Capitulo 38: Juliana

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Quería llevarme a las chicas conmigo. Valentina no quiso ni oír hablar de aquello. De hecho, ni siquiera me miró. Sin embargo, miró a Sergio y dijo: "Protégela."

Sergio la miró con incredulidad, como diciendo que no hacía falta que se lo recordaran. Odiaba a Valentina y no veía motivos para estar agradecido por lo que estaba haciendo. Yo la veía de un modo distinto.

Sabía cuánto arriesgaba Valentina al ayudarnos a escapar. Estaba comprometiendo la seguridad de todos los habitantes de La Sombra. Estaba ofreciendo a los de su especie un motivo para cuestionar su liderazgo.

Temí por ella. Tanto que empecé a pensar si de verdad me quería ir. Lo que le dijo a Sergio a continuación me partió el corazón.

"Asegúrate de que llegue salvo a casa."

A mi hogar.

Le había dicho que mi hogar era ella, y entonces supe que me estaba traicionando a mí misma al intentar convencerme de que, abandonando La Sombra, volvería a mi hogar. En aquel instante ya no estaba segura de dónde estaba mi hogar, pero eso no cambiaba el hecho de que la vida de Sergio y la mía corrían grave peligro en la isla.

La mía por la decisión de Guillermo de poseerme, y la de Sergio por su conexión conmigo... y con Claudia. Así que la huida siguió en marcha.

Valentina Carvajal conocía bien La Sombra. Sabía adónde ir y qué hacer para permanecer ocultos. Teniendo en cuenta que ya le había informado de mi baja inhibición latente, también aquello presentaba un riesgo: recordaría cada pequeño detalle de mi huida.

Eso significaba que, si alguna vez volvía a La Sombra, encontraría sin dificultad el camino hacia mi libertad, incluso en la oscuridad. Con cada paso que dábamos hacia el puerto donde Valentina ya había previsto el transporte para volver a la playa en la que habíamos sido secuestrados, me daba cuenta de cuánto deseaba quedarme.

No porque La Sombra se hubiera hecho un hueco en mi corazón, sino porque no deseaba estar en ningún lugar en el que no estuviera Valentina. Odiaba que ni siquiera me mirara.

Cuando el puerto estuvo a la vista, ya había tenido suficiente. Yo iba de la mano de Sergio, y Valentina caminaba detrás de nosotros, asegurándose de que no nos seguía nadie. Me detuve, con la esperanza de que Valentina se tropezara conmigo.

No se tropezó. Como siempre, percibía cada uno de mis movimientos. Sergio tiró de mí. Su rostro se ensombreció cuando me solté de su mano.

"Necesito hablar con Valentina" dije por toda explicación.

Sergio no parecía contento, pero hizo un gesto de asentimiento, mirando con fiereza a Valentina antes de seguir adelante a una distancia prudente de nosotros. Me giré para mirar a Valentina a la cara.

Quería que me mirara. Pero apartó la vista.

"No seas así, Valentina."

"¿Cómo?"

"Distante."

"¿Por qué no? Así es como será una vez que abandones La Sombra."

Aquella fue la primera vez que caí en la cuenta de que, en cuanto abandonara la isla, sería un adiós para siempre. No era como si pudiera conectarme a Internet y hablar por videochat con ella.

"Exactamente por eso no lo puedo soportar, Valentina" reprimí un sollozo.

"Hemos pasado por demasiadas cosas. Me gustaría pensar que ahora significamos mucho la una para la otra."

Era una subestimación muy dolorosa. Y odiaba lo formal que sonaba. En ese momento, sentía que ella lo era todo para mí y deseaba con todo mi corazón que ella sintiera lo mismo. Intenté con todas mis fuerzas que no se me saltaran las lágrimas mientras continuaba intentando describir en voz alta lo que me consumía por dentro.

"Separarnos así... casi sin hablar, casi sin ni siquiera mirarnos... No sé cómo tomármelo. No lo soporto."

Casi me ahogué antes de decir las palabras que me obsesionarían para siempre: "Te quiero demasiado para dejar todo así, sin resolver."

Sentí un cosquilleo en la espalda cuando sus dedos me acariciaron la mejilla y me peinaron el cabello.

Antes de que me diera cuenta de lo que estaba ocurriendo, sus labios se apretaron contra los míos, hambrientos, apasionados, exigentes. Su lengua se abrió paso entre mis labios. Reclamando, explorando, saboreando. Me descubrí resistiéndome a su tacto y, a continuación, dejándome llevar.

La deseaba. Yo sentía tanta pasión, tanta hambre como ella. Me sorprendió darme cuenta de cuánto deseaba aquello, cuánto le deseaba a ella. Cada segundo del beso fue un segundo más para asimilar la verdad.

Incluso dejé de pensar en la posibilidad de una vida que no incluyera a Valentina Carvajal.

Cuando nuestros labios se separaron, tomé aliento, desesperada por continuar. Me abrazó fuertemente.

Sentí su necesidad, su deseo de que me quedara, cuando me susurró al oído:

"No quieres marcharte."

En ese punto, rompí a llorar. Tenía razón. Tanto si me gustaba como si no, ahora mi hogar era dondequiera que estuviera Valentina Carvajal.

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Técnicamente este es el capituló final. El capituló siguientes es realmente corto y es de Eva. Una simple premonición.

¿Que piensan? ¿Se iría o se quedaría?

LSDUV (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora