Capítulo 10.

74 15 2
                                    

Narrador omnisciente.

¿Escapar del destino? ¿Cómo hacer eso? ¿Cómo enfrentar la vida y la muerte?.

5 de febrero del 2018-Washington.

Ahí estaba ella en medio del cementerio lamentandose la muerte de sus padres, enojada y herida por que no se había hecho presente su hermana en el triste funeral.

El señor Sarkozy la esperaba en la entrada de aquél lamentable lugar, no había entrado con la señorita ya que le quería dar su espacio, pero en cambio ella necesitaba de un hombro del cual apoyarse y empezar a llorar.

Luego de unas cuántas horas ella se levantó del suelo húmedo dónde se había estado sentando, expandió el bastón blanco y empezó a caminar por el sendero que la llevaría a la salida de aquél triste lugar.

El señor la ayudó a subir al auto para llevarla en su espaciosa, fría y silenciosa mansión, ella no quería volver ahí. Quería irse, volver a ver el mundo el cuál recordaba cómo si hubiera sido ayer, el ayer dónde podía ver la luz del sol, las flores y el cielo azulado.

Añoraba algún día tener amigos, ser "normal", poder socializar sin sentirse excluida por las personas o que sintieran pena por su estado.

Ella se mantenía en esas cuatro paredes deseando volver a hablar con su madre, ella era su única amiga como una vez lo fue su hermana antes de irse.

Antes de discutir con su testarudo padre y recoger sus cosas para ir y dejar todo lo que le pertenecía por un hombre.

Al llegar a la silenciosa mansión la señora Relish la ayudó a subir a su habitación.

-Señorita ¿Qué desea almorzar?-le preguntó amablemente-.

-Nada, no tengo hambre pero gracias-sonrió para luego acostarse en su cama-.

Se preguntó unas cuántas horas cómo había estado su hermana, ella sólo deseaba poder sentir su presencia, deseaba que la estuviera consolando.

Luego de unas horas despertó, se levantó de su cama y empezó a palpar las cosas para no chocar con nada, aunque era su zona de confort algunas señoritas encargadas de la limpieza siempre eran descuidadas así que no quería chocar por ninguna circunstancia.
Finalmente llego a la puerta y la abrió con mucho cuidado, bajó las escaleras y fue a la cocina por un vaso de agua para aliviar su sed.

-Señorita ¿Que está haciendo aquí?-preguntó preocupada la señora Relish-.

-Tenía sed-sonrió-no te preocupes, te saldrán arrugas.

-Señorita, déjese de bromas, no me perdonaría si le pasara algo-sonó preocupada y la agarró del brazo para ayudarle-.

-No necesito que seas tan sobre protectora, necesito que me dejes hacer cosas por mi cuenta al menos en la casa, se que estoy ciega pero no me voy a morir por eso-sonrió-, sabes que tengo mejor reflejos que tú.

-Y sigues con los chistes, está bien, pero si te pasara algo no me lo perdonaría- la soltó para que ella pudiera subir sola a las escaleras-.

-No me pasará nada, y si fuera así no sería tu culpa-habló fuerte y claro ya que se estaba alejando por subir a las escaleras-.

-Buenas noches, mi niña-dijo con ternura-.

-Buenas noches, nana-sonrió para si misma-.

Llegó nuevamente a su enorme habitación la cual sentía muy fría, agarró su celular y sus auriculares para comenzar a escuchar músicas relajantes para que pudiera dormir.

Esencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora