Capítulo 7.

81 19 4
                                    

Siempre hay más preguntas que respuestas, pero creo que todas mis preguntas serán respondidas por ella.

Habían pasado ya dos semanas desde que Avery se había ido, me estaba volviendo loco.

Sin esperanzas de que volviera pronto, fui al bosque, me subí a un árbol y empecé a ver a los animales jugando, teniendo una vida tranquila.

Desde lejos vi ir a Avery con su esposo a la mansión, me apresure a bajar pero antes de tocar el suelo salí disparado por el impulso de un golpe.

Al levantarme me percaté de que era el infectado que me había golpeado hasta la muerte, pero ¿no estaba muerto?.
Avery, me había dicho que habían matado a todos.

Él se aproximó nuevamente a mí, intentó agarrarme pero fui más rápido que él, lo agarré del cuello y lo tiré hacía un árbol, sentí la presencia de Sol la cuál miraba desde atrás.

-Agarralo y llevalo a la mansión-ordene y ella sólo asintió-.

Le di un golpe más en la cara y se desmayó, alcancé a Avery en la entrada la cuál me miró con molestia.
Su esposo en cambio ignoró mi presencia y siguió su camino, Avery, hizo lo mismo y solamente los seguí hasta llegar al salón principal.

Sol, apareció delante mío y me miro unos segundos hasta que se dignó a hablarme.

-Ya lo llevé con Gerar, dijo que puedes ir cuándo quieras y que no hagas trizas sus juguetes-pegó media vuelta y desapareció del salón-.

Avery, trajo un jarrón con sangre, el hombre agarró el jarrón y le dio un sorbo para luego entregarle el recipiente.
Ella volvió a desaparecer del salón para acomodar el jarrón en su debido lugar.

Unos segundos después, aquél hombre me miró y sonrió para luego decir unas palabras.

-Después de muchas cosas, terminaste aquí-sonrió de forma sarcástica-.

-No me quedó de otra.

-Un gusto en tenerte en el clan, Dan-se paró y me tocó el hombro-, soy Rayan, no te preocupes, Avery vendrá-me dejó de tocar y siguió su camino-.

Luego de un rato Avery se sentó en el lugar de Rayan.

-Ahora podrás saber todo lo que quieras.

-Entonces empieza-ordene-.

-Seguro querrás saber el principio-suspiró y yo asenti-, entonces te contaré todo; Hace mucho tiempo hubo un hombre muy devoto a Dios, su esposa e hija oraban con él desde que amanecía hasta que anochecia, su nombre era Jeremías, una noche...-suspiró nuevamente y prosiguió-su esposa fue atacada por unos ladrones, la torturaron y violaron. Jeremías la encontró y la llevó a su hogar totalmente impotente, comenzó a orar para que Dios lo pudiera ayudar-paró unos segundos y me miró-.
Al día siguiente su esposa murió, él la amaba tanto que casi no pudo soportarlo pero era más el amor que Jeremías le tenía a Dios así que aceptó su destino, él pensaba que en la otra vida la volvería a ver, además tenía que criar a su hija no se tenía que dar por vencido. Enterró a su esposa e intentó mudarse junto con su hija.

-¿Intentó? -pregunté interumpiendola-.

-Así es, intentó ya que los ladrones que habían matado a su esposa los acorralaron, Jeremías tuvo que ver cómo su hija de ocho años era torturada y ultrajada frente a él, al intentar luchar para proteger a su hija fue torturado-miró a la nada-, en medio de la noche renegó de Dios, su amor por él desapareció, Jeremías, no entendía cómo podía sufrir tanto al poner su vida en las manos del todo poderoso.
Al llegar la mañana llegó a un pueblo con el cuerpo casi sin signos vitales de su hija, una bruja que practicaba la magia negra lo ayudó, ella le había preguntado si estaba seguro de querer hacer un convenio con Satanás y él fundido por el odio y el dolor aceptó.

Esencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora