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En cuanto entraron en casa, lo primero que el pelinaranja hizo fue encerrarse en su cuarto. Estaba algo molesto, ¿por qué esos dos podían pasar todo el día con Byron y él no?

Se quitó la sudadera y la acercó a su rostro antes de sonrojarse, olía a Byron. Sonrió abrazando levemente la sudadera antes de dejarla con cuidado sobre la silla de su escritorio, no tardó mucho en escuchar la voz de Shawn desde la planta baja.

Mientras los dos cenaban, la falta de sus padres era muy notoria. Ambos echaban en falta la sonrisa cariñosa de su madre o los divertidos comentarios de su padre, ahora solo estaban ellos dos.

- ¿Crees que papá y mamá habrán llegado ya a Rusia? - La pregunta de Aiden no obtuvo una respuesta inmediata ya que el peligris se quedó pensando unos segundos.

- Si el vuelo ha ido bien y sin retrasos ya deberían estar allí, pero no tengo ni idea - La mirada del pelinaranja se ensombreció, ¿y si había pasado algo? - Tranquilo Aiden, estoy seguro de que todo está bien.

- Espero que tengas razón... - Shawn podía notar el miedo en la voz de su hermano, como si no las tuviese todas consigo.

Lo que el mayor desconocía era la razón del miedo de Aiden. Aunque se lo había callado, el pelinaranja había tenido la misma pesadilla durante casi dos semanas: los cuatro iban en el auto de vuelta a casa cuando una gran avalancha caía sobre ellos y mataba a sus padres.

- Oye Aiden, ¿sucede algo? - El menor negó con la cabeza mientras ambos recogían la cocina.

- Si necesitas algo estaré en mi cuarto, y si no buenas noches - Tras terminar de hablar, Aiden se encerró en su cuarto bajo la mirada algo preocupada de Shawn.

Se dejó caer sobre la cama mirando al techo. Estaba preocupado por sus padres, estaba preocupado por Byron, y al mismo tiempo estaba enfadado por culpa de los amigos del rubio.

Sacó de su bolsillo su móvil y marcó un número antes de llamar y esperar a que la otra persona respondiese.

- ¿Se puede saber qué quieres a esta hora, plasta? - El pelinaranja rodó los ojos suspirando antes de escuchar una risa al otro lado - Es broma es broma, ¿necesitas algo?

- Realmente no, solo quería hablar contigo un poco, ha pasado mucho desde la última vez - Su mirada se clavó en la sudadera y sonrió inconscientemente.

- Y no tienes ni idea de lo bien que he estado sin ti - Aiden frunció levemente el ceño.

- A veces realmente me pregunto por qué eres mi mejor amigo, Caleb - El mayor rió al otro lado de la línea.

Ambos se habían conocido casi un año atrás, cuando el Alpino y la Royal Academy jugaron un amistoso en el que obviamente estos últimos ganaron, se habían llevado bien desde el principio y poco a poco su amistad había ido creciendo hasta el punto actual.

- Te noto algo tenso, ¿se puede saber qué te pasa? - El menor suspiró ante la pregunta de Caleb.

- Demasiadas cosas...Mis padres se han ido a Rusia, hoy Byron se ha lesionado y aún por encima hay otros dos tíos que van a compartir casa con él durante las vacaciones - Aiden podía imaginar la sonrisa divertida del mohicano al otro lado.

- ¿Byron? Ah, el rubio del que me hablaste, el que te tiene atontado de todo - Un fuerte sonrojo pintó la piel clara del pelinaranja.

- No eres el más indicado para hablar, señor ''me enamoro de Jude Sharp después de liarme a golpes con su mejor amigo'' - Una gran carcajada resonó en el oído del menor.

- Oh vamos, esa pelea con Samford ya está resuelta, y al menos yo tuve valor de hablar con Jude, tú no has hecho lo mismo con Byron - Aiden mordió levemente su lengua, ahí tenía razón - Por cierto, ¿en serio estás celoso de que otra persona viva con Byron en vacaciones?

- Pues sí, Caleb. Se conocen desde hace mucho tiempo y son sus mejores amigos, pero ¿quién dice que ellos no sienten algo por Byron? - Poco a poco, una leve frustración comenzaba a apoderarse del menor.

- Bueno, si te rechaza es que no era para ti; y si no siempre te queda la alternativa de pelearte con ellos, quizás se enamora de ti después de eso - Aiden no pudo evitar reír, sería bastante divertido que la situación de Caleb y Jude fuese también válida para Byron y él.

Los dos chicos siguieron hablando durante un rato hasta que el sueño comenzó a vencer a Aiden, entonces colgó antes de dejar el teléfono sobre la mesilla y dormirse.

- ¿Cuánto más piensas seguir durmiendo, Aiden Froste? - El pelinaranja abrió lentamente los ojos encontrándose con la sonrisa divertida de Shawn - Venga, ve a desayunar o se te va a enfriar todo.

Después de un tiempo, el menor volvió a su cuarto tumbándose en la cama, no tenía nada que hacer. Tras unos minutos ambos optaron por cambiarse de ropa e ir a visitar a Byron, Aiden seguía preocupado por su estado pero no se atrevía a ir solo por vergüenza. Al salir a la calle pudieron notar que hacía más frío de lo normal, pero no le tomaron importancia y siguieron caminando.

Cuando llegaron no tardaron en ver la sonrisa de la madre de Byron, quien les abrió la puerta invitándoles a entrar. Los dos hermanos se dirigieron al cuarto del rubio, podían escuchar su voz junto con la de Bryce y Claude riendo, cosa que no le gustó mucho al pelinaranja.

- ¡Chicos! Me alegro de veros, necesitaba distraerme un poco - La mirada del pelirrojo se detuvo sobre su amigo.

- ¿Acaso nosotros no te divertimos o qué? - Byron sonrió divertido ante la falsa indignación del mayor.

- Pues claro, pero me gusta pasar tiempo con Aiden...y con Shawn, claro - Un pequeño tono rosado decoró las mejillas de Byron, los demás excepto Bryce parecieron no darse cuenta de ello.

Los cinco se sentaron mientras jugaban a cualquier cosa o simplemente hablaban. Aiden no pasó por alto la venda blanca que se veía a veces bajo el pantalón de Byron, pero prefirió no preguntar nada por el momento.

ATARDECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora