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La primera semana de Enero fue algo ajetreada, pero todo volvió pronto a la normalidad. Froy había llamado a Shawn, al parecer sus padres estaban sanos y salvos.

Escuchar esas palabras fue un verdadero alivio para ambos hermanos, pero eso no significaba que todo hubiese acabado.

En esos días, Aiden se había percatado del extraño comportamiento de Byron. No quería que estuviesen juntos en la calle, era él quien solía ir a casa del pelinaranja para estar con él. Parecía muy preocupado, pero no lograba comprender qué sucedía, ¿qué podía haberle alterado tanto?

- Byron, ¿sucede algo? – El rubio pareció sobresaltarse ante la pegunta de Aiden.

- No, ¿por qué lo preguntas? – El pelinaranja podía notar perfectamente en su tono de voz que estaba mintiendo, pero prefirió no decir nada.

- No importa, olvídalo – Ambos sonrieron levemente antes de darse un pequeño beso.

Después de un tiempo, Byron terminó por irse cuando empezaba a hacerse de noche. Aiden bajó para despedirse y cenar con Shawn, el peligris podía ver su expresión confusa y preocupada.

- ¿Te pasa algo, Aiden? – El menor suspiró mientras se sentaba junto a su hermano.

- Sinceramente no tengo ni idea...Byron lleva una semana muy raro, y Caleb tampoco me responde las llamadas – Clavó su mirada en el techo – Espero que todo vaya bien... ni siquiera sé si una cosa tiene relación con la otra.

- Tranquilo, seguro que están bien. Quizás Byron solo tiene un mal día, y Caleb puede que esté con Jude y no responda por falta de tiempo – El pelinaranja asintió levemente, igual Shawn tenía razón - ¿Quieres ver algo en la tele? Yo no tengo sueño y dudo que tú lo tengas.

El menor rió ante la deducción de su hermano. Terminaron por ver cualquier cosa en el sofá hasta que sus ojos comenzaron a pesarles, en ese momento ambos se fueron a sus habitaciones para descansar, algo que solo Shawn logró hacer.

Por mucho que lo intentase, Aiden no podía dormir, estaba demasiado preocupado por Byron. Al final terminó por agarrar su móvil y llamarle, por suerte le respondió.

- No es normal que llames a esta hora, ¿ha pasado algo? – El menor suspiró.

- Byron... Si sucede algo quiero que me lo cuentes, dudo que sea algo tan terrible como para no poder superarlo juntos – El rubio no emitía ningún sonido.

- Mañana a la mañana me pasaré por tu casa, te prometo que te contaré todo. Ahora descansa, no me gustaría que volvieses a enfermarte – Aiden sonrió levemente, siempre se preocupaba por él – Buenas noches, te quiero pequeño oso.

- Buenas noches – Ambos rieron antes de que el pelinaranja cortase la llamada.

Poco a poco comenzó a conciliar el sueño, saber que Byron estaba bien y le contaría la verdad le había tranquilizado.


- ¡Ya abro yo! – Aiden se levantó del sofá en dirección a la puerta, sonrió al ver a Byron del otro lado de ella – Te estaba esperando, que manía tienes con llegar tarde.

Una pequeña risa se escapó de los labios de Byron antes de que besase a Aiden. En cuanto el rubio entró en la casa, ambos se dirigieron a la planta superior, querían hablar con algo de privacidad.

- ¿Y bien? ¿Qué sucede? – El mayor tragó saliva, ante ese gesto Aiden agarró sus manos buscando darle algo de confianza – Tranquilo...

- Supongo que recuerdas lo que te conté sobre aquel hombre, el antiguo entrenador de la Royal y el Zeus – El pelinaranja hizo memoria antes de asentir – Jude me escribió el otro día...al parecer ha salido de la cárcel. Nadie sabe dónde está, pero la última vez que le vi dijo que se encargaría de destrozar mi vida, por eso... - El rubio se quedó mudo, pero Aiden terminó su frase.

- ...estabas preocupado de que me hiciese algo – Byron desvió la mirada con los ojos húmedos, el menor le abrazó tratando de que no llorase – Entiendo que te preocupes, pero tienes que calmarte, estoy seguro de que no sabe que estás aquí, estás a salvo...estamos a salvo.

Aquellas últimas palabras fueron el impulso que Byron necesitaba para abrazar a Aiden enterrando su rostro en el hombro del más bajo, quien no le soltaba en ningún momento.


Las palabras de aquel día fueron suficientes para que todo estuviese bien de nuevo. El pánico de Byron por salir a la calle junto a Aiden se había esfumado, los dos volvían a salir al parque o a cualquier otro lugar sin miedo de que algo pasase.

- Está empezando a atardecer – Aquella última palabra fue suficiente para que los brillantes ojos de Aiden se quedasen fijos en el cielo, Byron disfrutaba viendo como el color naranja del firmamento se reflejaba en ellos mientras hacía que su pelo brillase con más fuerza.

- Dijiste que me ibas a enseñar cómo convertir un atardecer en un amanecer, ¿cuánto más tengo que esperar? – Una pequeña risa se escapó de los labios de Byron, verle insistir como un niño pequeño era muy divertido y adorable al mismo tiempo.

- Solo un poco más, te prometo que valdrá la pena – Acarició la mejilla pálida de Aiden, él sonrió antes de abrazarle.

-Oye Byron...Entonces, ¿vas a quedarte en Japón? – El rubio le separó dejando un pequeño beso en su frente.

- Si, voy a quedarme aquí contigo y con Shawn. Además, Bryce y Claude van a volver a Japón, así que ya no hay nada que me retenga allá – Escuchar a Byron dibujó una gran sonrisa en los labios de Aiden.

Ambos volvieron a casa dados de la mano. La gente que pasaba tenía todo tipo de reacciones, algunas buenas como sonrisas o halagos diciendo que hacían buena pareja y otras negativas como miradas de asco y desprecio o que evitasen tener contacto con ellos, pero ni a Aiden ni a Byron les importaba lo que la gente pensase.

- ¿Te vas ya? – El menor hizo un leve puchero, Byron sonrió.

- Mañana nos veremos en el instituto y estaremos todo el día juntos, te lo prometo – El pelinaranja pareció pensarlo un tiempo antes de asentir y abrazarle.

Cuando se despidieron entró en casa y suspiró, de nuevo comenzaban las clases.

ATARDECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora