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Anna

Estábamos con la señora Sarabi y con Niara en en tren rumbo a Pilsen a comprarle el uniforme a Niara.

-¿Y se puede decorar?.

-Le puedes dar un toque con los accesorios, eso nomás.

-¿Como pueden vivir sin color ustedes? -nos reímos las tres, Niara era un ser de luz único.

Nos bajamos en la estación de Pilsen directas a ir al shopping, yo tenía que hacer varias compras para la casa, las vería en las escaleras mecánicas cuando ellas acabaran de comprar el uniforme.
Caminamos por todas los locales, la señora Sarabi y Niara veían todo con mucho amor, me alegraba que les gustara Praga.

-Este es el shopping -me acerqué a la puerta e hice un movimiento con mis manos de arriba abajo-. Tiene más cristales que paredes, eso digo siempre.

-Es muy lindo.

Nos adentramos, era muy gigante, las lleve hasta las escaleras mecánicas, ellas se tenían que bajar en el segundo piso, el lugar de comidas y locales con descuento.
Les di una sonrisa y les señalé el local de ropa estudiantil para que no se pierdan, ojalá Niara encuentre algo de su talle.
Pase de largo hasta el tercer piso, el lugar de supermercado. Camine hasta los changos, tenía que colocarle una moneda de cinco centavos, busque por mis bolsillos, no tenía nada, me desabroche la campera y me toque los bolsillos de mi sudadera, tampoco.

-Diablos -susurre.

-¿Cinco centavos? -el centavo apareció en mis ojos, me doy la vuelta y era Gastón.

-Gastón, hola -rodeé su cintura con mis brazos para darle un cálido abrazo.

-¿Como andas pequeña?.

-Bien -veía como ponía los cincos centavos en mi chango pequeño-. Gracias Gastón, después te los devuelvo.

-Quedatelos, recuerdo de Gastorin.

Me quedé mirando como Gastón bajaba las escaleras mecánicas, noté que su cabello era ruloso y que llevaba un traje marrón. Creo que Poly tenía razón, todos los hombres estaban usando ese traje.
Me adentre al supermercado, salude al hombre de seguridad y comencé a ver precios de las sábanas, necesitaba cambiarlas, estaban asquerosas, reí dentro mío, no quería parecer ninguna loca, seguí viendo precios, tenía que comprar demasiadas cosas, sabía que no molestaría gastar demasiado dinero, pero no me gustaba. Me fui a la parte de cereales, papá decía que era innecesario, que con una taza de café se arreglaba todo.
Puede que tuviera razón, pero yo amaba mi cereal froot loops, eran tan coloridos. Agarré cuatro cajas, me los comía demasiado rápido, mejor que sobre a que falte.
Fui llenado el chango con todas las cosas necesitas, jabones, shampoo y acondicionador, demasiadas leches y el café de mi padre.
Cuando fui a la sección de frutas y verduras comencé agarrando tomates, zanahorias, peras, entre otras cosas.

El amor no se puede esconderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora