Kim Hongjoong trabaja en la sala #22 de la estación de radio Utopía, está cansado de tener que lidiar con las llamadas del técnico de la compañía de mantenimiento Wave, Song Mingi. Su vida de un giro de 360° grados cuando acepta acompañar a su amigo...
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El teléfono volvió a sonar y él lo ignoró. ¿Acaso no era suficiente con hacerle la vida imposible en el trabajo? Revolvió su cabello con brusquedad. No entendía qué era lo que estaba mal con el técnico; ya le había cortado la llamada una vez, no había necesidad de seguir marcando. Apoyó su cabeza en el escritorio resoplando con fuerza; deseaba abalanzarse sobre él y llenarle de besos la cara, no sin antes golpearlo. Estaba cansado de Mingi y de sí mismo.
— Seonghwa —Llamó con la voz apanada —¿Me cambias el puesto?
— ¿Quieres manejar los controles? —Inquirió sin prestarle atención al teléfono que sonaba —O ¿quieres estar más cerca de la cafetera?
— Odio a Mingi —Respondió Hongjoong incorporándose en la silla y estirando su cuerpo con pereza — Ya te expliqué ¿me cambias el lugar?
Desde el lado de los controles, Seonghwa lo miró entendiendo parcialmente lo que quería decir. Hongjoong lo vio fruncir el ceño y comenzó a desesperarse al notar que su compañero no se movía de lugar. El teléfono volvió a sonar junto a él provocando que le diera a Seonghwa una mirada suplicante; levantó la bocina y colocó el altavoz. No importaba si su amigo se enteraba de lo que hacía en las fiestas de San, solo quería dejar de sentarse cerca del teléfono.
—¡Deja de llamar! —Resopló apenas atendió la llamada —¡Yo no quiero besarte!
—¡Claro que quieres! —Respondió el técnico con algo de fuerza —¡No puedes negarlo, porque dentro de aquel armario te lanzabas directo a que te comiera la boca! —Hongjoong vio como Seonghwa alzaba una ceja al escuchar las palabras de Mingi —¿O vas a decirme que tu no lo disfrutabas? Porque había cosas allá abajo que me decían lo contrario —La voz llegó profunda desde el otro lado.
—¡Eres insoportable! —Gritó mientras aventaba el teléfono de la mesa.
El objeto cayó al suelo corriendo con la maravillosa suerte de no romperse. Hongjoong resopló observando con el pecho agitado; dentro todo se le revolvía con molestia y deseo. Quería besarlo pero a la vez matarlo, lanzarse en picada sobre su boca para luego morderla con rabia . Mingi lo estaba volviendo loco.
—Entonces... ¿Odias al técnico? —Seonghwa levantó una ceja a su compañero hablando con algo de incredulidad —¿O solo finges que lo besas?
—No preguntes nada y cámbiame el lugar —La voz de Hongjoong salió casi en un susurro —Y llama para decirle al técnico que hay problemas con la consola de la sala veintidós.
Seonghwa lo observó mientras él recogía el teléfono del suelo. Respiraba profundo tratando de no ruborizarse ante la mirada inquisitiva de su amigo; tenía demasiadas cosas que aclararse a sí mismo como para tener que darle explicaciones a Seonghwa. Sin decir nada el muchacho le cambió el lugar y Hongjoong pudo respirar tranquilo mientras se servía una taza de café.
