LSDUV (TERMINADA)

Capitulo 8: Juliana

Mis ojos estaban pegados hacia la joven que Eva abrazaba. No habia dudas en mi mente de que era ella. Ella era la razón por la que estaba aquí.

Ella era Valentina Carvajal.

Ella compartia la belleza de sus hermanos— una mandibula fuerte, ojos azul claro, cabello castaño— pero había algo mas elegante en ella. Se podía ver que era mucho mas joven que Guillermo. Había un toque de niña en su cara. Me entretuve en el pensamiento de que quizás estaba mejor a su merced que en la de Guillermo. Sin embargo, las palabras de Eva aun resonaban en mi cabeza.

"Tu mejor oportunidad de sobrevivir es ganarte el afecto de Valentina... ni siquiera estoy segura que eso se posible."

"Que significa esto" Por que me las trajiste?" Valentina hablo. Su voz era tan poderosa. "Llevatelas lejos de mi."

"No podemos hacer eso." Eva negó con su cabeza. "Tu necesitas aprender a controlarte. Te daremos sangre para que te alimentes pronto, pero ahora, necesitas mantener tu compostura cuando estes con ellas."

"Si no quieres que mueran, por qué traérmelas aquí ahora?" Su voz retumbo en todo el pasillo como el comienzo de un terremoto.

Todo su comportamiento—la forma en que su pecho se alzaba, la forma en que sus puños se cerraban con fuerza—daban a entender que estaba haciendo todo lo posible en su poder por no atacarnos.

Me estremeci al ver el temperamento de esta joven mujer. Eva no parecía estar preocupada en lo absoluto.

"Tu y yo sabemos que si puedes enfrentar lo que esta frente a ti, necesitas controlar tu hambre. Estas mujeres, fueron escogidas para pertenecer a tu harem. Son las mas bonitas de una reciente casería."

Guillermo se rio entre dientes. "Esto es cruel y un castigo innecesario, Eva. Valentina no ha bebido sangre desde hace cuatrocientos años. No te puedes esperar a que ella no quiera arrancarle las cabezas a estas chicas. Diablos, yo me he alimentado por cuatrocientos años y aun así quiero mi momento con ellas."

Valentina le dio una corta mirada antes de rondar sus ojos sobre cada una de nosotras.

"¿Harem? ¿Caceria? ¿Desde cuando tenemos esto? ¿Quienes son estas chicas y exactamente de donde las 'cazan'?"

Guillermo, Eva y otra mujer mujer presente se dieron miradas incomodas. Fue Eva quien contesto.

"Son humanas raptadas de las afueras de la tierra. Nosotros cazamos humanos para que sean nuestros esclavos, para trabajar. Los que son unos inútiles son usados para alimentarse. Las elegidas y mas bonitas son dejadas para el Elite como parte de lo que comenzamos a llamar harem. Algunos inquilinos favorecientes tienen una o dos bellezas para ellos. Los humanos que forman parte del harem son mantenidos con vida por una año y después de ese tiempo quien sea su dueño puede decidir su destino final."

"Es solo una excusa para tenerlas primero," dijo Guillermo con una sonrisa.

Por la cara de Valentina, no parecía complacida. Nos miraba—la distancia entre nosotros era apenas unas cuantas lineas.

"Se lo que estas pensando, y no no las puedes dejar ir." Dijo Guillermo como si le estuviera hablando a una niña de cinco años. "Ya vieron La Sombra, se quedan o se mueren."

La expresión de Valentina se volvió de disgusto. "No pueden ser más grandes de edad que la teníamos cuando nos convirtieron."

"Lo se." Guille sonrio. "Solo tienen diecisiete."

"Los caballeros y guardias las toman a esa edad por que su sangre sabe mas rica antes de los diez y ocho," Eva explico.

Guille carraspeo. "Por favor. Es todo igual. Pero de verdad, Valentina, disfrutalas."

Valentina enderezo su postura haciéndola ver mas alta— un poco mas alta que su hermana— y comenzó a caminar hacia nosotras. Sostuve mi respiración, segura que mis rodillas flaquearian en cualquier momento. Cambie el peso de un pie hacia otro rozando la mano de la rubia que estaba a mi lado. Ella estaba temblando. Le agarre la mano y la apreté, esperando que nos diera algo de conforte.

El movimiento atrajo la atención de Valentina. Nunca me sentí tan vulnerable como lo hacia en ese momento en que los ojos azul electrizantes de Valentina Carvajal se posaron sobre mi.

Era un cordero— un cordero listo para la matanza.