablado con Qasim y estaba todo organizado para la reunión que iba a tener con él dos días más tarde.
Eran las siete y supuso que ____ estaría despierta. Marcó su número.
-Hola -contestó ella poco después.
Le parecía que su voz sonaba algo ronca, como si estuviera medio dormida.
-No estabas todavía en la cama, ¿no?
-No. La verdad es que acabo de salir de la ducha.
Estaba desnuda y tuvo que contenerse para no gemir. Su cuerpo no tardó en reaccionar. Tenía una imaginación muy peligrosa.
-¿Estás bien? -le preguntó ____. Oyó perfectamente cómo trataba de ahogar una exclamación.
-No deberías preguntarle algo así a un hombre cuando sé que debes de estar desnuda y frotándote con una toalla. Tenemos que ir de compras esta mañana. Me pasaré a recogerte sobre las doce.
-Pensé que íbamos a hacerlo en Dubái.
-Sí, pero hay algo que tenemos que comprar antes de irnos.
Se despidieron. Tenía dos llamadas más que hacer.
-Hola -le dijo a Sadiq en cuanto su amigo contestó.
-¿Qué tal, Harry? Iba a llamarte esta mañana para que me pusieras al día con lo de Dubái.
-He vuelto a hablar con Qasim. La reunión sigue en pie y salgo para allí esta noche. Me llevo a ____ conmigo. Decidí seguir tu consejo.
-¿Se las has robado a Dana? -preguntó Sadiq riendo-. No debe de estar muy contenta.
-Pienso indemnizarla para que contrate a alguien durante el tiempo que esté sin ____. Me limité a hacerle una oferta a ____ que no pudo rechazar.
-¿Y?
-Digamos que hemos llegado a un buen acuerdo -le dijo riendo.
-Parece muy prometedor, ya me contarás.
-Se trata de un acuerdo de negocios que hemos de mantener en la más estricta confidencialidad.
Decidió que ni siquiera Sadiq necesitaba conocer los detalles del mismo, aunque tenía la sensación de que ya lo había adivinado.
-Ni una palabra a nadie, amigo -le advirtió-. Quiero mantener a la prensa alejada de esto. Y si Qasim y tú habláis y mi nombre sale en la conversación... Limítate a seguirle el juego con lo que te diga. Sea lo que sea, ¿de acuerdo?