14.

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En un momento dado de la tarde, Claude y Bryce salieron a comprar algo mientras que Shawn recibió una llamada y salió de la habitación dejando solos a Aiden y Byron.

- Oye Byron… - El rubio miró curioso al menor - ¿Cómo va tu pierna? He visto la venda…

- No tienes de que preocuparte, no es nada. Mi madre es bastante exagerada, por eso tengo la venda, pero puedo prometerte que no es nada grave – La mano de Byron se deslizó con cuidado sobre la mejilla del pelinaranja, él solo cerró los ojos - ¿Puedo preguntarte algo?

- ¿Qué pasa? – Un pequeño y corto silencio se hizo presente entre ambos.

- Hace dos días… ¿qué fue lo que pasó con vuestros padres? – Aiden le miró algo sorprendido, no esperaba que hiciese esa pregunta.

Tras pensarlo unos segundos, Aiden terminó por contarle todo al rubio, quien no le quitaba los ojos de encima mientras escuchaba con atención cada palabra. Cuando terminó de hablar, Byron pudo ver la expresión triste del menor.

- Anda, ven aquí, no me gusta verte triste – Byron extendió sus brazos hacia Aiden, el pelinaranja sonrió levemente antes de aceptar el abrazo mientras jugaba con uno de los mechones del mayor.

De pronto, la suave voz de Byron comenzó a llenar el silencio. Aiden estaba realmente sorprendido, ya le había escuchado cantar una vez, pero escucharle era tan bonito que era incapaz de hacer más que cerrar los ojos y disfrutar de su voz.

- Claude y Bryce ya han vuelto – El rubio dejó de cantar al escuchar la puerta principal, ambos bajaron viendo a los dos coreanos junto con Shawn.

- Oye Byron, ¿y este piano? – La mirada de Aiden se dirigió hacia el instrumento, no se había dado cuenta de que estaba ahí en todo este tiempo.

- Es de mi padre. Cuando yo era pequeño, mis padres solían actuar en lugares pequeños como pasatiempo, él tocaba el piano y mi madre cantaba, no había nadie en nuestro pueblo que no les conociera – Mientras hablaba, Byron deslizaba sus dedos sobre las teclas con cierta nostalgia.

- Aiden solía ir a clase de piano cuando era pequeño, nuestros padres siempre se quedaban fascinados – El comentario de Shawn hizo sonrojar a Aiden mientras los ojos de Byron brillaban.

- ¿Por qué no intentas tocar algo? – El pelinaranja fulminó con la mirada a Shawn antes de pensar en lo que Byron acababa de pedirle.

Finalmente suspiró y se sentó ante el piano. No recordaba mucho ya que dejó las clases cuando tenía diez años, pero poco a poco parecía recordar cosas mientras tocaba.

En un momento dado cerró los ojos para concentrarse, pero cuando volvió a abrirlos pudo ver como el rubio estaba sentado a su lado tocando junto a él. Cuando terminaron, ambos sonrieron antes de darse la vuelta para ver a los demás.

- Es la primera vez que veo tanta sincronización en dos personas, es como si fueseis solo uno – Las palabras de Bryce hicieron reír a Byron, pero por su parte Aiden bajó la mirada sonrojado.

El tiempo pasó tan rápido que cuando todos quisieron darse cuenta ya estaba atardeciendo. Los dos hermanos decidieron volver a casa -o más bien Shawn lo decidió y Aiden aceptó a regañadientes- por lo que ambos se despidieron de los demás y volvieron a casa.

- Oh vamos, ¿sigues enfadado porque Claude y Bryce estén con él? – Se nota a kilómetros que no sienten nada por Byron, no tienes por qué alterarte – Aiden le fulminó con la mirada.

- Sabía que no tenía que haberte contado nada, eres un plasta – El peligris sonrió divertido antes de abrazar a su hermano.

- Piensa que pasado mañana es Navidad y nos han invitado a comer con ellos, así que deja de poner esa cara – En ese momento, una idea horrible surcó la mente del menor.

- Shawn… ¿Y si han venido para llevarse a Byron otra vez a Corea? – El mayor le miró sin entender nada.

- Sus padres están aquí, es imposible que se vaya – Aiden negó efusivamente.

- Piénsalo. Papá y mamá nos han dejado aquí y se han ido a otro país, ¿quién dice que no le dejarán volver aunque ellos se queden aquí? – Shawn enmudeció.

- Ahora que lo dices… - La duda del mayor generó un gran pánico en el pelinaranja, quien solo salió corriendo fuera de la casa - ¡AIDEN!

A pesar de los gritos de Shawn, no se detuvo en ningún momento y solo siguió corriendo todo cuanto sus piernas le permitían, ni siquiera recordaba en qué momento había entrado en el parque.

Comenzó a sentir que se quedaba sin fuerzas y redujo el paso hasta detenerse, había terminado justo frente a la fuente donde conocieron a Byron cuando llegó a Hokkaido.

Se sentó en aquel lugar observando su reflejo en el agua antes de levantar la cabeza. Mirar a su alrededor le hacía recordar todos los buenos momentos que había vivido con el rubio y con Shawn en los últimos dos meses, se negaba a dejar que todo se desvaneciese.

De pronto, sus propios pensamientos le parecieron egoístas. Byron había dejado atrás dos años de su vida por volver a Japón, el hecho de querer aferrarle a su vida le parecía lo peor que podía hacer, y aunque le doliese sabía que tenía que dejar que él eligiese.

- ¡Aiden! – Levantó la cabeza al escuchar la voz de Shawn, no tardó en sentir sus brazos rodearle con fuerza – Que susto me has dado, pensé que te había pasado algo…

- S-Shawn… - El pelinaranja se aferró a él con fuerza tratando de no llorar - ¡Lo siento!

- Tranquilo, estás bien, eso es lo importante… - El mayor se separó apartando un mechón del rostro del pelinaranja, sonrió con cierta lástima al ver los ojos de su hermano húmedos – Volvamos a casa.

Por el camino, Aiden se negaba a soltar la mano de Shawn mientras se regañaba a sí mismo. Había preocupado a Shawn innecesariamente, como si él ya no tuviese bastantes problemas.

Decidió no pensar más en Byron, al fin y al cabo era él quien debía decidir qué hacer.

ATARDECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora