4. Uno de los mejores días de mi vida

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La rubia caminaba a paso acelerado, vestía de manera "desaliñada" para su forma habitual de vestir, llevaba gafas oscuras, un pantalón y poleron de buzo dos tallas más grandes, zapatillas deportivas y su rubia cabellera cubierta por el gorro del polerón, no quería ser reconocida, no le hacía mucha gracia ir a aquel lugar.

Llegó a aquella panadería, estuvo dando vueltas un momento antes de entrar y recibir la mirada confundida de los dueños.

- ¿Marinette Dupain-Cheng? - dijo fingiendo una voz un poco más ronca

Los padres de la azabache se miraron entre ellos y luego llamaron a su hija, la rubia les dijo que la esperaría afuera de la panadería. A los pocos minutos la franco-china salió.

- esto es tuyo - dijo acercándole su cuaderno

- ¡¿Chloe?! - dijo la azabache entre sorprendida y asustada

- ¡cállate, Dupain-Cheng! - dijo la rubia quitándose las gafas para fulminarla con la mirada - se supone que no estoy aquí - espetó posando sus manos en sus caderas

La azabache la observó por un momento, se le notaban las ojeras, sus ojos estaban levemente hinchados, y a pesar de la ropa que era bastante holgada, en su cara se le notaba incluso que había perdido algo de peso, sus pómulos estaban más angulados, seguramente ella estaba sufriendo y mucho.

Marinette recordó las palabras de Viperion y el discurso que Adrien había dado sobre Chloe, Alya la había puesto al tanto. Se sintió aún más culpable, no sólo por haberle quitado su miraculous y además exponerla frente a todo Paris, sino también porque nunca le quizo dar una oportunidad realmente, siempre esperaba a que la rubia cometiera un error para luego darse la razón de que Chloe Bourgeios era y siempre sería un monstruo.
Se suponía que ella era una súper heroína, y la verdad era que a pesar de ello siempre despreció a la rubia y eso ahora le había pasado la cuenta a la franco-china.

- espero te hayan servido mis apuntes - dijo con amabilidad

- tu letra es ilegible, no sabes cuánto tiempo demoré en descifrar esos jeroglíficos - dijo con su habitual tono

Sin embargo, esta vez a la azabache no le molestó en lo absoluto el tono despectivo de la rubia, le sonrió con amabilidad y se acercó a abrazarla, lo que confundió a la rubia.
Su primera intención fue zafarse, pero era tan cálido su abrazo, que terminó por rendirse y dejar confortarse por ella.

- que te quede claro que sólo te lo permito porque estoy usando esta ropa de basural - dijo despectiva la rubia - ¡no te hagas ilusiones!

- lo tendré en mente - dijo la azabache separándose de ella

Luego de que se soltaron la rubia desapareció de su vista. La franco-china miró una nota que se encontraba en su cuaderno, recordó que ella misma había puesto una para la rubia.

"lo lamento, Chloe" Era lo que ella le había escrito a la rubia.

"claro que lo lamentas, Dupain-Cheng" Fue la respuesta de la rubia.

La azabache negó con la cabeza y sonrió, Chloe no iba ser amable con ella de la noche a la mañana, pero se estaba esforzando y eso era lo que debería importar. La ojiazul decidió hacer un esfuerzo y ya no juzgarla más, de ahora en adelante sería más paciente y comprensiva con ella, ¿y quién sabe? quizás algún día podían terminar siendo amigas.

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La rubia caminaba sin un rumbo fijo, llevaba tanto tiempo encerrada que el sólo hecho de caminar al aire libre, de sentir la pequeña brisa en su cara, la confortaba.

Where Do We Go Now (Lukloe) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora