Atracción ||•Emiliaco [Terminada]

ғɪɴᴀʟ

Parte 2/2

-Buenos días ruidoso ¿Quieres romperme los tímpanos verdad?- Joaquín cargó el pequeño cuerpo de su hijo quien al parecer había despertado molesto.- ¡Emilio apresúrate!- El rizado debía preparar los biberones de sus hijos, pues Addison no tardaba en despertar y llorar, no querían eso.

-Ya, ya, listo.- Emilio entró apresurado a la habitación, le tendió la mamila a Joaquín, quien la tomó y se la dio a Neythan, ambos suspiraron cuando dejo de llorar.

Les había resultado un poco difícil criar a sus hijos, al ser padres primerizos no tenían idea de que hacer, algunas veces terminaban llamando a sus madres de emergencia, a lo que ellas contestaban "Pero cuando te dije todos los métodos anticonceptivos para que esto no pasará me ignorabas ¿cierto?" parecía gracioso y desesperante a la vez.

Sus hijos estaban cumpliendo tres meses, tres meses de desvelo, llanto - Tanto de bebés como de adultos - pero lo disfrutaban, disfrutaban todo de sus pequeños retoños.

-Mamá habló, nos esperan en la tarde.- Comentó Emilio cargando a su niña que comenzaba a despertar.

-Bien.- Susurró sin dejar de mirar a su hijo, quien aferraba su manita en la manta que tenía encima, se sentó en la mecedora que estaba en una esquina arrullando a su bebé, se sentía tan bien que estaba por quedarse dormido

-Joaquín, no duermas.- Abrió los ojos bostezando,que cansancio, Neythan ya estaba dormido, así que despacio lo recostó en su cuna dejando un suave beso en la su diminuta frente, salió de la habitación de sus hijos para ir a la suya, se acostó en la cama, sólo descansaría cinco minutos, sus ojos comenzaron a cerrarse, así quedándose dormido.

[••]

Despertó sobresaltado, limpió el sudor que caía por su frente, miró alrededor de la habitación, no había rastros de Emilio, todo estaba silencioso, de alguna manera le preocupó, ya era tarde, había dormido bastante tiempo, se levantó de la cama para ir a la habitación de sus hijos, salió de su habitación y de pronto algo viscoso bajo sus pies lo hizo caer, miró sus manos y el piso, sangre, jadeó y se levantó con dificultad del piso corriendo a la habitación de sus hijos

Entró, no había nadie, respiró, tenía que tranquilizarse, tal vez solo era su mente jugando con él, su cuerpo se estremeció cuando vio marcas de dedos en las cunas de sus bebés, con sangre remarcados, sollozó tapando su boca, salió de la habitación yendo abajo, lentamente bajó más escaleras, en la sala no había nadie, fue hasta la cocina, al parecer no había nadie tampoco hasta que dio media vuelta, literalmente sintió su vida hacerse pedazos

Frente a él estaba lo que nunca deseo ver, Emilio en el suelo sentado, su espalda retrancada en la pared, sangre salía a un costado de su cabeza, sus pequeños estaban en sus brazos, durmiendo. Dormirían para siempre, arriba sangre resbalaba con una frase

"Familia feliz"

Gritó desgarradoramente cayendo de rodillas frente los cadáveres de las personas que siempre amaría.

[••]

-¡Joaquín despierta!- Con un grito ahogado despertó, respiraba agitadamente, una pesadilla, había sido una jodida pesadilla.- No pasa nada bonito, aquí estoy.- Susurró el rizado abrazando el tembloroso cuerpo de Joaquín.

-Oh dios, t-tu, los b-bebés.- Sollozaba, lágrimas mojando sus mejillas

-Shh cariño, esta bien, sólo fue una pesadilla aquí estoy.- Joaquín asintió tranquilizándose un poco.- ¿Más tranquilo?

-Sí, gracias Emi.- El rizado sonrió besando suavemente los labios del castaño.

-Te amo.- Repartió besos en el rostro de Joaquín.- Tenemos que alistarnos, después alistar a los niños para irnos a casa de mamá.- Joaquín recordó, se levantó de la cama y fue al baño, para darse una ducha.

Cerraba los ojos y recordaba la pesadilla, Marcos hace un mes que se había ido a Dubái, eso le tranquilizaba, Mauricio estaba en una relación con un tipo que conoció en un antro, rio por lo irónico que eso sonaba, él conoció a Emilio en un antro, conoció al amor

Salió del baño, seco su cuerpo y fue hasta su habitación, buscó que ponerse, cuando sacó una camisa azul, un papel cayó en el suelo, lo recogió, su corazón latiendo de alegría.

Nuestra boda, Emilio Osorio y Joaquín Bondoni

Sí, se casaba en dos semanas.

-𝓜𝓪𝓻𝓪