Capitulo 34: Juliana

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Un escalofrío me recorrió la espalda cuando me relajé entre los brazos de Sergio, que me rodeaban apretándome fuertemente contra él.

Tenía muchísimas preguntas agolpándose en mi cabeza. No sabía si estar contenta o aterrorizada de verlo en un lugar como La Sombra.

"Con el debido respeto, mi amada Princesa."

ronroneó la invitada de Valentina.

"No me gusta que otras toquen lo que es mío y, por el gesto de vuestra cara, creo que vos tampoco estáis disfrutando del espectáculo."

El cuerpo entero de Sergio se tensó al oír a Claudia. Me ponía enferma pensar en las posibilidades que rodeaban su presencia en La Sombra. Deseaba hablar, decirle algo, hacerle al menos una de las preguntas que fluían por mi cerebro, pero sabía que, en cuanto lo intentara, no podría reprimir los sollozos.

Deseaba aferrarme a él, pero ambos sabíamos que debíamos separarnos. Seguir abrazados solo nos traería problemas... para ambos.

Así que nos separamos a regañadientes y nos quedamos quietos, de pie ante las mujeres que nos tenían prisioneros.

"¿Quién es, Juliana?" inquirió Valentina. No se me escapó la tensión que había en su voz.

"Un amigo." Su invitada rubia arrugó la nariz.

"¿Solo un amigo?"

"El mejor que he tenido" respondí con la voz quebrada, mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

"Concédeme un deseo. ¿Querrás, Claudia?" dijo Valentina en voz alta, con los ojos puestos en mí.

No pude descifrar la expresión de su cara. No sabía si mi afecto por Sergio le había molestado. Por alguna razón, sentí mi corazón cerca de ella.

De algún modo deseaba asegurarle que la presencia de Sergio no cambiaba nada entre nosotras, pero era mentira. Lo cambiaba todo.

Recordé lo que le había dicho a Valentina la noche antes, que ella se estaba convirtiendo en mi hogar. Nunca podré olvidar cómo me miró después de aquello, como si yo lo fuera todo para ella.

Me conmovió que esa mujer tan fuerte y poderosa me mirara así. Fue extraño porque, en ese momento, sentí como si yo tuviera todo el poder y ella estuviera a mi merced.

Mientras estaba al lado de Sergio, temiendo por él, lancé otra mirada a la ama a la que había aprendido a apreciar profundamente, y empecé a dudar.

¿Sería capaz de romper con Valentina Carvajal?

Escapé de mi monólogo interior al darme cuenta de lo indignada que parecía Claudia al mirarme.

"¿Sí, su Majestad? ¿Qué puedo hacer por ti?"

Valentina se aproximó a ella y dejó que su mano serpenteara por la cintura de Claudia mientras la atraía hacia su cuerpo empujando su espalda. Ella no ocultó el placer de su rostro mientras me miraba fijamente, como si, de alguna forma, me hubiera ganado algo.

El estómago se me encogió. Tuve la reacción más extraña al ver a Valentina tocar a otra mujer. Era parecido a lo que había sentido cuando vi a Sergio con Rubi, pero esta vez era diferente, más intenso, más doloroso.

Odiaba admitirlo, pero estaba celosa. Deseaba cruzarle la cara a Claudia, pero como aquello no era una opción, aparté la vista. Lo que Valentina dijo a continuación echó por tierra toda mi determinación de ignorarla el resto del día.

"Como ya sabes, Claudia, la adorable Juliana se ha convertido en algo muy preciado para mí, y parece que tiene bastante aprecio por tu esclavo. Has venido a rendirme pleitesía, ¿no es así?"

El rostro de Claudia se tensó.

"Sí, así es."

"Me complacerá enormemente que me regales el chico. Mi esclava Nayeli fue asesinada, como ya habrás oído. Necesito uno nuevo."

"Seguro que hay otros" intentó protestar Claudia.

"Te conozco lo suficiente para saber que no sentís ninguna inclinación por los jovencitos."

Las manos de Valentina apretaron con fuerza su cintura mientras le hablaba directamente al oído.

"Como ya dije, obviamente Juliana le ha tomado simpatía al chico. No quiero a nadie más, porque este es el que quiere Juliana. Lo que le complace a ella me complace a mí. ¿O me niegas esta petición, Claudia?"

Claudia se separó de ella y se irguió hasta alcanzar su altura total, tratando de recobrar un aire de dignidad. Todos sabíamos que negar a Valentina su petición habría sido fatal para ella.

Era su princesa, y solo le estaba pidiendo un esclavo. No había motivos para negárselo. Claudia frunció el ceño y me lanzó una mirada de odio antes de examinar a Sergio con detenimiento.

"Este me gustaba, pero tengo tantos que no sé qué hacer con ellos."

Se acercó a Sergio y le acarició la mejilla con el dorso de la mano. Mientras se ponía de puntillas para besar los labios de Sergio, no apartó sus ojos de los míos.

Miré a Sergio, y estaba claro que sentía hacia esa mujer lo mismo que yo sentía hacia Guillermo. La sensación de repugnancia que se había instalado en mi estómago no desaparecía. Me negué a imaginar siquiera lo que había tenido que soportar Sergio durante su estancia en La Sombra.

Claudia echó un último vistazo a Valentina.

"Jamás podría negaros nada, querida Princesa. Volveré a visitaros pronto."

Torció el gesto y se fue. Cuando se marchó, tomé la mano de Sergio y de nuevo lo atraje hacia mi cuerpo. Miré a Valentina y murmuré un sincero gracias. Ella asintió y se forzó a sonreír.

Aunque estaba extasiada por ver a mi mejor amigo, lo que más sentía en aquel momento era cuánto adoraba a Valentina por lo que había hecho. Me apreté con fuerza en los brazos de Sergio, casi con la esperanza de recobrar la atracción que sentía por él.

"La odio" siseó Sergio en mi oído.

"Los odio a todos." Le abracé con más fuerza.

"No te preocupes, Sergio. Ahora estás bien. Valentina nos mantendrá a salvo a los dos."

"No seas tonta, Juliana. Tenemos que salir de este lugar antes de que decida que se ha cansado de ti y nos mate a los dos."

La idea me revolvió el estómago.

¿Qué ocurrirá si Valentina alguna vez se da cuenta de que no soy especial... y decide que ya me ha aguantado suficiente?

Quería creer que tal cosa no podría suceder nunca, pero Sergio siempre tenía la capacidad de influirme con sus palabras. Le dediqué a Valentina una mirada de preocupación. Sentí como si acabara de perderla.

LSDUV (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora