0. the crosses between two worlds

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• ( 🧜🏼‍♀️

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( 🧜🏼‍♀️ . . . Siren ) •












SE RUMOREABA ENTRE LOS HUMANOS, que las sirenas éramos los demonios entre la tierra. Que fuimos creadas para matar a los marineros, primero los seduciamos para después ahogarlos y finalmente ser nuestra cena.

Qué gran mentira. Ni siquiera me gustaba su sabor, sabía amargo y a puro alcohol.

{⭐}

Entre las aguas de Seúl, Corea. Se amenazaban entre sí a salir de su lugar gracias a la tormenta que había. Los habitantes de allí tuvieron que huir, incluyéndome.

No sabía cuánto había nadado y cuánto me había alejado de mi hogar. Hace poco me alejé accidentalmente de mi aquelarre por lo que tuve que seguir por mi cuenta, sin saber a dónde me dirigía.

Decidí explorar las aguas, se notaba que los humanos por acá eran bastante cochinos. Encontraba de todo, desde una cosa ovalada hasta una manta que se había enamorado de mi aleta; una vez que logré quitarmela de encima, continúe en mi exploración.

Entre dos rocas encontré algo brillante, la agarré y me encontré una soga que sostenía una estrella de mar dorada. Con mi dedo índice le dí unos golpecitos para moverla, pero nunca lo hizo.

Tomé la decisión de quedármelo. Nadé hacia la superficie para apreciar el cielo estrellado, me encantaba hacer eso.

Sentía un extraño cosquilleo recorrer mi cuerpo, el mar me movía como si tratara de despertarme a lo que accedo.

Sentía mi cuerpo desnudo y un escalofriante frío lo invadía. Al abrir mis ojos me llevo la gran sorpresa de que mi preciosa aleta dorada había desaparecido y me había dejado unas raras cosas cortas.

Al abrir mi mano izquierda  noté que en ella descansaba aquella cosa extraña que me había encontrado.

Al intentar levantarme caí, jamás había usado mis piernas, ya que nunca las había tenido. Después de varios intentos logré caminar; puse toda mi atención a lo que había alrededor mío, en mi lado izquierdo se encontraba el brillante mar donde me susurraba a que me surmegiera en él, y en mi lado derecho, había unos grandes cosas llenas de hojas verdes. En ese último lado, sentía una gran atracción lo que me hizo aventurarme en él.

Me abrazaba a mi misma para poder apagar el frío que tenía, procuraba de que mis medianos pechos fuese cubiertos por mi cabello por si algún humano se me acercara; caminé y caminé hasta que logré llegar a una vía, lo que decidí cruzar sin mirar a los lados.

Grave error.

Sentí un gran impacto chocar contra mi cuerpo para después aterrizar sobre el frío suelo. Mis ojos chocaron con unos dorados que se notaba preocupados y asustados.

Santo Poseidón, que no vea mi parte intima o mis pechos.

El agradable y apuesto chico se quitó la chamarra y me cubrió con ella, para después subirme a su auto. Es lo único que recuerdo.

 Es lo único que recuerdo

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𝐒𝐈𝐑𝐄𝐍,  twilight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora