03.

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Las primeras dos semanas habían sido complicadas para el rubio, pero había logrado salir a flote. Las cosas eran muy diferentes en cuanto a cómo era estudiar en Corea, pero por suerte había logrado enfrentarse a ello y superarlo poco a poco hasta acostumbrarse por completo.

Mientras descansaba tumbado sobre su cama, el tranquilo silencio se vio interrumpido por un fuerte sonido que resonó por toda la habitación. Abrió los ojos con cierta sorpresa y buscó su móvil hasta que lo encontró sobre su mochila, en el suelo. Estiró su brazo para recogerlo y no pudo evitar sonreír al ver la pantalla.

- Hasta que te dignas en responder, ¿es que estabas durmiendo? – El rubio rió levemente mientras veía en la pantalla los rostros de Claude y Bryce.

- Pues la verdad es que si, los horarios aquí son matadores – Los dos chicos sonrieron al otro lado de la línea.

- Más vale que te estés cuidando y que no te exijas demasiado, de lo contrario ya te puedes ir preparando para cuando nos veamos – Byron sonrió con cierta ternura al ver cómo, a pesar de su explosiva forma de ser, Claude se preocupaba por él.

- Tranquilo, todo va perfectamente – El pelirrojo sonrió disimuladamente, no pensaba dejar su orgullo atrás y Byron lo sabía perfectamente.

Los tres chicos siguieron hablando durante un tiempo, llevaban mucho tiempo sin relacionarse entre ellos y comenzaban a echar en falta al contrario. Sabía que tanto Claude como Bryce estaban intentando hacer lo imposible para ir a Japón y verle, pero todavía tardarían un tiempo más en conseguirlo.

- Tengo que irme, pronto será la hora del entrenamiento…Intentaré llamaros cuando vuelva – Los chicos sonrieron al otro lado de la pantalla.

Tras despedirse, colgó la llamada y lanzó su móvil al otro extremo de la cama. Miró el reloj que colgaba en la pared de su cuarto, en realidad todavía faltaban unas dos horas para que los entrenamientos diesen comienzo, pero no quería seguir hablando con ellos, necesitaba un poco de tiempo a solas.

Hizo una rápida y larga trenza con su pelo y se sentó frente al escritorio sacando sus cosas de la mochila. Realmente no tenía ánimos para hacer las tareas, pero si no lo hacía el castigo que le caería encima sería todavía peor.

Cuando quiso darse cuenta solo faltaba media hora para los entrenamientos y no había logrado hacer nada por falta de concentración. Lanzó el bolígrafo al suelo y se cambió de ropa antes de recoger sus cosas y dirigirse al campo.

Cuando llegó pudo ver que no había demasiada gente, ni siquiera Shawn y Aiden habían llegado. Se sentó en uno de los bancos y esperó por los demás, no tardaron mucho en llegar, pero cuando lo hicieron no dejaron de murmurar sin quitarle un ojo de encima, eso le resultaba bastante extraño.

- ¿Por qué todo el mundo está hablando sobre ti? – La pregunta de Shawn le hizo mirar al suelo abatido.

- La verdad es que ni siquiera yo lo sé… - Una mueca triste se apoderó del rostro del rubio, pero unas manos se acercaron a sus mejillas levantando sus comisuras y forzando una sonrisa - ¿Pero qué…?

- No quiero verte triste, así que te obligo a sonreír – Byron no pudo evitar enternecerse al escuchar a Aiden, a pesar de su apariencia y forma de actuar frente a los demás era muy diferente con Shawn y con él, poco a poco se estaba ganando su confianza.

Los tres siguieron hablando durante un tiempo hasta que el entrenador llegó, entonces se reunieron en torno a él.

- Chicos, tengo algo que comunicaros – Todos se miraron asustados ante sus palabras – Nos han propuesto jugar un partido amistoso contra otro equipo.

- ¿Y cuál es, entrenador? – El silencio reinó durante unos segundos.

- El Instituto Zeus –  Aquellas dos palabras hicieron que Byron perdiese el color en su piel -  Creo que Byron ya lo conoce perfectamente, ¿me equivoco?

- Yo… - Las palabras parecieron esfumarse, no le gustaba recordar nada sobre el Zeus.

De pronto pudo sentir a alguien entrelazando su meñique con el suyo, miró disimuladamente hacia arriba viendo como Aiden mantenía su mirada fija en el entrenador pero sin soltar su mano.

- El partido es mañana, partiremos hacia Inazuma por la tarde, estad listos – Todos asintieron antes de retirarse al campo para entrenar.

Las palabras del entrenador habían hecho mella en Byron evitando que se concentrase plenamente en el juego. La idea de reencontrarse con sus compañeros del Zeus no le agradaba, prácticamente había desaparecido sin decir nada y no había dado señales de vida durante dos años, lo más probable era que le odiasen.

- ¿Estás bien? – La pregunta de Shawn le pilló totalmente desprevenido.

- Si, no es nada, tranquilo… - Ambos se sentaron en el suelo, el peligris suspiró antes de decidirse a hablar.

- Los demás me han contado todo sobre lo sucedido entre el Zeus y la Royal Academy en el Camino Imperial de hace tiempo… Enviasteis a bastantes jugadores al hospital – Byron cerró los ojos con fuerza al oírle decir eso, odiaba su pasado.

- Nunca debí unirme al Zeus…no debí dejar que Ray Dark me controlase y nos diese ese maldito néctar… - El rubio podía sentir cómo sus ojos se llenaban de lágrimas con cada palabra que salía de su boca – Fui un Dios, y en lugar de ayudar a los demás solo causé desastres…

No pudo evitar llorar. Shawn intentaba animarle por todos los medios, pero parecía imposible. Todos los demás se habían dado cuenta de la situación, pero nadie decidió intervenir, solo se quedaron observándole en silencio.

- Sois todos unos imbéciles – La voz firme de Aiden tensó a todo el mundo – Apartad de en medio, estorbos.

Cuando Byron levantó la cabeza pudo ver cómo Aiden extendía su mano hacia él para ayudarle a levantase, él la aceptó intentando calmarse. Una vez estuvo en pie pudo notar cómo el pelinaranja tiraba de su brazo y subía las escaleras que separaban el campo del instituto, el coreano no entendía lo que estaba haciendo.

- ¿Aiden? ¿A dónde me estás llev…? – La pregunta del rubio se vio interrumpida cuando los brazos del menor le rodearon con fuerza mientras enterraba su cabeza en el pecho del más alto – Aiden…

- Por favor, no llores - Byron acarició su cabeza intentando animarle.

Cada vez se acercaba más a él, y eso le gustaba.

ATARDECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora