07.

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La compañía de Xavier y Jordan era más reconfortante de lo que había pensado en un principio. Poco a poco le estaban haciendo olvidar lo que había pasado, pero sabía que el recuerdo se iba a quedar grabado en su mente.

- Jordan deberíais iros, se te ve cansado – El peliverde miró algo confuso a Bryce.

- ¿Pero qué dices? No estoy cansado - Justo después de decir eso bostezó haciendo reír a los dos chicos – Bueno, quizás si lo estoy, pero solo un poquito.

- En serio que agradezco vuestro apoyo y compañía, pero tenéis que descansar. Te prometo que te llamaré si pasa algo, pero por favor ve y descansa – Jordan lo pensó unos segundos antes de suspirar y asentir, el albino sonrió levemente.

En cuanto los dos chicos se fueron, Bryce se dejó caer contra la pared antes de deslizarse hasta el suelo. Estaba cansado, pero al mismo tiempo no tenía sueño, no era la primera vez que le pasaba.

Su mirada se dirigió de nuevo hacia la pequeña caja azul que había dejado sobre la encimera de la cocina. Se levantó y la cogió entre sus manos mirando de nuevo el colgante, sus ojos se humedecieron al instante.

- ¿Cómo hemos llegado hasta aquí, Claude? – Sabía que su pregunta no lograría una respuesta el pelirrojo, pero realmente necesitaba decirlo en voz alta – Si no te hubiese echado aquella noche, quizás ahora nada de esto estaría pasando.

Volvió a su cuarto y se encerró allí. Su vista reparó en una sudadera de Claude que estaba apoyada sobre una silla, no pudo evitar acercarse y recogerla.

Se la puso antes de cerrar los ojos, olía a él, y llevarla puesta le ayudaba a imaginar que nada había pasado y que él estaba a su lado, abrazándole como siempre solía hacer.

Terminó por tumbarse y dormir envuelto en el olor del pelirrojo, su mente no dejaba de repetir una y otra vez la misma pregunta: ‘’Claude, ¿dónde estás?’’

Terminó por tumbarse y dormir envuelto en el olor del pelirrojo, su mente no dejaba de repetir una y otra vez la misma pregunta: ‘’Claude, ¿dónde estás?’’

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El timbre de la casa logró despertarle. Miró a su reflejo algo confuso durante algunos segundos, pero no tardó en recordar que se había puesto esa sudadera antes de quedarse dormido.

Se levantó escuchando de nuevo aquel molesto sonido, pero en cuanto abrió la puerta pudo ver la adorable sonrisa de Jordan, quien se lanzó sobre él para abrazarle.

- ¿Jordan? ¿Qué haces aquí? – Los brazos del albino tardaron un tiempo en corresponder.

- Iba hacia la heladería, pero primero quería saber cómo estabas. Supuse desde el principio que hoy no irías a trabajar, así que como no puedo verte allí vengo hasta tu casa – Bryce sonrió divertido antes de revolver su pelo.

- Te agradezco la visita, y si te deja más tranquilo no ha pasado nada esta noche, he dormido del tirón – El peliverde asintió sonriendo, era cierto que tenía miedo de que lo sucedido le provocase insomnio al albino o algo similar.

- Cuando termine el turno volveré a pasarme por aquí, pero ahora tengo que irme. Descansa, y si necesitas algo Xavier está libre – El mayor asintió antes de despedirse de Jordan y cerrar la puerta de nuevo.

- Hola Jordan, buenos días

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- Hola Jordan, buenos días. ¿Bryce no ha llegado todavía? – Los ojos del peliazul recorrieron todo el local buscando al albino.

- No, hoy no va a venir, no se encuentra muy bien – Aquellas palabras llamaron la atención del jefe de los chicos.

- ¿Está mal? Quizás debería ir a ver qué le sucede – El peliverde se detuvo en seco.

- ¡No! – La mirada del mayor se posó confusa sobre él – Quiero decir, ya he ido antes a verle, dice que prefiere evitar la visitas por hoy, le duele muchísimo la cabeza – Jordan mordió levemente su lengua, no tenía ni idea de si su mentira iba a ser creíble o no.

-Ah, está bien, entonces no pasa nada. Si necesitas cualquier cosa estaré en la oficina, ¿crees que podrás encargarte tú solo de todo? – El peliverde gritó internamente al ver que su mentira había colado.

- Pues claro, ya tengo experiencia en esto – Ambos rieron antes de que el mayor se retirase, Jordan suspiró en cuanto le perdió de vista.

Las cosas no estaban demasiado ajetreadas en la heladería y lo agradecía, la ausencia de Bryce era muy notoria para él. No es que el trabajo fuese muy difícil, pero lo que complicaba todo era la gran cantidad de gente que visitaba la heladería.

En cuanto todo el mundo se fue suspiró aprovechando esos pequeños segundos de silencio y calma. Escuchar la campana de la puerta le hizo maldecir internamente, pero todo cambió al levantar la vista.

‘’No me fastidies…’’

MALDITO ERROR ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora