Mi Luna (Editando)

8.

Azul

Seguimos parados en el bosque, él observándome y yo asimilando el nuevo mundo que se había abierto ante mis ojos, saber que era la compañera del Alpha y lo que sea que ello significaba, si lo que había escuchado era cierto, debía dejar todo y nadie podrá ayudarme.

-¿Quiere decir que soy tu mate?-pregunte, para intentar aclarar un poco las ideas.

-Puede que sientas que es pronto, pero para mí desde ahora, eres mi todo, mi luna y mi vida- respondió- creo que puedes entender por qué no puedo dejarte ir.

-Amm... yo no sé qué decir. Eres Erick ¿Cierto? - bien Azul, concéntrate o el lobo va a comerte.

-Sí  

-Un gusto, mi nombre es Azul y justo ahora tengo que volver a casa ya que han preparado lasaña y no sabes lo que me gusta- eso, no importa que digas, pero consigue salir de ahí- así que ha sido un gusto conocerte, pero debo irme- podía ver como su sonrisa se ensanchaba y comenzaba a reírse de mí, se estaba burlando ¿¡en mi cara!?

-Eres divertida, pero no puedo dejarte ir- dijo controlando su ataque de risa ¿Dónde esta el chiste? podía tener una risa muy bonita, pero en ese momento era un bruto- yo mismo te preparare lasaña, vamos.

Antes de poder procesar lo que acababa de decir ya me encontraba sobre su hombro siendo llevada a no se dónde, intente patalear, pero el desgraciado "trasero envidiable" ¡medio una nalgada! Por más que forcejeaba entendí que solo era cansancio para mí, ya que él se las arreglaba para mantener el equilibrio y seguir caminando, como si fuera una pluma. Después de un rato de sacudidas y nauseas decidí llegar a un acuerdo, cooperar a cambio de que me dejara caminar o al menos me colocara en otra posición, de todas formas, intentar correr seria causa perdida, ya que era lo suficiente rápido para atraparme y yo no sabia donde demonios me encontraba, terminaría más perdida que Alicia.

-Oye ¿puedes bajarme? – pregunte lo más calmada que pude- Es que mira, estoy a nada de vaciar mi estomago sobre tu espalda y la cabeza me duele a más no poder, por mí no hay... -Antes de que terminara de hablar él ya me había bajado y de paso había acunado mi rostro con sus manos.

-Lo lamento ¿Quieres que paremos un momento? -Me pregunto- Estamos a media hora de llegar, podemos descansar un rato o puedo llevarte en brazos. – tentador.

-Amm... descansemos un rato, después puedes llevarme cargando para no tropezar con las raíces- dije sentándome en la raíz de un tronco. Él solo asintió y se sentó a mi lado, si quiere llevarme pues que le cueste.

Después de un rato sin que ninguno de los dos hablara, decidí decir algo, el silencio no era incomodo, pero estaba anocheciendo y quería terminar con lo que sea que estaba pasando lo más pronto posible, para regresar a casa. Esta situación era bastante rara, no estaba asustada por lo que estaba pasando, era como si las cosas debieran fluir de esta manera, pero una parte... quizá la racional me decía que esto era una locura y que debía de dejar de leer tantas novelas, podría solamente llevarme para hacerme taquitos o cualquier cosa. Voltee a verlo, no me parecía aquel temperamental que habían descrito los chicos y las chicas, pero era muy pronto para asegurarlo.

-¿Podemos irnos? No sé a donde planeas llevarme, pero esta anocheciendo y estoy un poco asustada con el Búho que no deja de verme- eso ultimo no era del todo real, sentía cierta seguridad con su compañía, pero me estaba incomodando la mirada de aquel animal.

-No debes temer, jamás permitiría que algo malo te pasará, venga – nos levantamos, paso sus brazos por mis rodillas y mi espalda cargándome cual princesa, lo que provocó que por instinto me abrazara a su cuello, lo cual lo hizo sonreír.

El camino sigue en silencio, después de un rato de escuchar grillos, observo como van apareciendo casas, personas y lobos, todos conviviendo en armonía hasta que notan nuestra presencia. Jitomate es el color de mi rostro en este momento, al ver como por segunda vez en el día he logrado llamar la atención; intento bajarme, pero Erick solo aprieta más el agarre y gruñe al ver a todos mirándonos, por lo que rápidamente apartan la mirada, se pueden escuchar a las personas preguntarse "¿Es ella? Es hermosa ¿La encontró? Al fin nuestra luna está aquí". Erick continúo avanzando hasta una casa a lo alto de la colina. La casa es hermosa, no es muy grande, pero es perfecta para una familia de cuatro. Al entrar lo primero que vi fue la decoración y la sala, era como una pequeña cabaña por dentro, había dos cuadros en una mesita, pero no más. Él me deja sobre el sillón, se revuelve el cabello y es la primera vez que noto que está nervioso con la situación, perfecto, me alegra no ser la única y sobre todo porque estamos aquí por él.

-Preparare la cena ¿mañana te hare lasaña, si gustas? - dijo mirándome, a lo cual asentí. Me quede sentada en el sillón pensando como convencerlo de dejarme ir o al menos comunicarme con mi familia y decirles que estaba bien. Quedándome aquí sentada no lograría nada, por lo que me levanto y lo sigo a la cocina.

-Quiero llamar a mi familia- dije nada más entrar, él me observo un rato y después hablo.

-Con una condición- dijo, cumpliría cualquier cosa solo por poder hacer esa llamada, pero como tal no se lo haría saber.

-¿Qué condición?

-No puedes decirles donde te encuentras, ni lo que paso. Al menos, por el momento, no- dijo, eso podía hacerlo.

-Esta bien- asintió y me guio hasta el teléfono de la casa, después salió de la habitación dándome un voto de confianza... si Wattpad me ha enseñado algo es que sus sentidos están mas desarrollados y es posible que me escuche desde la otra habitación, no sé si es verdad, pero más vale prevenir. Por lo que solo llame a la casa, les dije a mis padres que me quedaría en casa de una amiga del pueblo haciendo un proyecto importante para mañana y me disculpe por haberlos preocupado, me sorprendió que no insistieran en que volviera, creo que ellos también me estaban dando un voto de confianza, decidí ignorar este sentimiento en mi pecho y despedirme de ellos para volver a la cocina a enfrentar mi destino.