Capítulo Cuarenta y dos

756 31 3
                                    

Capítulo Cuarenta y dos

Nunca habrá demasiados imposibles para vivir feliz.

No puede estar hablando en serio.

Es lo único que puedo pensar mientras se supone observo algo en el paisaje. Que realmente no sé qué es hasta ahora, creí haber visto un edificio pero luego se transformó en un auto, creí ver una persona pero terminó siendo un pequeño pájaro. La imagen cambia frente a mis ojos antes que si quiera pueda averiguar qué es  lo que estoy viendo. Supongo que es porque aunque intente mantenerme concentrada en el paisaje lo que menos estoy haciendo es estar concentrada.

Siento que mi corazón late muy deprisa y me cuestiono si en realidad es porque Allan está a mi lado o porque me va a dar una especie de taquicardia.

¿Y por qué me va a dar una taquicardia?

Tampoco sé si la razón es la visita que le haremos a Caroline en el hospital o lo que acabo de enterarme hace algunos minutos ¿Algunos minutos o una hora?

Tampoco soy consciente del tiempo.

Él no puede estar hablando enserio.

Estoy en su auto escuchando una canción que parece ser sacada de una de las mejores películas de terror, estoy cruzada de brazos e intento hacer que no se note demasiado que me cuesta hasta respirar.  En ese sentido agradezco bastante a la horrible música que suena por la radio, pues espero que Allan no note que lo único que quiero hacer ahora, es estar sola y no de camino a  un jodido hospital, para visitar a su ex novia enferma, la misma chica por la cual nos mantuvimos alejados por casi un siglo.

En realidad  fue un siglo, pero así se sintió.

¿Por qué me pidió que lo acompañara? ¿Por qué?

Siento que después de esto algo malo va a ocurrir, Caroline significa problemas desde el primer momento en  que la conocí y yo...yo sinceramente no sé si sea capaz de soportar otro problema. 

No quiero más problemas entre Allan y yo, ella debe saberlo.

La canción termina y otra comienza inmediatamente, ésta ya no parece sacada de una película de terror pero es terriblemente triste. Lo que no me ayuda demasiado a intentar calmarme.

No sé lo que necesito ahora exactamente, pero necesito algo, algo que  ayude a calmar mi respiración, los latidos de mi corazón, la mirada intermitente que doy de un lado a otro y como si no fuera poco, que ayude a mis manos que parecen haberse unido a la fiesta con su típico temblor.

¡Ah! Y están sudando... Como para finalizar todo ese asunto.

En un momento (no sé cuál precisamente) siento como poco a poco se va formando ese nudo tan característico que te quita la voz. Que te ahoga hasta el fondo, ese nudo que sólo se libera con un desgarrador grito y con lágrimas siguiéndole el juego. Siento el momento aproximarse y de hecho  ya me veo a mí misma de rodillas llorando sin ser capaz de formular alguna palabra. 

Mis labios quieren temblar también, pero les prohíbo hacerlo, ellos deben mantenerse bien, ellos deben estar a salvo. Ellos deben besar a Allan.

Me siento indefensa, me siento débil y es horrible sentirme de este modo. Pero supongo que esto forma parte de la vida, de vivir y de las emociones que conlleva hacerlo.

La sensación es parecida cuando hace diez años atrás me topé de lleno a un mundo que no conocía, tan solo porque había sido lanzada al abandono, a un orfanato. La sensación es parecida a la de cuando sentí por primera vez hambre y no sabía cómo mierda conseguir comida, la sensación es parecida cuando el ruido de la noche me asustó por completo.

Emociones ClandestinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora