Capítulo Doce

1.3K 45 1
                                    

Capitulo Doce

Insectos contagiosos que son provenientes de libros y provocan dolor de estómago cuando él está cerca.

Había visto algunas situaciones cotidianas, como discusiones entre novios, risas de amigos, amor de madre e hijos, abrazos tímidos en fin, todo eso se veía en las calles y una que otra en las series de televisión que veía desde la tienda del señor Ricks. Yo no lo vivía porque bueno vivía en la nada misma y no tenía ni amigos.

Repetir la misma rutina todos los días, los trescientos sesenta y cinco días del año me pareció aburrido desde los diez años, es por eso que desde ese momento me dije que yo haría algo distinto cada día. Y distinto no me refiero a salir a un centro comercial, otro día ir de viaje, otro día ver una película en esa habitación oscura gigante, así ¡en el cine! y actividades que parecían hacer todos. Para mi tener  un día a día diferente era caminar por la calle de enfrente a la que había caminado el día anterior, era ir a buscar la comida donde el señor Wang más tarde al horario de siempre, ir hacia la playa de vez en cuando y caminar por todos los lugares que pudiera de la ciudad. Esa era mi vida durante todos estos años, viendo las mismas tiendas, los mismos semáforos, los mismos autos, caminando con Loke a mi lado y viendo lo repetible por más que quisiera que no lo fuera.

Pero eso simplemente había visto, con los ojos nada más, la calle era mi hogar y caminar era mi actividad favorita y bueno la única que había podido practicar, yo sólo era buena en eso y jamás había hecho esas situaciones cotidianas.

Sólo ahora lo estaba realmente viviendo y se sentía totalmente diferente y extraño, sólo había leído sobre historias de chicos y chicas, sobre ovnis, sobre filosofía o las teorías de la humanidad, sólo había leído y había visto algo en la televisión, repito.

Vivirlo, por más que sonara tonto y simple, era sumamente radical en mí.

Ya no me despertaba a causa del frío o hambre, sino por Allan que me traía desayuno a la cómoda cama, ya no tenía que caminar turnando las calles hacia la tienda del señor Wang porque Allan en compañía de su hermana cocinaban y almorzaba en una mesa real-o bueno si a esa tabla extraña podría llamársele mesa- ya no pasaba todo el día en silencio siendo una fiel seguidora de mis pensamientos, ya que podía conversar y reír con Allan toda la tarde

Vivir todas esas situaciones cotidianas tan simples para otros, era tan espectacular en mí. Era tener una vida nueva y por más que siempre estuve reacia a aceptar ayuda, creo que hice bien en aceptarla por parte de Allan. Era algo desconocido, algo innovador por más que ellos se lo tomasen como algo natural. Pero es que ellos jamás habían vivido todo lo que yo viví. Y tampoco se lo desearía a mi mayor enemigo. Aunque bueno ¡Ni si quiera tengo a un enemigo!

A eso me refiero cuando realmente no tengo nada. Sólo yo, yo, mi dulce yo, mi furiosa yo, mi tímida yo, mi paranoica yo, mi feliz yo, mi tonta yo y Loke acompañándonos a todas.

Esos pocos días que llevaba en el departamento de Allan habían sido maravillosos aprendiendo a  como vivir realmente, como vivir si yo hubiera tenido un hogar , si hubiera tenido a alguien que me comprase ropa o me diera comida, me dijera buenas noches y si preocupara por mí con un simple 'cuídate'. Era como la vida que hubiera merecido cualquier ser humano.

Menos yo claro.

Mientras observaba el cielo totalmente negro desde la ventana del auto de Allan, llegó a mí el recuerdo reciente de su abrazo. De mi primer abrazo real por parte de una persona. Porque bueno los otros eran abrazos peludos por parte de Loke, pero él es un animal, claro está. Así que no podían contarse realmente.

Sus palabras, su cálido y gran cuerpo junto al mío me habían hecho sentir algo extraño dentro de mí. Creo que como primer abrazo, mi cuerpo no estaba preparado y creo que fue realmente un milagro que no me desmayara en mi sitio. Aun así con él a mi lado y mis fieles amigas mudas, las estrellas, no podía dejar de recordar como sus brazos me habían estrechado junto a él y como su olor me había embriagado totalmente.

Emociones ClandestinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora