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Anna

-¡Rapido Anna o perderemos el tren! -estaba corriendo con mi mejor amiga Poly para llegar al tren.

-¡ESTOY CORRIENDO MALDITA SEA, SI LO PERDEMOS ES TU CULPA POLINA ANGELINA! -corría mientras me tapaba el trasero con mi falda de la escuela.

El tren llegó y salimos corriendo a buscar un asiento,nos sentimos juntas. Después de tomar una calada de aire, nos miramos y nos reímos.
Poly era de baja estatura, cabello negro largo y esponjoso como las nubes, tiene un cuerpazo. Era rellenita, pero no tanto como las demás, sus caderas moldeadas como dos colinas del monte everest, los chicos se fijaban en sus firmes y esponjosas piernas y trasero. Su trasero era grande como dos melones, no puedo negar que yo también se lo miro y puedo admitir que le doy dos palmadas.

-¿Preparada para empezar sexto año?.

-Y la verdad no, ¿adivina con quien tuve que ir a comprar mis útiles?.

-Mmm -se pone su dedo índice en su barbilla para hacer que piensa-. ¿Con el señor Grey?.

Negué la cabeza inmediatamente, la miré y no pude contener la risa.

-Con el patán de Cole.

-¡¿Qué?! -abrió sus ojos como dos platos gigantes-. ¿Estás hablando en serio Anna?

-Al parecer mi madre y su madre eran mejores amigas y yo después de 12 años me vengo a enterar y tuve que estar una tarde con él -rodee los ojos y la volví a mirar-. En fin no fue tan malo, vi a Cedric.

-Es un año años mayor que nosotras Anna, ya tiene dieciocho años.

-Un lindo amor prohibido, ojalá que me invite para este baile -rodee su cuello con mi brazo izquierdo y la acerque a mí-. Y si me invita, sería lo mejor del mundo.

Nos miramos, estábamos muy cerca una de la otra, sus labios pequeños y carnosos, sus mejillas pequeñas y frágiles hacían resaltar sus grandes pómulos, era hermosa. Sus ojos grandes color café como dos perlas de mar. Su pequeña nariz, nariz aguileña, como el pico curvado del águila, la punta de su nariz era tan caída como la cascada del monte everest.
Cada cosa de ella es perfecta, como sus cejas rectas, pobladas y negras, le falta un pedazo de pelo en su ceja izquierda. Cada cosa de ella la hacen ser única, como su lunar en su pómulo izquierdo.

-Para ti siempre sería lo mejor del mundo, Anna.

Llegamos a la estación de karlovy vary, ya nos estarían esperando Sebastián y Freddie. Cuando salimos del tren ya estaban parados los dos chicos de pelo castaño y altos.

-Buenos días chicas, se ven preciosas -nos miro Freddie y nos saludó.

-Chicos, Anna les tiene que contar algo, cuéntales.

-¿Qué? -los miro y empiezo a sudar-. No no, no tengo que decirles nada.

-Anna fue con Cole a comprar sus útiles.

-No seas idiota, así toda la escuela se enterará Polina, dios -la fulmine con la mirada y seguí mi camino.

La escuela no quedaba lejos, eran solamente cruzar seis cuadras desde la estación. Se pasaban rápido por estar hablando todo el rato.

El amor no se puede esconderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora