Relatividad

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Los días pasaban y ambos catañitos actuaban como si se conociesen de años, hacían casi todo juntos. Pero un día Peggy alistó sus maletas, y Jarvis alistaba las de Bruce, ambos niños no sabían que ese día sería el último juntos.

Llegó en una mañana, pero se fue en una tarde, una triste tarde para la familia Stark que había encontrado en Bruce a un niño único, bueno y noble.

-Bruce - empezó Howard - siempre serás bienvenido en ésta casa y en ésta familia. Si necesitas algo, no dudes en avisarnos, ahí estaremos...

Tony no paraba de abrazar a Bruce mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

-...No fue una decisión fácil, pero Peggy te criará como a su propio hijo...

Tony entonces reaccionó de inmediato

-¿Decisión? ¿Es decir que Bruce se pudo quedar aquí pero ustedes decidieron que no?

-Tony, no fue...

-¡No! Bruce me entiende, yo lo entiendo, somos como hermanos, ¡es mi hermano de ciencias! No pueden quitármelo.

-Tony, basta - reprendió Howard

-¡Tú! - señaló el castañito a su padre - Fuiste tú el que lo decidió ¿No es así? Y nadie me dijo nada - miró a todos en la habitación - pero se detuvo en Steve - ¿Tú estuviste de acuerdo?

-Tony... - trató de razonar el rubio

-¡No me mientas! ¿Estuviste de acuerdo?

-Era lo mejor.

Tony apartó la mirada, abrazó una vez más a Bruce, se despidió de Peggy y se fue. Steve seguió con la mirada a su castañito hasta que se perdió en su habitación que fue cerrada con un portazo.

Para él era fácil atravesar esa puerta, calmar a Tony, pero prefirió darle su tiempo.

Pero en verdad dolía escuchar a lo lejos los suspiros que a veces se le escapaban a Tony.

Pasaron varios días desde aquel momento en que se fue Bruce, Tony hablaba menos, su mirada siempre estaba perdida y Steve con cada día que pasaba, más se acercaba al enojo y tristeza, pero tenía que hablar con él y mejor momento era cuando estaba en su habitación y se acostaba en su cama para pensar quién sabe qué.

-Tony lamento mucho no haberte dicho lo de Bruce...

-Está bien

El rubio parpadeó varias veces

-No, Tony, creo que no me estas...

-Sí te entiendo

-Tony...

-Steve, ¿basta sí? Has sido un gran amigo, me cuidaste y... me quisiste, pero hay cosas que debo arreglar yo solo. Y si prefieres... puedes volver a asustar otros niños, yo estaré bien, no te necesito.

-Tony no sabes lo que dices - gruñó, el enojo estaba ganando terreno.

-Lo sé. Si vuelves a tu trabajo anterior es renunciar al actual y lo acepto. Es lo mejor, ¿No?

Steve mantuvo la respiración y el enojo se convirtió en ira. Salió de la habitación de Tony y optando por su forma espectral salió de la mansión, sin saber que a un pequeño castaño se le partía el corazón porque su objetivo estaba cumplido, ahora Steve ya no estaría atado a él, ahora Tony podría recibir las golpizas y riñas y ya no Steve.

No pasó ni un día cuando notaron la ausencia de Oliver, todo volvió a la "normalidad", Howard volvió a su empresa, María ya hacía tiempo que volvió a sus acostumbrados viajes de negocios, Jarvis pasaba más tiempo con Ana, y Tony... Tony sobrevivía a la soledad que le traía esa gran mansión.

no le temas a la oscuridad - Stony Donde viven las historias. Descúbrelo ahora