08.

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Cuando salió del aula soltó todo el aire que había estado conteniendo durante aquella hora. Había terminado el examen, pero los nervios seguían presentes en su pecho creándole una pequeña angustia.

Estaba bastante seguro de que aprobaría gracias a lo que Byron le había explicado, pero aun así no podía relajarse tanto como le hubiese gustado.

Los profesores les habían dado permiso de salir del edificio en cuanto acabasen el examen, así que se dirigió al campo de fútbol. Esperaba encontrarlo desierto, pero para su buena suerte tanto Shawn como Byron estaban allí.

- ¡Eh, Aiden! – El menor sonrió al notar la emoción en la voz de su hermano, quien corrió hacia él - ¿Qué tal el examen?

- Sinceramente creo que bien, pero no estoy muy seguro – Byron se acercó con una gran sonrisa antes de agarrar sus manos para transmitirle confianza.

- Estoy seguro de que te ha salido genial, no tienes de que preocuparte – Inconscientemente, el rubio había empezado a acariciar con los pulgares las frías manos del pelinaranja, quien ocultó sus mejillas rosadas bajo su bufanda – Vaya, parece que alguien tiene frío.

Por otra parte, Shawn no dejaba de observar a los dos chicos con una sonrisa inocente. Estaba seguro de que había algo entre ellos aunque no fuese de manera oficial, pero prefirió no decir nada y esperar para ver cómo transcurrían las cosas.

Los tres se divertían sobre el campo, más que nada Byron trataba de ayudar a Aiden a distraerse para que no se preocupase por los resultados de los exámenes. Estaba seguro de que todo había salido mejor de lo que el pelinaranja pensaba, así que ahora solo necesitaba que él se relajase.

De camino a casa, los dos hermanos no dejaban de hablar mientras Byron se quedaba algo atrás hablando por teléfono con Bryce, una vez colgó se acercó de nuevo a Shawn y Aiden.

- ¿A qué se debe tanta emoción de pronto? – Aiden le miró algo incrédulo pero con los ojos brillantes.

- ¿Es que no te has enterado? ¡En una semana el Raimon vendrá a jugar contra nosotros! – Aquellas palabras sorprendieron al más alto.

- ¿El Raimon? ¿Es en serio? – Los dos asintieron – Esto va a ser genial.

No pudo evitar sonreír. La idea de volver a jugar contra Mark, Axel y los demás después de tanto tiempo hacía que la emoción recorriese su cuerpo por completo.

Al llegar a casa del rubio, tanto él como Aiden seguían hablando sin parar sobre el partido. Byron no dejaba de contarle cosas sobre el Raimon al pelinaranja mientras él escuchaba totalmente atento y con curiosidad, los padres del mayor se divertían viendo la emoción que dominaba el cuerpo de ambos chicos.

- ¿Vais a estudiar, chicos? – Ambos asintieron antes de ayudar a recoger e irse al cuarto de Byron.

- El Raimon… Jamás pensé que un equipo como ese querría enfrentarse a nosotros – Byron sonrió antes de mover su mano frente a los ojos de Aiden.

- Entiendo que estés fascinado, pero recuerda que es la semana que viene y que aún faltan exámenes por hacer.

- ¡Cierto, casi lo olvido! – El mayor rió ante la reacción del pelinaranja antes de seguir explicándole la lección, el menor no apartaba su mirada del libro mientras mantenía su sonrisa.

La tarde se pasó relativamente rápida. Shawn también se había reunido con su hermano y Byron para seguir estudiando juntos, por lo que el tiempo parecía pasar de forma todavía más rápida.

- ¿Seguro que no quieres quedarte un poco más? Sabes que a mis padres no les molesta, de hecho les caes bien – El peligris sonrió negando con la cabeza.

- Gracias por la invitación, pero prefiero volver a casa, tengo algo que hacer – El rubio asintió antes de despedirse y cerrar la puerta principal en dirección a su cuarto.

Cuando llegó y abrió la puerta pudo ver cómo el pelinaranja estaba asomado a la ventana mirando al atardecer, siempre lo hacía.

- ¿No te cansas de ver siempre lo mismo? – El menor negó con una sonrisa.

- Realmente me gusta, es divertido ver cómo el cielo mezcla los distintos tonos de naranja – Byron miró distraído como los colores del cielo se reflejaban en la mirada verde del menor.

- En ese caso, tú también eres como un pequeño atardecer – Los dedos del rubio se deslizaron lentamente por uno de los mechones de Aiden.

Ante ese pequeño gesto, el pelinaranja desvió su mirada del cielo para fijarla en los ojos rojizos del rubio mientras apartaba un mechón de su cara. Ninguno de ellos rompía el contacto visual, y poco a poco el menor sentía sus mejillas cobrar un color rojizo que hacía sonreír al mayor.

Aiden no tardó en desviar su mirada a sus manos, no recordaba en qué momento Byron las había agarrado, pero entrelazó sus dedos con los del mayor sin pensarlo dos veces.

Cuando levantó la cabeza pudo ver como el rubio se acercaba hasta juntar sus frentes, no dejaba de sonreír en ningún momento.

- ¿Sabes? Creo que algún día te enseñaré cómo convertir un atardecer en un amanecer – Los ojos del menor brillaron con mucha intensidad.

- ¿Cómo se puede hacer eso? Es imposible – El rubio sonrió divertido antes de revolver el pelo del ojiverde.

- Solo tienes que esperar y cuando llegue el momento te enseñaré – A pesar de estar algo confuso, Aiden sonrió asintiendo.

El próximo examen estaba cerca, pero esta vez el pelinaranja no estaba tan nervioso. Se había pasado tardes enteras estudiando con Byron, así que estaba seguro de que al menos podría aprobar sin problemas.

Los dos decidieron seguir estudiando durante un poco más para aprovechar el tiempo, pero cuando Byron quiso darse cuenta el menor ya se había dormido.

Sonrió divertido antes de levantarle del suelo y dejarle sobre su cama, entonces recogió un poco todo y apagó la luz tumbándose a su lado. Ya que Byron tenía una litera -aunque ni él mismo sabía por qué-  solían dormir en camas distintas, pero esta vez ambos se durmieron en la de abajo.

Había algo de lo que el rubio estaba seguro: no había nada más relajante que ver el rostro de Aiden dormido.

ATARDECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora