Riley Foredham, la joven de la estación cuatro, la renegada, la asesina. Rumores y más rumores rondan alrededor de la princesa del caos.
La prisionera 4-35, iría a la tierra junto a otros noventa y nueve jóvenes, en búsqueda de una "segunda oportuni...
Some people survive chaos and that is how they grow. And some people thrive in chaos, because chaos is all they know.
Chaos | Nikita Gill
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Estaba tan acostumbrada a la oscuridad del espacio, que la claridad del sol entrando a través de la frágil tela de mi tienda casi provoco que soltara un grito. Al mirar a mi alrededor aun lo encontraba difícil de creer, como era posible que todo esto hubiese estado escondido por tanto tiempo, como había miles de personas allí arriba que desconocían todo lo que estaba ocurriendo aquí abajo. El Arca convirtiéndose en apenas un destello en el cielo nocturno e invisible durante el día.
—¿De dónde conseguiste esa ropa Jaha?— desvíe mi mirada hacia Atom y el principito. Últimamente los problemas parecían seguir a Wells Jaha a donde sea que él fuera.
—Enterré a los dos chicos que murieron en el aterrizaje y esto es lo que llevaban puesto.
—Que inteligente. Sabes que, yo me encargo desde acá. Siempre hay un mercado para estas cosas—Atom hizo ademán de tomar la ropa.
Volví la mirada a mis manos comenzando a limpiar la suciedad bajo mis uñas con la punta de mi cuchillo, fingiendo completo desinterés.
—Compartiremos esto según la necesidad, como lo hacíamos en el Arca.
Resistí el fuerte impulso de reírme ante la ridícula ilusión de Jaha.
—Todavía no lo entiendes, ¿no canciller?— la tienda anexada a la nave de embarque se abrió, Blake saliendo de ella, con medio torso desnudó y una morena detrás de él.
Mis ojos escanearon su cuerpo, deteniéndose solo una milésima de segundo en su abdomen, hasta posarse en el arma en la cintura de su pantalón. La única arma de fuego en todo el campamento. Quizás en toda la tierra.
—Este es nuestro hogar ahora. Las reglas de tu padre ya no aplican— se acercó a Wells y se apropió de una remera—¿Lo quieres de vuelta? Tómalo.
Huyendo de lo predecible, y sorprendiéndonos a todos, Jaha lanzó la pila de ropa hacia atrás, provocando que un grupo de jóvenes se amontonará como perros por un hueso.
—¿Eso es lo que quieres? ¿Caos?
—¿Qué tiene de malo un poco de caos?—sus ojos se desviaron hacía mí al decir esto último.
Ignorando el gesto, volví a concentrarme en lo mío. No era mi lugar para intervenir, ni me interesaba hacerlo. Cada uno era lo suficientemente capaz para arreglárselas por su cuenta.
