Capítulo once: Hashtag miedo.

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—Y entonces, ¿qué sugieres que hagamos? —pregunto, con la sangre presionándome en el cerebro ante su afirmación y, sobre todo, por el tacto de sus manos en mi cara.

—¿Te parece si...? —Hace una pausa, me mira los labios, me va a dar algo.

Se acerca aún más y cierro los ojos. Sin embargo, justo cuando la noto acercarse, giro ligeramente la cabeza, dejando la inclinación suficiente como para dejar nuestras frentes apoyadas, sin más contacto que ese. Ambos suspiramos.

—Me gustaría que, si te parece bien, si hacemos esto es porque de verdad ambos queremos —digo, aún en medio del delirio.

—Yo quiero hacer esto —susurra, acariciándome con su aliento mi propia boca.

—Pero sería solo sexo.

—¿A ti te parece que esto sería solo sexo?

Deja caer una de sus manos a mi cuello, trazando figuras aleatorias en él, poniéndome la piel de gallina. La otra se entrelaza entre los mechones de mi pelo. Abro los ojos para encontrarme el verde de los suyos mirándome fijamente, con las cejas fruncidas, con los labios entreabiertos y un ligero rubor en sus mejillas. Tomo consciencia de dónde ha caído mi mano, en su muslo, cuando se mueve para dejar todo su cuerpo mirando hacia mí. Pongo algo más de distancia entre nosotros al no verme capaz de corresponder lo que fuera que me está pidiendo. Veo sus párpados caer a plomo, igual que sus hombros, sus brazos, en actitud de derrota.

—No quiero hacerlo por un impulso, es lo que digo. Yo... Yo solo he tenido relaciones con Alex, ¿sabes? Es la única pareja que he tenido, la única persona con la que he estado... —Paso mis dedos por su barbilla para levantar su cabeza y hacer que me mire a la cara—. ¿Y de repente doy el salto para estar contigo? ¿Con la única famosa que conozco en mi vida y que resulta ser la única cantante a la que conozco desde que decidió arriesgarse para vivir de la música? ¿La misma a la que conocí en mi preadolescencia y que me ha dejado trauma durante, literalmente, años? Y no contento con eso, ¿teniendo al mismo tiempo otra relación? —Sonríe por primera vez desde que se creó ese ambiente raro entre nosotros, desde la confesión—. Perdóname, Alma... De verdad, perdón. Pero me estás pidiendo que haga algo demasiado arriesgado para mí.

—Pero tú sí eres valiente, Asier. —Niego con la cabeza, pero ella insiste y afirma con la suya—. Sí, sí lo eres. Mira por todo lo que has tenido que pasar para llegar a donde estás. Te has enfrentado a tu familia, amigos, ¡incluso con las instituciones públicas!, para que te reconozcan por lo que eres. Te creaste una cuenta específicamente para dar voz a gente que pueda sentirse identificada contigo, para que tengan a alguien real que les diga que está todo bien, que se puede. Y encima tu primera canción es precisamente para dar ánimos a no callarse, a decir que no hay por qué tener miedo. Y si eso no es ser valiente, Asier, yo no sé qué lo será.

—Pero lo he hecho porque no había alternativa. O me enfrentaba a todas esas cosas o acababa condenado a la infelicidad eterna.

—¿Y qué lo diferencia de esto?

—Que esto es una elección con la que podría vivir después.

—A mi modo de ver, Patito —recalca el apelativo, a cosa hecha—, y conociéndote como empiezo a hacerlo... Vas a darle vueltas a por qué no lo hiciste hasta el día de tu muerte. Y sé que te darás mil excusas que te servirán para tener la conciencia tranquila, de verdad que lo sé. Pero te apuesto mi propio nombre a que seguirás teniendo una vocecilla en la cabeza que te acabará por convencer de que deberías haber tomado el riesgo y saber de una vez por todas qué habría pasado si te dieras la oportunidad.

—Yo quiero dárnosla, Alma —afirmo, rotundamente. Ella parpadea, algo confusa—. Yo quiero hacer esto, quiero besarte y... no sé, quizá proponerte una cita, ver qué podría ser esto. Pero no quiero hacerlo así. Quiero que tú quieras las mismas cosas que yo, que estés igualmente convencida de que podría tener futuro, fuera el que fuese. Me gustaría que si lo hiciéramos fuera porque pensemos de verdad que puede salir bien.

Historias inacabadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora