no le temas a la oscuridad - Stony

importante

- Señor Rogers

- Dime, Jarvis

- El cumpleaños del joven Anthony es en una semana

- Demonios, Jarvis, ¿Porqué no me lo dijiste antes? - el mayordomo lo reprendió con la mirada - bien, perdón por la maldición

- ¿Tiene algo planeado?

- No sé qué regalarle, no tengo idea.

- Él siempre dice que le habría gustado conocerlo en acción. Me entiende ¿Verdad, capitán?

Hydra no lo pensó mucho.

Con un aviso a Jarvis de que volvería hasta la noche se fue de la mansión.

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Con minuciosidad buscó el paradero de su traje. Estaba en un museo, no sería difícil robarlo de aquel lugar.

A plena luz del día rompió los cristales, todos los visitantes quedaron atemorizados, algunos huyeron, otros se protegieron agachándose o tirándose en el suelo.

Hydra soltó un gran carcajada que hizo eco por todo el lugar terminando de espantar a niños y adultos. El rubio se vitalizaba con sus gritos de pánico; todos huían como podían.

Cuando quedó todo vacío, fue directo a su viejo uniforme.


- Uh... sigues como nuevo.


Con una sonrisa sacó el uniforme de aquel maniquí.

Caminaba sin preocupación por el lugar cuando algo brillante llamó su atención.

Se acercó, en parte con emoción y otra con nostalgia.

¿Cómo es que había olvidado aquellas batallas? Sus amigos, su complexión delgada, su sentido de justicia y libertad.

No lo habría recordado si aquella voz que exponía en el museo no siguiese hablando de su vida.


" la pérdida del capitán dejó un profundo dolor, no solo entre sus amigos, sino en el mundo entero..."

- Una verdadera tragedia - sonrió irónico - bien, vámonos

Las sirenas se escuchaban, pero ¿Qué podrían hacer contra un ser espectral?

Con escudo y traje en mano se fue de aquel museo, dejándolo como si un tornado hubiese pasado por allí.

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El crepúsculo se hizo presente, Tony ya volvería de su instituto. Así que ocultó sus cosas y fingiendo no haber echo nada todo el día fue a esperar a Tony.

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La semana había pasado velozmente.

Una hermosa mañana de domingo los recibía.

Steve por supuesto despertó primero, el pequeño se removió y con lentitud abrió sus ojitos.


- Feliz cumpleaños

El niño le mostró sus dientecitos, Hydra solo levantó las comisuras de sus labios.

- Steve, quiero dormir un poco más...

Se abrazó a Steve, el rubio lo acercó un poco y aunque Steve era frío a Tony no le importaba, después de todo el pequeño, desde que conoció al rubio siempre dormía con una pijama frisada aunque hiciese calor.


- ¿No quieres ver lo que te preparó Jarvis?

- ¡Las magdalenas con nueces! - sus ojos se abrieron, despertando por completo.

Apartando a Steve se colocó sus pantuflas con pequeñas garritas y salió corriendo con dirección al comedor.

Jarvis dejaba la última charola en la mesa cuando volteó a ver a un sonriente Tony.


- Feliz cumpleaños, joven Stark

- ¡Jarvis!


El niño corrió y se abrazó al Británico