Capítulo 15: Salvemos a Mingyeong

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Sentí como mi cuerpo chocaba contra el frío pavimento de la calle, solté un gemido debido al dolor del impacto. Luego escuché como arrancaban  auto y huían.

Desaté el lazo que amarraba mis muñecas, luego me quité la bolsa de tela negra que habían puesto en mi cabeza y por último desaté mis tobillos. Me levanté y caminé en busca de la cabina de teléfono más cercana.

Al encontrarla saqué las monedas que alguien había puesto con anterioridad en la bolsa de mi pantalón, marqué el número de Namjoon e inmediatamente contestaron

—¿Nam? —pregunté.

—¿Dónde estas? —preguntó preocupado.

—Te veo en el estacionamiento del centro comercial donde nos rescataste a Eunhye y a mi. Y por favor trae el maletín —respondí y colgué rápidamente la llamada.

Salí de la cabina y comencé a caminar hacia el dichoso estacionamiento. Al llegar sacudí mi ropa, e intenté arreglarme para verme más decente y por último me  aseguré de llevar mi arma en la espalda baja. Me recosté en un auto y luego esperé por Namjoon.

Un par de minutos más tarde, el apareció frente a mi, quise correr a abrazarlo pero no podía, probablemente me estaban vigilando y todo tenía que salir según lo planeado.

—¡Por favor no te acerques mas! —grité y el se quedó quieto en su lugar—. ¡Desliza el maletín hacia mi! —grité mientras sacaba mi arma y le apuntaba.

—¿Pero qué mierda haces? —preguntó Namjoon confundido—. Esta no es la solución.

—Quizá no lo sea para ti —respondí—. Pero para mi —disparé mi arma—, sí lo es.

Namjoon cayó al suelo mientras ponía sus manos en su abdomen que comenzaba a llenarse de sangre. Yo corrí y tomé el maletín, luego corrí hacia un auto, rompí la ventana y me apresuré a arrancarlo. Me subí y manejé nuevamente hacia el edificio de Hoseok, al llegar, todos me apuntaban con sus armas, me bajé con cuidado y le entregué el maletín a uno de los guardaespaldas, otro me tomó y me puso unas esposas. Me llevaron hasta el sótano del edificio, ahí estaba Hoseok junto a mis padres.

—Por favor detente —imploré mientras me ponían de rodillas.

—¿Por qué debería? —preguntó Hoseok—. Le haré un favor a este mundo de mierda.

—Pero tu no eres quien para decidir el futuro de las personas —susurré—. ¡No eres nadie!

Me dió una cachetada y mi madre gritó de miedo, solté el aire que había retenido en mis pulmones y Hoseok volteó a ver a mi madre y se le acercó, sacó su arma y le apuntó.

—¡Déjala! —grité—. Me necesitas a mí, y no haré nada si la matas.

Hoseok guardó su arma y rió.

—Sabía que serías inteligente —respondió mientras se acercaba nuevamente a mi—. Ahora levántate, tenemos una bomba por terminar.

Uno de sus guardias me ayudó a levantarme y antes de irnos miré a mis padres y ellos gritaron que todo estaría bien, suspiré y salí del lugar junto a Hoseok. Nos subimos a una camioneta y comenzaron a manejar hacia el centro de la ciudad, íbamos hacia los laboratorios.

Al llegar me ayudaron a bajarme y entramos al edificio, nos guiaron hasta la planta baja del lugar. Ahí había un laboratorio exclusivo y varios materiales para poder construir la bomba, también estaba la caja que contenía el plutonio. Me sentaron en un sofá, Haein puso el portafolio frente a mi y miré a Hoseok.

—¿Esto para qué? —pregunté—. Yo no sé la clave.

—Eres la única que puede averiguarlo —se acomodó su traje—. Así deba tardar todo el día, lo haré —sonrió—. Comienza poniendo tu huellas.

ENEMIGO • KIM NAMJOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora