:( N° 4 :(

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Desperté en mi habitación, el cuerpo me dolía un poco y todo me dio vueltas al enderesarme. Recordé a Slenderman en el bosque y miré mi muñeca. La marca ya no estaba, al parecer todo había sido un sueño. Un grandioso sueño que no podía ser realidad.
Me levanté y fui hasta la cocina. Ahí estaba mi madre con el desayuno en la mesa.

- Al fin despertaste, creí que habías muerto - me dijo ella, mientras bebía su tasa de cáfe.

- ¿Por qué? ¿Sucedió algo? - pregunté algo confundido.

- ¿Acaso no lo sabes?

- ...¿Qué cosa?

- Anoche te encontraron en el bosque tirado en el suelo, con un líquido negro alrededor de ti en forma de un círculo con una cruz en medio y esa misma marca en tu cara. La tienes ahí - me señaló la frente - ¿Qué no te haz visto al espejo aún? - me preguntó ella algo sorprendida e indignada a la vez.

Apenas me dijo eso, fui corriendo hasta el baño para verme en el espejo. Era verdad, tenía el símbolo de Slenderman en la frente. No había sido un sueño, todo había pasado realmente. Una sensación de felicidad invadió mi pecho y solté una sonrisa, hasta que llegó mi detestable madre.

- Quiero que te borres esa cruz - me dijo ella molesta.

- Pero...madre, no quiero - respondí nervioso.

- ¿Por qué no quieres quitartela?

- Porque Slenderman me la hizo.

- ¿Quién?

- Slenderman. Del personaje que me disfracé ayer.

- ...Hijo, estás alucinando. No existe esa cosa, así que ya mismo te bañas y te limpias eso.

- No, madre. Es real, lo vi y no me quitaré esto.

- ¡Como eres desobediente! - ella me agarró y me empezó a lavar la cara con jabón. Con todo el arsenal de limpieza, pero nada me quitó la marca, era parte de mi piel.

Fuimos hasta el patio para buscar algo con que limpiarme, pero entonces vimos algo que estaba fuera de lo común. Había un árbol que nunca antes había estado ahí. Era un árbol enorme y oscuro. Mi madre extrañada se acercó hasta él y entonces aquel árbol sacó un gran tentáculo que atravezó a mi madre. Ella cayó muerta al suelo, pero no sentí nada al respecto, ni siquiera un poco de lastima o tristeza. Yo odiaba a mi madre y tengo que admitir que verla morir fue satisfactorio. Además, yo sabía que le pertenecía a Slenderman, pero eso no me molestaba en lo absoluto. La idea me encantaba. Lo miré, esperando a que dijera algo y así lo hizo.

Slenderman habló, con una voz débil pero gruesa a la vez, que retumbó en toda mi cabeza.

- Ya tomé venganza por uno ¿Ahora de quién quieres que me vengue? - me preguntó.

- De toda esa maldita escuela, quiero verlos muertos a todos.

- De acuerdo, pero me tendrás que hacer un favor.

- ¿Un favor?

- Tendrás que hacer todo lo que yo te pida e ir a donde yo te diga.

- Lo que sea por ti, amo - respondí con una sonrisa.

Entré a mi casa y me vestí con mi sudadera amarilla, pantalones negros, huantes cortados negros, mi pasamontañas y lo más importante de todo es que guardé mi pistola. La guardé en mi mochila negra junto con la caja de balas.

- Será mejor que lleves algo para alimentarte - me dijo una voz en mi cabeza, era Slenderman - Te espera un largo viaje. Tienes que llevar lo necesario.

Mi realidad (Hoodie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora