Capítulo 8: Sueño tirado

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Un par de meses habían pasado ya desde aquel día, todo había seguido su curso normal y nadie sospechaba de absolutamente nada sobre el asunto del heredero en camino para los Asakura. Las peleas entre equipos de shamanes eran constantes y de vez en cuando iban a verlas -después de todo, no había nada mejor que hacer-, Anna decía que era importante también analizar las técnicas de los posibles futuros oponentes.

De esta forma se pasaban los días, entrenando o mirando las batallas de otros equipos. Había veces en que ni siquiera se encontraban con el equipo de Len, pero era entendible... Todos intentaban hacerse más fuertes. Este pensamiento se hizo más intenso cuando presenciaron uno de los encuentros de Hao, donde vieron lo fuerte que éste era.

Asakura Hao, el maestro del ying y el yang.

—No somos competencia para Hao en estas condiciones—dijo Yoh mientras caminaba acompañado de su futura esposa y su mejor amigo.

—A mí me parece que no te importa mucho—contestó Manta al tiempo que lo miraba con los ojos entrecerrados señalando con la mirada la postura despreocupada con la que su amigo andaba.

—He aprendido muchas cosas al llegar hasta aquí, así que no le veo caso a preocuparse ¿Por qué no relajarse?—respondió él sonriendo con normalidad.

En ese momento acababan de descubrir el nivel de Furyoku de Hao, el participante más fuerte... Y el mayor rival.

Su nivel de Furyoku con una magnitud de 1250000 superaba por más de 10 veces al de Yoh. Pero aun con ese nivel inferior, el futuro esposo veía como incorrecto idear un plan donde todos atacaran juntos a su hermano mayor. No era el momento de discutir algo así, pero pese a ello, él lo veía incorrecto...

Vaya tipo problemático, Tan despreocupado, tan amable... Tan él.

Anna amaba ese lado relajado de él, pero en situaciones así era realmente problemático. No era justicia, ni responsabilidad por lo que se luchaba. El oponente más fuerte, Asakura Hao, maestro de los 5 elementos, era contra esa clase de sujeto con el que se enfrentaban. Sin embargo... ¿Por qué no era un poco más consciente? Una situación de vida o muerte, donde las posibilidades de morir superaban en porcentaje a las de morir con casi un 90%, aun así él quería seguir sus ideales de lo correcto y justo.

Sin embargo ella era fuerte. Como buena esposa solo debía velar por el bien de su hombre y apoyarlo, fueran cuales fueran las decisiones de él, ella debía apoyarlo y serle de ayuda. Lo ayudaría a hacerse más fuerte, aun si Hao demostraba ser más poderoso, ella ayudaría a Yoh a fortalecerse.

Porque lo amaba...

Mientras su muerte no estuviera asegurada, ella velaría por él.

— ¿No eres... la chica por la que Hao-sama se interesó?— preguntó Kanna mirándola fijamente.

En ese momento estaban juntas Anna, Jun y Tamao, dispuestas a proteger a un par de chiquillos cuyas almas querían ser ingeridas por Hao. Y por esta misma razón parecía que tendrían que enfrentarse contra las Hanagumi.

La rubia entrecerró los ojos y los enfocó en aquella sin cambiar su expresión.

Si, efectivamente, Asakura Hao había mostrado interés en ella llamándola incluso "Una esposa adecuada para el futuro rey". No le había tomado importancia a aquellas palabras, creyendo que aquel sujeto solo buscaba desaburrirse y además tenía interés en las personas con potencial -en este caso, ella-. Sin mencionar que, aparte de Yoh, ella no miraría a ningún otro hombre, por lo que ella ignoró totalmente los que había dicho su futuro cuñado.

— ¿Acaso estas celosa?—cuestionó la Itako como intentando provocarla.

—No en realidad—respondió sin inmutarse quitándose el cigarro de la boca y mostrando una ligera sonrisa—. Siento curiosidad en saber quién eres.

Esa clase de mujer había dicho aquello decretando que lo averiguaría mediante una batalla, sin embargo su oponente no fue otra más que Tao Jun, cuya familia se había aliado con los Asakura hacía no mucho.

—La verdadera pelea de shamanes empieza ahora—musitó la Itako después de presenciar la pelea entre el espíritu acompañante de Kanna y Lee Pyron.

—Hey, hey—dijo otra de las Hanagumi haciendo un puchero con los labios—. Esta persona dice que todo acaba de comenzar, desconoce completamente lo que ocurre en otros lugares ¿no es así?

—Mari piensa que es gracioso.

— Están hablando de Yoh ¿no es verdad?—contestó la sacerdotisa sintiéndose molesta por los comentarios —No hay nada de qué preocuparse, porque Yoh está ahí— aseguró con suma confianza.

— ¿Yoh? ¡He escuchado de él! Es el hijo de Mikihisa —dijo Redseb, quien en ese momento se encontraba detrás de la adolescente.

—Mi nombre es Kyouyama Anna, soy la prometida de Yoh.

El chiquillo se sorprendió al escucharla la tarda presentación de aquella chica.

—E... ¿En ese caso no serías la nuera de Mikihisa?— expresó el niño sin recibir una respuesta de la itako, quien se mantuvo en silencio.

—Quien lo diría, eres la prometida de Yoh. Eso explica tu arrogancia—dijo Kanna —, pero hay un límite de lo que él puede hacer.

Aquella tenía razón. Yoh se había vuelto fuerte, pero no lo suficiente... Sabría librar una batalla, pero aun tendría consecuencias...

—Anna-sama, usted lleve a estos niños a la arena, nosotras nos encargaremos de aquí— Tamao dijo con una sonrisa, pidiéndole que se retirara de una vez.

Y de esta manera la futura esposa de los Asakura partió acompañando a los dos menores hasta su propio campo de batalla, y después de dejarlos avanzó tan rápido como pudo a donde creyó estaba su prometido, pero lo que encontró no fue más que un lugar solitario con un par de manchas de sangre y un poco de desorden evidenciando la batalla que había ocurrido.

—Parece que no llegue a tiempo...—musitó para sí misma cuando sus ojos miraron en el suelo uno de los oráculos virtuales... uno que ella conocía muy bien. Se inclinó para mirarlo más de cerca y así se mantuvo por un prologando y silencioso momento mirando tirado y abandonado el objeto que servía como la llave del sueño de la persona que ella amaba.

Yoh había renunciado.

Había renunciado a su propio sueño, por el que tanto se había esforzado y también por el que ella le había hecho sufrir tanto entrenando.

Voluntariamente él había desertado de la pelea de shamanes.

La tristeza y el dolor que en ese momento sentía no eran por ella, sino por el chico que era dueño de aquel oráculo miserable que estaba tendido en el suelo de rocas.

Permaneciendo en silencio, la itako formó con piedras una tumba sobre aquel objeto abandonado, dejándolo enterrado y aun con la mirada triste se mantuvo observándolo, despidiéndose de aquel sueño, diciendo adiós al futuro que su futuro esposo deseaba.

Mientras contemplaba un tanto desolada el montón de piedras frente a ella acarició con suavidad su vientre que aún no aparentaba su gravidez y dejo salir un suspiro.

Ella era fuerte. Como buena esposa solo debía velar por el bien de su marido y apoyarlo, fueran cuales fueran las decisiones de él, ella debía apoyarlo y serle de ayuda.

KU-Pyon: -w- Perdón por el pequeño retraso. Me atrase en otro de los fics que estoy actualizando y por ende este capítulo también se vio afectado TuT No saben lo feliz que me hacen cuando me dicen que este fanfic es bueno y que continúe n.n
Bien, este capítulo está basado en los capítulos 147, 154, 155, 157 del manga :D En la parte donde Ren muere.

MUCHAS GRACIAS POR LEER y nos leemos pronto :D el siguiente capítulo empezara con el capítulo 176 ;)

Un heredero para los AsakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora