Cuando quisieron darse cuenta, el día del partido por fin había llegado. Todos se habían reunido en el estadio Camino Imperial para jugar, y como era obvio las gradas estaban repletas de fanáticos gritando entusiasmados.
La mirada de los chicos se había clavado muchas veces en el público. Habían logrado ver a Tori y Sue animando como las Diosas de la Victoria que eran, pero lo que más les había sorprendido era ver a Paolo y Héctor entre toda la gente.
También vieron a Mark, Dylan, Bobby y Erik, todos estaban emocionados de ver a su antiguo compañero después de su operación.
Cuando se dividieron los equipos, Xavier no pudo evitar suspirar frustrado al ver que Jordan estaba en el equipo rival. Cada vez estaba más convencido de que el mundo se había puesto de acuerdo para que no pudiese hablar con el peliverde.
En cuanto sonó el pitido inicial, la mirada del pelirrojo no pudo evitar mirar a Jordan. Aquel partido era más que una simple forma de recordar el TFI, para ellos era algo más personal, se enfrentaban el uno al otro.
Para Jordan, ver a Xavier frente a él era una lucha. Iba a pelear para superar todo, para entender por fin que el pelirrojo y tenía su fama y no necesitaba nada más, se enfrentaba a él como una forma de despedirse y hacerse a un lado en su vida, dejar que sea feliz.
Cada vez que se cruzaban, las miradas de ambos expresaban mucho más de lo que el contrario podía entender, ninguno entendía los sentimientos del otro.
Xavier era incapaz de descifrar lo que la mirada oscura de Jordan quería decir, todos esos sentimientos negativos que le perseguían y le hacían sentir como un obstáculo en la nueva vida del pelirrojo, los mismos que le decían que ya no le necesitaba, que solo con su fama ya tenía su mundo completo.
Pero de la misma forma, Jordan no podía leer los ojos jade de Xavier, esa mirada que le pedía casi a gritos que se quedase a su lado, que solo le necesitaba a él para ser feliz, la misma mirada que deseaba poder eliminar toda esa fama y volver a los días donde eran ellos dos contra el mundo, sin nada en su camino.
Las únicas dos personas que podían entender lo que Jordan y Xavier trataban de explicar eran Claude y Bryce, ambos conocían los sentimientos de ambos chicos y sabían que todo se decidiría en ese partido.
En cuanto Xavier tuvo el balón en su poder y marcó con su Cañón de Meteoritos, los gritos de la multitud le hicieron borrar su sonrisa, a diferencia de otras personas odiaba a sus fans más que a nada en ese punto de su vida.
Para Jordan ese pequeño gesto no pasó desapercibido, lo cual fue suficiente para confundirle. ¿Por qué rechazaba a las personas que le idolatraban en todo momento? ¿Es que acaso quería complicarle su objetivo de apartarse?
Cuando se quisieron dar cuenta, el partido ya había terminado, un empate. Todos sonreían mientras escuchaban las aclamaciones del público, había sido un gran partido.
- Felicidades, ahora tienes muchas más fans que antes, disfruta de ellas – El peliverde le miró antes de dar media vuelta algo dolido y empezar a alejarse.
El pelirrojo quería hablar con él, pero el ruido de la multitud se lo impedía. En ese momento, las palabras de Bryce volvieron a su mente.
- ¡No quiero la fama, te quiero a ti, Jordan! – Su grito no fue audible para todos, pero sí para el nombrado, quien se detuvo en seco totalmente confuso.
- ¿De qué narices hablas? ¿Para qué me querrías si ya tienes fans de sobra? –El pelirrojo avanzó rápidamente hacia él por miedo a que se fuese.
En cuanto estuvo cara a cara con él, ambos mantuvieron la mirada fija en el contrario hasta que Xavier abrazó con fuerza a Jordan, el peliverde no comprendía nada.
- Gané el TFI por ti, volví a Japón solo para verte, intenté pasar todo el tiempo posible contigo… ¿¡De qué me sirve tener fans si solo me van a apartar de ti!? – Aquellas palabras se grabaron en la mente del menor.
- Xavier… - El centrocampista estaba en shock, no sabía qué decir – Yo…pensé que solo las necesitabas a ellas, al fin y al cabo son como pequeños satélites, siempre girando alrededor de ti – El pelirrojo sonrió colocando sus manos sobre las mejillas del peliverde mientras miraba sus ojos oscuros humedecerse.
- ¿Para qué quiero miles de satélites si puedo tener a una auténtica estrella? – Aquellas palabras bastaron para que algunas lágrimas saliesen de los ojos de Jordan.
Sentir los labios de Xavier sobre los suyos fue lo único que ambos necesitaban, no les hacía falta la fama o el reconocimiento de los demás. Simplemente se necesitaban a ellos mismos, un planeta y una estrella, sin necesidad de otros satélites.
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FAMA ;; Inazuma Eleven ✓
Fiksi PenggemarNo había nada que le hiciese más feliz que la idea de volver a verle después de tanto tiempo separados, pero solo había algo que les impedía tener la misma cercanía de siempre: la fama.